A las cuatro de la tarde de este sábado, dos horas antes de que comience la manifestación contra el terrorismo convocada por el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat, la CUP y varias asociaciones catalanas llevarán a cabo una marcha alternativa desde La Rambla de Cataluña hasta el Paseo de Gracia. Según explican fuentes del partido independentista a El Confidencial, dicha concentración se va a celebrar porque no quieren «compartir su luto con la monarquía u otras autoridades vinculadas al negocio de las armas», ya que consideran que manifestarse con ellos supondría caer en la «hipocresía».

Aunque desde la CUP insisten en que se ha elegido un horario que permita a sus militantes participar en ambos actos, fuentes del partido reconocen que de manera oficial se les ha recomendado acudir a la primera. En este sentido, subrayan además que se trata de una convocatoria organizada por más de 170 asociaciones y que en ningún momento han sido los promotores de la misma. «El atentado es absolutamente injustificable, pero no se puede ignorar el contexto en el que ha ocurrido», denuncian desde la formación.

De hecho, para marcar distancia con la manifestación oficial, los convocantes están pidiendo a los asistentes que vistan el azul oscuro y no el negro para demostrar que su «duelo no es el mismo que el de ellos», una diferenciación que también intentan reflejar en el lema de su manifestación: ‘Vuestras políticas, nuestros muertos. Paz, solidaridad y convivencia en la diversidad’.

A esto se suma lo ocurrido la mañana de este viernes en el Parlament, cuando se ha leído una declaración institucional sobre los atentados que ha sido aplaudida por todos los diputados a excepción de varios miembros de la CUP, entre ellos Anna Gabriel. Aunque el partido antisistema ha apoyado dicha declaración, poco después ha presentado un texto alternativo al de la Cámara catalana, argumentando en el mismo que el terrorismo es «un fenómeno vinculado a las lógicas de guerra global que empieza con el cuarteto de las Azores y que tiene su espejo en los extremismos religiosos y el fascismo». Además, el grupo ha exigido la celebración de un pleno extraordinario monográfico la próxima semana para «analizar todos los hechos sucedidos de manera rigurosa y exhaustiva».

De esta manera, los miembros de la CUP intentan diferenciarse una vez más del resto de partidos tras los atentados que sufrió Barcelona el pasado 17 de agosto, pero sin atreverse a romper con ellos de forma absoluta. «Mantendremos el mismo posicionamiento que las organizaciones sociales», argumentan fuentes de la formación.

El objetivo de la marcha

Más allá de la participación de la CUP, la organización de esta marcha alternativa ha recaído sobre varias asociaciones, entre ellas Lafede.cat. «Convocamos a todos para demostrar al mundo que no se trata de una manifestación más contra el terrorismo», ha señalado este viernes en una rueda de prensa su presidente, Tono Albareda. Según ha explicado, en los últimos días varias organizaciones catalanas se han reunido para decidir cómo podían mostrar su rechazo a la presencia de ciertas autoridades en el acto oficial, llegando a la conclusión de que un acto alternativo era la mejor opción.

«Muchos colectivos iremos a la manifestación oficial en solidaridad con las víctimas, pero queremos que la fotografía sea de la sociedad unida en la diversidad y no la de los dirigentes con las manos manchadas de sangre», ha argumentado durante la rueda de prensa David Karvala, portavoz de Unidad contra el Fascismo y el Racismo. Cabe señalar en este sentido el manifiesto de la convocatoria, donde se denuncian los gobiernos que «promueven guerras y alimentan conflictos armados mediante la venta y el comercio de armas a países como Arabia Saudí, y que aplican políticas represivas y antiterroristas que fomenten espiral de violencia».

Los convocantes de esta marcha alternativa, por tanto, no solo se proponen responder al terrorismo, sino que van un paso más allá al criticar también el incumplimiento de la acogida de refugiados, las represión de las movilizaciones populares o el fomento del odio, el racismo, la xenofobia y la islamofobia. Al fin y al cabo, el propio Albareda lo dejaba claro este viernes cuando decía que «no se trata de una manifestación más contra el terrorismo».

FUENTE: Pablo Gavilondo, El Confidencial