Hay que ver lo corta que es la memoria y cómo necesita que de vez en cuando le demos un buen refresco porque, por lo visto, cuando nos ponemos delante del micrófono hay a quien se le olvidan muchas cosas.

 

Estos días pasados volvimos a tener sesión del NODO y, sin rubor alguno, se nos llamaba la atención sobre una dejadez manifiesta del actual equipo de gobierno municipal. Sin entrar en valoraciones, hay que ver cómo se nos han ido de la cabeza ya esos artículos de la prensa regional que se publicaban al final de la pasada legislatura y en los que abiertamente se nos decía que habían sido “cuatro años perdidos para Mazarrón”. No deja de ser surrealista ver diciendo que en la legislatura actual no se ha hecho nada a quienes precisamente la prensa regional en su momento hacía responsables de esos años perdidos para el municipio. 

 

Y sí, es cierto que fueron años perdidos para el municipio, porque lo único que nos ha quedado de aquello fue la mitad de la casa de La Cañadica tirada por los suelos, como icono de una legislatura estéril, de manos vacías. Pero es que, si seguimos tirando del hilo, en años anteriores aquí no tuvimos más que la euforia del ladrillo, y en Mazarrón vivimos una legislatura plagada de construcciones y una locura constructiva que ya dijimos desde aquí que iba a ser como lo de Aznar con la nación, que dijo que “a España no la iba a reconocer ni la madre que la parió”. Pues a este municipio le pasó más o menos igual.

 

Pasado el tiempo, a la vuelta de los años, vemos que Mazarrón sigue en el mismo erial en el que estaba y ya no lucen siquiera aquellas obras que tan bonitas pretendían dejar las principales calles del centro urbano de aquí y del Puerto. Pistas de pádel, instalaciones deportivas, piscinas cubiertas… y así hasta un largo muestrario de fantásticas obras que sólo estaban en las enfervorecidas mentes de quienes las proyectaban, al hilo de una abundancia pasajera que pronto dio paso a la peor cara de una crisis que aún no ha levantado los vuelos del todo.

 

Pero como sus señorías, da igual al tiempo que nos refiramos, son capaces de tener todas estas cosas en cuenta, los vecinos de Mazarrón viven muy bien aun a pesar de todo. Espero que se hayan dado cuenta de la ironía, porque lo es. Y me parece de mal gusto hablar en unos términos hoy olvidando tan rápido lo que pasó ayer. Durante la etapa ‘Cuatripartito’ se nos dijo que nos encontrábamos ante un modelo que serviría de ejemplo en las facultades de universidad del mañana. Y tanto que sí, que ha servido de ejemplo porque, tal y como está el patio y al paso que va la cosa, llegará a servir de cátedra.

 

Es increíble cómo se pide en los plenos una formalidad que en líneas generales yo, sinceramente, no creo recordar haber visto muy a menudo. Y todo el mundo sabe que hemos tenido épocas en las que el pleno municipal ha sido el ‘show’ más seguido por los vecinos del municipio. Y el que quiera ahí tiene para escuchar en la fonoteca de esta casa el desarrollo de los plenos durante la legislatura pasada y cómo se dirigían sus señorías al ex alcalde anterior. Claro que… ‘no es lo mismo subir a la higuera a coger higos que bajar y llevar palos’.

 

Desde nuestro punto de vista el problema es mayor, porque estamos entrando en unas dinámicas que espantan. La altura de miras ahora mismo está por debajo de la zona abisal y para encontrarla vamos a necesitar un traje de buzo. Sin imaginación, sin iniciativa, sin perspectivas y con un ayuntamiento bloqueado gracias al trabajo de una persona y de una legislación cambiante, según me quedó claro el mes pasado, ustedes me dirán hacia dónde vamos.

 

A unos meses de las elecciones aquí lo único que yo veo es ansiedad de sillón, parece como si algunos hubieran comenzado ya la campaña de las elecciones, hay necesidad imperiosa de provocar o buscar situaciones problemáticas donde no las hay, y un juego político que raya más en lo chabacano-callejero que en la elegancia y distinción que se nos pretende vender. En cualquier caso, y como ya he dicho, la situación espanta pero, dicho de otra forma, es más que triste.

 

Es triste cómo, en el mundo cambiante en el que vivimos, a nadie se le haya ocurrido echarle imaginación y hacer política de verdad. La política en el municipio se reduce a la dinámica consuetudinaria o, lo que es lo mismo, a que antes salía en la foto ‘menganico’ y ahora sale ‘fulanico’. Y nada más. Se siguen haciendo las mismas cosas, en los mismos sitios, con la misma gente… mientras las calles del pueblo siguen igual, los jardines también y así hasta un millón de cosas que nadie les presta atención. Cosas pequeñas que, si alguien se preocupara de ellas la vida de los mazarroneros lo agradecería muchísimo, más de lo que nos imaginamos. Es curioso ver que aquí se entiende por concejalía el estrés y la preocupación de ir a todos y cada uno de los eventos que se producen en Mazarrón y ponerse delante, el primero en la foto. Pero hay muy pocos que piensen que, en vez de eso, tal vez los vecinos agradecerían tener mejores aceras, jardines más limpios o unos servicios básicos decentes. Y esto solo hablando de lo más elemental, imagínense ahora por un momento que pensamos en el Mazarrón que queremos para el día de mañana. Virgencica, virgencica…

 

La incapacidad no es sólo cosa del presente, sigo pensando que mal vamos y no levantaremos cabeza mientras en Mazarrón sigamos entendiendo por ‘logro político’ inaugurar una puerta porque la acabamos de pintar.

 

EDITORIAL «LA VOZ DE MAZARRÓN»