«No estamos solos y hoy se está demostrando». Javier, policía nacional sujeta con una mano la bandera de España y con la otra una pancarta. ‘Mismo trabajo, mismo sueldo’, se lee. Camina por la Avenida de Cádiz rodeado de cientos de compañeros, de amigos y de familia. Todos juntos, unidos por una misma causa: la equiparación.

Decenas y decenas de voluntades que se han reunido este domingo en la capital gaditana para clamar por una «reinvidicación histórica», la igualdad de salarios de policías y guardias civiles a la del resto de fuerzas autonómicas como ertzaintzas, mossos o forales que en líneas generales cobran al mes unos 600 euros más que los estatales. «No estamos pidiendo más que nadie, estamos reclamando lo que es nuestro porque, simplemente, hacemos el mismo trabajo y lo venimos demostrando a diario», explicaba mientras seguía la marcha.

La manifestación por la equiparación salarial que la asociación Jusapol ha convocado en las 52 provincias españolas desembarcaba con mucha fuerza en Cádiz superando las expectactivas de participación. Más de 30.000 personas, según datos ofrecidos por la organización, se unían a la convocatoria convirtiéndola en «todo un éxito». Consignas, megáfonos, banderas y sobre todo unidad y un mismo objetivo recorrían la Avenida al grito de «justicia salarial».

En la cabecera, portando una de las grandes pancartas de la cita, políticos de diferentes signos, que con su presencia querían arropar la reivindicación. «Les agradecemos que hayan tenido el gesto de venir y participar junto a nosotros pero lo que queremos es que sus intenciones no se queden solo en las fotos sino que de verdad haya voluntad y se muevan para que el Gobierno apruebe de una vez por todas la equiparación».

Agentes llegados de toda la provincia y de otros puntos de Andalucía y de España se encontraban bajo un mismo lema, acompañados de muchos otros ciudadanos que se querían sumar a la causa. «Se lo merecen. Nos ayudan y protegen pase lo que pase y siempre están ahí cuando los necesitas. Es de justicia», decía Lucía, una joven que quería «mostrarles todo el apoyo» sumándose también a la manifestación junto a otros dos amigos.

«Es increíble el apoyo que estamos recibiendo por parte de la ciudadanía». Juan, guardia civil, expresaba agradecido el calor que están teniendo en todas las convocatorias que han puesto en marcha. «Cuando hay peligro nosotros somos los que corremos en la dirección contraria a la de todo el mundo y eso creo que la gente lo tiene en cuenta, saben que vamos a estar ahí y nos apoyan». A su lado, otro policía nacional. Esta lucha no entiende de colores. A Javier le acompañan su mujer y sus dos hijos. «No estamos aquí por nosotros mismos, estamos por todos, por mí y por los que vendrán después».

«Pedimos un salario digno. En mi caso tengo que estar pendiente del teléfono las 24 horas del día, festivos, fines de semana… sabemos que ese es nuestro trabajo, lo asumimos cuando elegimos un día tener esta responsabilidad, pero lo único que estamos pidiendo es que todos esos sacrificios se vean recompensados».

Pasan unos minutos de las doce del mediodía y la marcha parte de la Plaza Ingeniero La Cierva hacia la Catedral. La protesta tiene por fin rostros y nombres. El movimiento por la equiparación ha roto ciertos temores que había por dar la cara y coger pancartas y megáfonos en un colectivo cuyas individualidades han estado mucho tiempo calladas por miedo a represalias profesionales. «Lo que está pasando es un hito. Durante 30 años nunca hemos protestado de esta manera, no se había conseguido este grado de participación. Si levantabas la voz te ibas a la cama pensando que al día siguiente podrías tener problemas. Hasta ahora».

«No se puede negociar con la dignidad y la justicia». David Gómez, portavoz provincial de Jusapol fijaba también con palabras la lucha. «Las negociaciones no caben en nuestra reivindicación, porque no estamos reclamando una mejora de las condiciones, estamos pidiendo simplemente una equiparación. Jusapol terminará su reivindicación cuando esa igualdad haya llegado, y si no funcionan las movilizaciones, estamos dispuestos a llegar a Europa para que se pronuncie sobre si esta discriminación salarial se ajusta al derecho comunitario», manifestaba a los medios.

Cabe recordar que el pasado martes los sindicatos de la Policía Nacional y las asociaciones de la Guardia Civil anunciaron que habían roto la negociación sobre equiparación salarial al entender que el Ministerio del Interior, de la mano de Juan Ignacio Zoido, les ofrecía una «miseria bochornosa».

Los cuatro sindicatos policiales y las ocho asociaciones de la Benemérita acusaron al ministro de mentir y presentarles una «oferta tramposa» que se reducía a 500 millones de euros (de los 1.500 millones anunciados en un principio) en tres años. Según denuncian, con ese presupuesto no se alcanza la equiparación.

Idas y venidas

«Alguien tiene que sentarse a negociar. No se puede decir que hay una cantidad presupuestada y luego aparecer con cantidades que son irreales. Es absurdo. Todos los sindicatos policiales apoyamos la equiparación porque es una reclamación de justicia que tiene que concretarse ya», manifestaba David Montes, el representante provincial de UFP en Cádiz, también presente para apoyar la convocatoria.

La manifestación avanzaba y algunos ciudadanos iban sumándose a su paso. «No vale solo con mirar, para que cambien las cosas hay que moverse». Y así, poco a poco se iba aproximando la numerosa marcha hacia las Puertas de Tierra. Allí se hacía un parón y todos los participantes entonaban a una el cántico ‘vikingo’ marcado por los tambores que se ha convertido ya en una seña de identidad de la ‘familia Jusapol’.

Ya en Cádiz antiguo, la última recta hacia la Catedral. Y allí, donde apenas se cabía en una plaza abarrotada por los participantes, palabras de agradecimiento y mucha emoción por el apoyo mostrado. «¡En esta familia nadie lucha solo y lo habéis demostrado!», se gritaba entre aplausos y vítores. También los portavoces provinciales de Jusapol hicieron una emotiva mención a Jandro y Txema, dos agentes que han sido expedientados por significarse en la lucha por la equiparación. «¡Tenéis todo nuestro apoyo!».

Además tomaba la palabra Francisco, hermano de Antonio Mateo, cabo primero de la Guardia Civil que en noviembre de 1987 murió asesinado de dos disparos en la cabeza. Quien se los dio fue José Antonio López Ruiz, alias ‘Kubati’, terrorista de la banda ETA que fue excarcelado de Puerto I en 2013 a pesar de haber cometido 13 asesinatos consumados, además de 16 frustrados. «Están en la misma situación de trabajo y por tanto de peligrosidad que lo estuvo mi hermano y nunca fallan. Siempre están ahí para lo que haga falta. No se lo agradecemos lo bastante y los políticos deberían de tenerlo de una vez por todas en cuenta. Es de justicia».

 

 

 

 

 

 

FUENTE: LAVOZDIGITAL