Este lunes, el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, volvía a recurrir a su abuelo para oponerse a la exhumación de Francisco Franco.

En declaraciones a los periodistas tras asistir a los actos en homenaje de las víctimas del accidente de Spanair, Casado insistía en no «revisar lo que pasó hace 40 años porque hubo un pacto entre ambos bandos» y esa época oscura «ya está superada».

Es en este sentido, el dirigente del PP precisaba que no iba a defender el Valle de los Caídos: «No voy a defender nunca ese edificio, ni a quien está enterrado dentro», entre otros motivos, por sus antecedentes familiares, «como nieto de represaliado». Pese a ello, reiteraba que España tiene que mirar al futuro y no a lo que pasó hace medio siglo.

 

A vueltas con el abuelo

Tal y como informó ElPlural.com, el nuevo presidente del Partido Popular lleva años escudándose en su abuelo materno para propagar sus tesis ultraconservadoras o justificar sus salidas de tono.

“Mi abuelo fue una víctima del franquismo -dijo el reluciente líder de la dirección nacional del PP- y lo vivimos en nuestras propias carnes, vamos. Mi absoluto respeto y admiración. Mi abuelo estuvo condenado a 30 años de cárcel, y gracias a dios lo pudo contar, pero podía no haberlo contado…», afirmó casado en junio de 2015 después de que le reprocharan sus palabras sobre la memoria histórica: «La inmensa mayoría de jóvenes españoles son del PP y aún no lo saben… En pleno siglo XXI no puede estar de moda ser de izquierdas. Son unos carcas. Están todo el día con la guerra del abuelo, con las fosas de no sé quién…».

La historia Herman Blanco

El abuelo que Casado ha sacado del anonimato de la memoria se llamaba Herman Blanco Ramos. Según los datos que obran en la Fundación Pablo Iglesias, Blanco Ramos se hizo militante de UGT en la República y que fue detenido en Palencia, su ciudad, poco después de que las tropas sublevadas iniciaran la Guerra Civil. Condenado a 30 años, como médico que era, fue destinado a la clínica de prisión. Pero, afortunadamente, lejos de acabar en una cuneta como dijo su nieto para defenderse de sus propias palabras en un mitin, muy pronto salió de prisión, ya en 1941, cuando había cumplido dos años y medio de los 30 de condena. Muy lejos su situación de los que sí acabaron en una cuneta.

La vida del abuelo materno de Pablo Casado no volvió a sufrir penalidades políticas, como sí siguieron pasando las familias de cientos de miles de esos otros que sí seguían en la cárcel o habían sido fusilados. Al salir de la cárcel, ya se ve, no se le opuso por parte del régimen de la Dictadura problema alguno para montar una clínica en Palencia.

En 1956 se borraron sus antecedentes. Y en 1961, en el ABC ya aparecía sin ningún problema, integrado y destacado entre la clase dirigente del régimen que asistía a bodas de las que se hacen reseñas y se publican en los periódicos. En su caso, nada menos que a una en la que los principales testigos eran dirigentes falangistas tan significados como como Raimundo Fernández Cuesta (lo seguiría siendo durante la transición), Juan Antonio Ruíz de Alda o Epifanio Ridruejo.
 

 
FUENTE: ELPLURAL