Susana Díaz, tras su trompazo en las primarias con descarrilamiento de su tren trepa, se ha quedado fuera de juego junto a Emiliano García Page, otro que no ha cotizado en su vida fuera del PSOE y que quizás tendría que aprender a redactar un currículum.
Ambos personajes saben mucho de navajas de Albacete, y de conjuras, llevan toda la vida en la organización piramidal que ahora está cambiando. Por eso abrazan hasta las farolas, lo que haga falta, un témpano de hielo, o a un ángel caído, cualquier cosa que les dé seguridad.
Dicen las malas lenguas, gente bellaca, que van de negro, con su pañuelo en la cabeza, a la puerta de la iglesia con rosario en mano a pedir a la Virgen que los dejen como están.
La lideresa, devota rociera, desvió su romería hacia el norte pero la carroza volcó y se cayeron todas las gambas. Sus esbirros, sus delegados más fieles y listos, se fueron de juerga a pesar de que les pagaron el viaje, dietas y hotel para que trabajaran por España, dando buena imagen de Andalucía, ahí ahondando.
Son unos profesionales de «eres la más grande» como le dijeron a la lideresa cuando dijo que le «habían dado una hostia» en las primarias, semejante delicadeza literaria de una representante pública que recuerda al «qué hostia nos han dado» de Rita Barberá.
Barberá y Díaz, ‘vacas sagradas’ de la política, se metieron una «hostia» electoral y se volvieron débiles. Ahora la jefa de la Junta intenta sobrevivir políticamente, quizás no aguantaría una cola del paro y que le vuelvan a decir que no es apta para el curro. O quizás, como ya no le sirve a Rajoy, la deje caer, y es que el Caronte de la política da mucho miedo.
Pero creo que el PSUSA lo tiene todo bien atado, en el PSOE-A, para presentarte tienes que tener el 10% de los avales, el doble que a nivel nacional, lo cual denota qué clase de partido hay aquí, en la tierra de «La más grande».
Francisco Miguel Tirado López, el militante de Linares, aceitunero altivo, se ha atrevido a desafiar al búnker de los hunos de Atila, donde se guardan millones de langostinos, donde los carapanes se hinchan, se ponen tibios, sus voces denotan ferias muy largas. Le va a resultar difícil, pero no imposible, soñar es gratis.
A los enchufados, unos 25.000 lumbreras a sueldo, que drenan de energía mi tierra, le queda poca ética en lo más hondo de su ser y no quieren reinsertarse en la sociedad. Los susánidas son así, sus caras cementeras resisten cualquier falta de vergüenza.
No piensan ser obreros, quieren seguir siendo los nuevos señoritos, los amos del cotarro, de lo que se cuece a la sombra, esos pucheros de sapos y salamandras que máximas mediocridades del partido cocinan en sus cabañas, en los bosques profundos de la ignorancia y la soberbia.
Falta poco para que caiga el lumbrerismo, la estructura corrupta que parasita Andalucía, palabra de bellaco. Esperemos que el valiente Tirado no sea uno de ellos, viene de las plataformas que apuestan por la democracia interna y que se ascienda por méritos y no por familias. Tirado, si puedes, mételes, al menos, algo de miedo. Para que sepan lo que sienten los parados y exiliados andaluces cuando los ven reír, en sus fiestas interminables, desternillados mientras saquean, con sus bocas desencajadas pobladas de dientes de acero.