Y nuestro pueblo es un fiel reflejo de ello, sin ir más lejos tenemos una red clientelar instaurada con una chequera de dinero público que gasta por doquier, ya que los partidos no consiguen convencer a los ciudadanos por la opaca gestión que todos practican mandato tras mandato.

 

La compra de voluntades tiene que ver con una crisis de valores donde todo vale, prevaleciendo frente a la ética ideales y partidos, los intereses creados y vicios adquiridos que el régimen administra donde los que deberían ser modelo de conducta para toda una sociedad que sufre sus caprichos y errores, justifican tener un precio…»todo se compra y se vende» ya sea por dinero o por poder. No De ahí, la existente corrupción implantada durante décadas en Mazarrón.

 

La compra de voluntades, es vieja como la historia, donde Judas Iscariote fue, según la biblia el apóstol que vendió a Jesucristo a cambio de treinta monedas de plata. Individuos que traicionan a un jefe o a un amigo. Políticos que cambian de opinión de la noche a la mañana y, donde dicen digo al rato dicen Diego.

 

La Administración local es un pupurri explosivo de caciques en potencia con sus secuaces infiltrados, lobbys de ambición desmesurada que mantienen negocietes subvencionados jugando con las cartas marcadas y personal adiestrado, creando y gestionando lo que llamamos «trama clientelar», lo cual no es otra cosa que poner precio a las personas y a sus voluntades, mediante abundantes dádivas que no cuestan nada al generoso benefactor.

 

Se les da de maravilla gastar euros a manos llenas, tirando de tarjeta con un dinero clandestino público o privado que no les pertenece a ellos porque es de todos. Pero no hay que olvidar a esos que venden sus voluntades al mejor postor, esos mismos que dicen una y otra vez como si de un mantra se tratara: “Yo no puedo decir nada de estas personas porque a mí me han ayudado cuando los he necesitado”.

 

Y así pasan los años, con el mismo escenario de siempre, mientras el pueblo se ve sometido a las decisiones de los mismos una y otra vez y Mazarrón cada vez está peor.

  Estamos necesitados de una sociedad democrática que busque cauces de participación que aún no estén corrompidos por sinvergüenzas con trajes de cuello vuelto. Todo, menos que sigan gobernando en la sombra los compradores de voluntades de la » logia caciquil» y que desaparezcan esos que traicionan a su clase por un puñado de euros. Jerifaltes y obreros, corte y gleba, cerdos disfrazados de señores y falsos revolucionarios tienen idéntica piel y en el horno se verá que todos somos iguales.

 

POST SCRIPTUM: El hombre gordo y el flaco; el gigante y el enano, el que viste de gris para vivir camuflado y el que trepa de puntillas que se olvida de sus pasos, también aquel que niega su brazo al que vive más abajo. «Todos tenemos un precio y todo se compra y se vende».   
                    
COLECTIVO «EN CLAVE TRANSPARENTE»