En las cúpulas de Junts per Catalunya (JpC) y de ERC tienen muy claro que la mejor opción para sus intereses políticos es que Pedro Sánchez (PSOE) repita como inquilino de La Moncloa tras las elecciones del próximo 28 de abril. No es ninguna novedad que un Gobierno de España aupado por los escaños del PP y Cs (con o sin Vox) afrontaría la segunda parte del envite secesionista -tras los sucesos de octubre de 2017 y el juicio a los líderes del procés en el Tribunal Supremo- de manera diferente a la que pudiera darse si el PSOE necesita los votos en el Congreso de los Diputados de los representantes de JpC y ERC.

Con esta premisa, tanto Oriol Junqueras como Jordi Sànchez, candidatos por Barcelona de ERC y de JpC respectivamente, han intensificado en los últimos días los mensajes, por un lado, hacia su electorado de cara a una posible investidura de Sánchez tras la cita de las elecciones generales y, por otro, hacia al PSOE para que los tenga en cuenta como aliados en la XIII legislatura.

No podrá gobernar

Ayer, el Sànchez nacionalista, desde las páginas de «La Vanguardia», mediante una carta, y desde el diario «Ara», en una entrevista con su directora, abrió de par en par las puertas a que JpC se convierta en socio del PSOE, reeditando, ahora con un programa concreto de gobierno, la fórmula que el Sánchez socialista llevó a cabo para sacar adelante la moción de censura contra el entonces presidente Mariano Rajoy (PP) en junio de 2018.

Sin renunciar a nada («defendemos que Cataluña se convierta en un nuevo Estado europeo»), ni arrepentirse de lo sucedido hasta la fecha («el 1 de octubre no fue un error por el que debamos pedir perdón»), Sànchez pone en la misiva -que también firman Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, acusados de rebelión en el Supremo- la primera condición al presidente en funciones y aspirante a repetir: «No seremos portadores de un cheque en blanco. Si de nosotros depende, no miraremos hacia otro lado a la hora de hacer posible un gobierno estable, siempre y cuando el candidato se comprometa a abordar el camino del diálogo y no niegue el referéndum de autodeterminación como una de las opciones de solución». Desde el punto de vista del nacionalismo catalán, aceptar la celebración de un referéndum de secesión, por parte de un presidente del Gobierno de España, sería ya en sí mismo una victoria.

Por si esta propuesta no fuera suficientemente tentadora, el candidato de JpC advierte al PSOE de que solo el independentismo es la «garantía» de que «nunca un tripartito de derechas llegue al Gobierno» y de que sin ceder a su exigencia («el ejercicio democrático de un referéndum») gobernar España será imposible: «La gobernanza del Estado será inestable de forma permanente».

En la misma línea, Sànchez reconoce, en la entrevista en «Ara», que el líder del PSOE es la mejor opción que tienen los independentistas para conseguir sus objetivos o avanzar en esta dirección: «Sánchez es el mal menor. Pero no le daremos un cheque en blanco. Harán falta hechos, no palabras, que ya las escuchamos en la moción de censura a Rajoy. Después, no respondió». Apuntalando estas palabras del cabeza de lista de JpC, su número dos por Barcelona, Laura Borràs, señaló este sábado que las «condiciones» o «líneas rojas» para una investidura siguen en pie: «No recular en derechos fundamentales, exigir el final de la represión y hacer posible el ejercicio del derecho a la autodeterminación».

«Verdadera democracia»

Esta oferta al PSOE de la formación que controla Carles Puigdemont desde Waterloo (Bélgica) en las primeras horas de la campaña electoral responde, también, a la pugna por el voto independentista que tiene con ERC. El presidente y cabeza de lista para las generales (28 de abril) y las europeas (26 de mayo) de ERC, Oriol Junqueras, envió el jueves una carta a la militancia prácticamente calcada en la estructura a la que ayer hizo pública JpC.

Junqueras se reivindicó como el catalán más secesionista de todos («creo que no hay nadie más independentista que yo y el partido que tengo el honor de dirigir, puede que haya gente que lo es tanto como nosotros, pero no más»), se enorgulleció de todo lo que ha hecho y lanzó el anzuelo a los socialistas para que los escaños de ERC hagan presidente del Gobierno a Sánchez: «Nadie debería cometer el error de fijar líneas rojas que a la hora de la verdad se conviertan en un cheque en blanco para un Gobierno del tripartito de extrema derecha. Y nadie ha de regalar cheques en blanco al PSOE, que actúen como líneas rojas para una verdadera democracia en Cataluña que todo el mundo sabe que pasa por un referéndum inevitable». En ERC y en JpC saben que sus trofeos pasan por Sánchez en La Moncloa.

FUENTE: ABC