El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont ultima anunciar a la vez en el Parlament la próxima semana tanto la temida declaración unilateral de independencia (DUI) como la convocatoria de elecciones autonómicas. Ambas cosas al unísono, según avanzan fuentes del departamento de Presidencia. Esta nueva jugada sorpresa se llevaría a cabo probablemente el viernes, en la cámara catalana para bloquear así la aplicación del artículo 155 de la Constitución, y dejar en falso la voluntad del presidente español Mariano Rajoy de suspender la autonomía catalana.
La maniobra de Puigdemont tendrá lugar durante la sesión plenaria del Parlament que ha anunciado el propio ‘president’ en su declaración institucional, respondiendo el sábado por la noche al Consejo de Ministros. Portavoces de la Generalitat consultados sobre el contenido de este pleno del Parlament se han limitado a señalar que “todavía no está decidido”.
Como ya avanzó El Confidencial, Puigdemont prepara la declaración de independencia para la próxima semana. Por tanto, escenificación de ruptura total con el Gobierno español. La novedad: simultanear la DUI con la convocatoria de elecciones autonómicas que los partidos independentistas calificarán de “constituyentes”.
Este nuevo escenario coloca al Gobierno español en una situación incómoda y a la Generalitat y los independentistas en el plano de doble legalidad o doble poder en los que se han movido con cierta comodidad desde que el pasado mes de septiembre aprobó la Ley del Referéndum y la Ley de Transitoriedad. Al avanzar la convocatoria de autonómicas a la reunión del Senado del viernes en el que se encarrile la aplicación del artículo 155 de la Constitución, se crea un horizonte altamente confuso: ¿Prevalece la potestad de Puigdemont, que aún es un presidente de la Generalitat con plenos poderes? ¿O tiene mayor rango la sesión de la Cámara Alta, donde el PP tiene mayoría absoluta? Fuentes jurídicas consultadas al respecto no han sabido pronunciarse al respecto.
En su discurso del sábado Puigdemont solo ofreció una pista de su nuevo golpe de mano: “Es por eso que pediré al Parlament que fije la convocatoria de una sesión plenaria donde los representantes de la soberanía ciudadana, los elegidos por los votos de los ciudadanos, debatiremos y decidiremos sobre el intento de liquidar nuestro autogobierno y nuestra democracia, y actuaremos en consecuencia” manifestó. Ese “actuar en consecuencia” sería el último intento de preservar la autonomía en Cataluña al mismo tiempo que mantiene su pulso con el Estado.
Evitar la humillación
El tono decidido del discurso muestra la manera en que Puigdemont y los independentista soslayarán la humillación. El secretario general del PSC, Miquel Iceta se reunió con Carles Puigdemont el viernes por la noche, tal y como reveló La Sexta. Iceta acudió a este encuentro para suplicarle que o convocase elecciones, o como alternativa, acudiese al Senado para proponer un nuevo encaje de Cataluña con el resto de España. Puigdemont se negó, según explican fuentes conocedoras de la reunión.
Hasta ahora convocar autonómicas era percibido por el independentismo como una humillación. Al combinarlo con la DUI ese factor desaparecería
Las prioridades eran diferentes: para Iceta, lo principal pasaba por preservar el autogobierno y el margen de maniobra de las instituciones catalanas; en cambio, para el ‘president’ catalán la convocatoria de elecciones implicaba un rendición que ni su partido ni el resto del independentismo quiere aceptar. Al combinar la convocatoria de comicios con la DUI, el factor de sumisión que implicaba el avance de las elecciones desaparece. Y, para colmo, propina un golpe a Rajoy en donde siempre ha estado la fortaleza de la Moncloa: la seguridad jurídica y la cobertura legal.
Cambio en la hoja de ruta
Este nuevo golpe de efecto supone un cambio en la hoja de ruta independentista. El periodo de transitoriedad en el que se quería redactar una nueva Constitución catalana iba a ser de unos seis meses y los miembros del Parlament se convertían, según estaba previsto, en Asamblea Constituyente.
Ahora esta fase se pospondría a después de las elecciones autonómicas. Pero los planes independentistas quedarían intactos. Y la Ley de Transitoriedad daría cobertura a ese periodo. No es la primera vez que la hoja de ruta se altera. Sin ir más lejos, la celebración del referéndum del 1-O nunca estuvo prevista ni formaba parte del programa electoral de Junts pel Sí. El independentismo siempre ha mostrado más agilidad y una mayor capacidad de improvisación y adaptación ante situaciones cambiantes. El enfrentamiento abierto con el Gobierno español seguiría en pie pero con la convocatoria de elecciones, Rajoy tendrá mucho más difícil justificar ante la UE, a la que Puigdemont se dirigió en inglés en su parlamento de anoche, el cese de un presidente catalán que habría convocado a las urnas, esta vez de manera legal.