ENRIC JULIANA

 

Vox y Podemos son estos momentos los dos vectores estratégicos de la política española. El último sondeo del CIS revela que Vox está subiendo por encima de los niveles alcanzados el pasado 2 de diciembre en Andalucía. El mismo barómetro aún no detecta –teniendo en cuenta las fechas del trabajo de campo- los posibles efectos electorales de la crisis abierta recientemente en Unidos Podemos a propósito de su candidatura a la Comunidad de Madrid.

Hay mucha polémica política sobre el actual CIS. Polémica profesional y humareda política. Los cambios metodológicos introducidos por el actual director del centro, José Félix Tezanos, anulando la “cocina” de la proyección de voto, son discutibles y sobre todo facilitan la impugnación del carácter referencial del Centro de Investigaciones Sociológica, en beneficio de los institutos privados de opinión. Queriendo innovar, Tezanos ha puesto el CIS a los pies de los caballos en un momento político muy delicado. Se combate ahora para ver cuáles son las encuestas que tienen un carácter más performativo en España.

Puertas adentro, sin embargo, todos los partidos siguen con mucha atención los sondeos del CIS, por la calidad de su trabajo de campo (amplias muestras) y por el alto valor indicativo de sus tendencias. La tendencia dice que Vox galopa hacia arriba en detrimento del Partido Popular. El simpatizante de Vox es un votante aznarista desinhibido, preferentemente masculino, con un nivel medio de renta. El grado de fidelidad del voto al PP ha disminuido de manera alarmante. Si Vox sigue creciendo, el Partido Popular corre el riesgo de sufrir un serio descalabro.

En la izquierda, la competición se mueve en sentido inverso. Al PSOE le beneficia un cierto desgaste de Unidos Podemos, pero si esta coalición sufriese una implosión como consecuencia de la crisis abierta en Madrid, el Partido Socialista podría quedar aislado en el futuro parlamento. Si el espacio electoral de Unidos Podemos se desintegra en los meses venideros –hipótesis que no hay que descartar en absoluto- el Partido Socialista, incapaz de absorber todo el voto que se movilizó hace cuatro años bajo el estandarte de la “indignación”, podría quedar aislado. En ese escenario, el nuevo bloque de poder configurado en Andalucía (Partido Popular, Ciudadanos y Vox) podría estar en condiciones de gobernar España. En la crisis de Podemos se juega el futuro del centro-izquierda. Felipe González, el dirigente socialista seguramente más hostil a Podemos en términos ideológicos, ha sido el primero en verlo, advirtiendo sorpresivamente que “la crisis de Podemos no interesa al PSOE ni a nadie”, con una velada censura a Iñigo Errejón por haber “roto” las normas de su partido.

Vox y Podemos son hoy los dos vectores estratégicos de la política española. Si Vox crece mucho más, hunde al PP. Si Podemos se derrumba, bloquea al PSOE. En su video-blog semanal, el director adjunto de La Vanguardia, Enric Juliana, aporta más detalles sobre las perspectivas electorales para los próximos meses.

(*Nota de corrección: El umbral de voto para obtener representación en los ayuntamientos es del 5% y no del 3%, como se afirma en el vídeo. En las autonomías oscila entre el 3% y el 5%, en función de las respectivas leyes electorales. En Madrid y la Comunidad Valenciana es del 5%).