Sonó el primer aviso. La pugna por las listas electorales, el pulso abierto por el PSOE de Andalucía introduciendo sus propios nombres y la decisión de Ferraz de pasar las candidaturas votadas mayoritariamente por la militancia andaluza por la poda para eliminar ‘infieles’ ha evidenciado que la unidad, que llevan meses pregonando Susana Díaz y Pedro Sánchez, es toda una farsa. Ha sido el preludio de la batalla final que librarán tras las municipales de mayo y en la que solo podrá quedar uno.

¿Qué posibilidades tiene Susana Díaz de seguir viva políticamente? Esa es la pregunta que se repiten muchos en el PSOE visto el panorama de purga interna aunque también advierten que, como a Sánchez, a Díaz es mejor no darla nunca por acabada. Este martes tiene previsto participar en Sevilla en la presentación del libro de Alfonso Guerra.

Ferraz quiere jugar la carta de la división interna en el PSOE andaluz. Sabe que el camino más fácil para propiciar la caída de Díaz es desestabilizarla haciéndose con afines dentro del aparato regional y entre los secretarios provinciales. Los susanistas sostienen que no hay fisuras en modo ‘prietas las filas’. Este lunes mostraban una foto, retirada de la web del PSOE, donde se ve a toda la delegación andaluza evitando votar en el comité federal, con los rostros circunspectos y los brazos caídos mientras el resto del auditorio elevaba la mano para respaldar las candidaturas. Desmentían esa desunión en el PSOE andaluz que introduce Ferraz en el análisis.

¿Qué posibilidades tiene Susana Díaz de seguir viva políticamente? Esa es la pregunta que se repiten muchos en el PSOE

El escenario para la secretaria general del PSOE andaluz es diabólico. Como aquel chiste de susto o muerte, pase lo que pase, será difícil que todo siga igual tras las municipales de mayo. Será susto si Pedro Sánchez no reedita la presidencia y sale de Moncloa. Entonces Díaz se enfrentará a Ferraz y ahí las fuerzas pueden estar más equilibradas. Habrá partido. Será muerte si Sánchez continúa siendo presidente de España. Entonces la batalla interna será tan desigual que la dirigente andaluza tiene pocas posibilidades de seguir en la primera línea. Empezarán las fugas, la deserciones y Díaz se quedará mucho más sola de lo que está ahora.

Andalucía, clave el 28-A

Ahora Susana Díaz necesita llenar de votos socialistas las urnas desde Andalucía. La noche del 28 de abril muchos miraran cuántos votos más sacará Pedro Sánchez frente al millón raspado que obtuvo la andaluza. Desde los sanchistas se insiste en la teoría de que Díaz se resistió a aceptar el escenario de unos comicios conjuntos esta primavera, como eligió Ximo Puig en la Comunidad Valenciana, para no tener que medirse directamente y en la misma cita electoral con Sánchez como ya ocurrió en las primarias.

En el PSOE andaluz dan ya por hecho que el partido mejorará sus resultados respecto a diciembre porque la abstención de la izquierda fue coyuntural.Culpan en parte a la política del Gobierno con Cataluña pero, visto el peligro de una alianza de PP y Cs con Vox, la gente de izquierdas querrá votar para evitar otro pacto de las tres derechas, pronostican. Cuentan además con un trasvase directo importante de votos de Podemos e IU.

Sea cual sea la lectura de los números que arrojen las urnas, el PSOE andaluz no puede permitirse una campaña de brazos caídos o de desmovilización del electorado. Un mal resultado también se le volvería en contra. Inmediatamente detrás vienen los alcaldes. De ahí la diabólica encrucijada.

Intensa campaña

Los afines a Díaz no obstante sostienen que, pase lo que pase, ella no se retirará. Todavía hay muchas variables abiertas para hacer pronósticos aunque en su entorno se sonrían con esa teoría de la fruta madura que contaron desde Ferraz, convencidos de que ella caería sin necesidad de maniobras bruscas. Con el proceso de listas posiblemente a la dirección federal le habrá quedado también muy claro que esa teoría no se ajusta ni a la personalidad política de Díaz, ni al estilo del PSOE andaluz de los últimos años.

Sea cual sea la lectura de los números que arrojen las urnas, el PSOE andaluz no puede permitirse una campaña de brazos caídos o de desmovilización

Hasta que se abrió el proceso de elaboración de las candidaturas, la dirigente andaluza transmitía en conversaciones privadas que no era verdad que Pedro Sánchez quisiera quitarla de en medio. Ahora no puede sostener lo mismo. Ese “tomo nota” con el que dio los buenos días el domingo antes de arrancar el comité federal lo dijo todo. Después los suyos han explicado que con esas palabras quiso decir que la militancia podía frustrarse por ver alteradas las listas que votó, que habría que revisar el proceso cuando todo acabe… “Tomo nota” necesita poca explicación. A Díaz le ha quedado muy claro que van a por ella.

Tuvo avisos serios. El día después de las elecciones andaluzas salieron a señalar la puerta de salida. Ella no se dio por aludida, por más que durante semanas escuchara de varios dirigentes y miembros del Gobierno eso de que “los dirigentes han de asumir que están en manos de la militancia”.

Una gestora

Esa frase la llevaba la expresidenta andaluza grabada a fuego cuando comenzó el proceso de elaboración de las candidaturas. Al acabar se le ha podido oír reflexionar sobre la importancia de que la militancia hablara. En el PSOE andaluz entienden que ese 90% que recibieron las listas como apoyo de los militantes era un 90% de respaldo a Susana Díaz. Todas las lecturas son posibles aunque siempre es complicado extrapolar procesos. Además, recuerdan los sanchistas, en feudos clave como Sevilla la participación se limitó al 30%.

Díaz convocó su congreso regional nada más perder las primarias, julio de 2017. Si se agotaran los plazos en condiciones normales no tendría que volver a convocar otro cónclave sobre su liderazgo hasta dentro de tres años. Ferraz puede imponer una gestora según interpretan desde Madrid del artículo 341 del reglamento del partido. “Ante situaciones conflictivas” y bajo una redacción algo ambigua, permitiría imponer una gestora en Andalucía solo con el voto a favor del comité federal si concurrieran circunstancias de “especial gravedad”. Sería una laminación parecida a la que vivió Tomás Gómez en Madrid.

La otra posibilidad, la que acaricia Ferraz, sería que fuera la propia ejecutiva andaluza la que le señalara a Susana Díaz el camino de salida. No cabría la dimisión de la mitad de la ejecutiva. Sánchez cambió las las reglas internas y eliminó ese supuesto que a él mismo le plantearon para forzar su salida. Todo depende, según el reglamento del PSOE, de las bases, que podrían plantear una situación de contestación de la militancia. Eso hoy por hoy es imposible pero la política se ha convertido en una montaña rusa. «En julio, ya veremos», dicen quienes quieren verla salir. Difícil escenario, susto o muerte.
 
 

FUENTE: ELCONFIDENCIAL