Llevaba toda la vida subido a la ola del poder. Desde 1983, cuando tras un breve paso por el Congreso —había sido secretario cuarto de la Mesa y ahí le pilló el golpe de Estado del 23-F—, se convirtió en el primer presidente de Castilla-La Mancha. Durante 21 años ocupó el cargo, encadenó seis victorias por mayoría absoluta en seis elecciones consecutivas. José Luis Rodríguez Zapatero lo reclutó para su Gobierno, como ministro de Defensa, con la primera encomienda señera de retirar las tropas de Irak. Discrepancias con la política territorial le hicieron dar un paso atrás y abandonar el Ejecutivo, pero el presidente le confiaría, en su última legislatura en la Moncloa, la presidencia del Congreso de los Diputados. Una atalaya excepcional, pero desde la que descubrió que «mandaba poco o nada». Por mucho que fuera la tercera autoridad del Estado. «Tercera autoridad para bautizos, bodas y protocolos —bromea—. Pero es un puesto que tiene una virtud: te enterabas de todo».

Y es ahora cuando él lo cuenta. José Bono Martínez (Salobre, Albacete, 14 de diciembre de 1950). El hombre que intentó conquistar el cielo de su partido del alma y de corazón, el PSOE, para luego alcanzar la Moncloa, y que no pudo porque le batió, por nueve votos, un Zapatero al que considera su amigo y para el que solo tiene buenas palabras, aunque mantuvieran divergencias políticas en el pasado. El dirigente infatigable y el personaje también muy controvertido que ahora publica ‘Se levanta la sesión. ¿Quién manda de verdad?’ (Planeta, 2019), la tercera entrega de sus memorias, nutridas a partir de sus diarios. Para este tercer volumen, centrado en su etapa como presidente del Congreso (2008-2011), su última estación en la política activa, acumuló 10.000 foliosque al final condensó en 316 páginas a partir de una técnica de decantación periodística, de agrupación del material por días para cribarlo justo después, desechando todo aquello que no fuera noticioso.

«A los que somos comunicativos, impacientes, nos agrada ir dejando testimonio de nuestra existencia. Hay quienes no podemos evitar dejar huella«, explica este martes en una rueda de prensa previa a su entrevista con El Confidencial. El resultado, dice Bono, es un libro «despiadamente transparente«, un «ejercicio de sinceridad» en el que ha querido esmerarse. Aunque también anduvo con tiento, porque hizo 351 consultas por teléfono o a través de correo electrónico para preguntar a sus «amigos » —»a mis enemigos furibundos no les envié el texto»— si le autorizaban a publicar esas confesiones, si aquello que él escuchó y vio fue realmente así.

Podría haber otros gobiernos deseables, pero el que ha propuesto Sánchez es el único posible. Podemos se moderará

Así narra sus charlas con un rey Juan Carlos que le decía que se moriría como monarca en la cama, que jamás abdicaría, o su papel el 23-F, o cómo su hijo Felipe VI es «harina de otro costal, que no se parece ni a su padre ni a su abuelo». O cómo Mariano Rajoy les llegó a decir a él y a Zapatero que había entrado en el PP «como podía haber entrado en un casino». O cómo Alfredo Pérez Rubalcaba, «político inteligente y honrado«, a quien dedica el libro, se echó a llorar cuando Zapatero activó una reforma constitucional que le liquidaba como candidato del PSOE en las elecciones de noviembre de 2011. O cómo no le importa que le llamen «moderado» como si fuera un insulto, porque «la mejor radicalidad es la de las urnas«. Las victorias arrolladoras que él firmó. Tampoco tiene problema en dar la razón a Podemos cuando afirma que un diputado «manda menos que un banquero», porque el sistema es así, aunque él aboga por cambiarlo, porque la cooptación promociona a los «acomodaticios y mansos más que a los inteligentes».

Bono, que se alineó con Susana Díaz —como todos los notables del partido— en las dolorosas primarias de 2017, evita toda reprobación desde entonces hacia Pedro Sánchez, con quien habla de cuando en cuando. Afirma con rotundidad que su Gobierno de coalición con Unidas Podemos es «el único posible» ahora mismo, aunque habría otros ejecutivos «deseables», y por eso votará a favor del preacuerdo en la consulta a la militancia de esta semana. Está convencido de que entrar en el Gabinete «moderará necesariamente» a los morados, al igual que el PSOE «no va a traicionar su historia» ni permitirá que se salte la Constitución en el diálogo con Cataluña, que también juzga necesario. Incluso acepta la abstención de ERC si con ella se facilita la investidura. La rueda de prensa finaliza cuando los periódicos escupen la noticia del día: la condena a durísimas penas a los expresidentes de la Junta de Andalucía y del PSOE Manuel Chaves y José Antonio Griñán, de quienes defiende su «honorabilidad».

El expresidente del Congreso tiene poco tiempo. Como siempre hacía, lleva muy meditadas sus respuestas. Calculadas sus palabras. Derrocha una extraordinaria salud a sus casi 69 años, aunque se cuida. No deja de ser quien es. Bono, Pepe Bono, como le llaman sus compañeros de partido. Un dirigente reconocible, de lengua afilada (cuando quiere), poco amante de las expresiones de madera y sí de la «moderación».

PREGUNTA. Cuenta en su libro que usted llegó a proponer a Zapatero, en octubre de 2010, como miembro de su Gobierno o de su dirección a Pedro Sánchez. Llama la atención visto todo lo que ocurrió posteriormente, porque no le apoyó en las primarias de 2017.

RESPUESTA. Se lo propuse, me pareció que era adecuado y no me equivoqué mucho. Yo le propuse para ministro y ahora es ni más ni menos que presidente del Gobierno.

El PP, con su historia de corrupción, y ahora de la mano de Vox, no es ningún bizcocho de canela para hacer coaliciones con ellos

P. Pero ya sabe lo que ocurrió con aquellas primarias tan tormentosas, en las que apoyó a Susana Díaz. Usted hizo críticas durísimas. ¿Pudo equivocarse en el juicio que emitió sobre él o en aquel momento era pertinente que advirtiese de los riesgos que a su juicio podía correr el partido si caía en sus manos?

R. En el mes de diciembre cumplo muchas cosas. Cumplo 69 años, cumplo ocho años desde que dejé la vida política activa, cumplo 20 desde que quise ser secretario general del PSOE y me ganó Zapatero, y cumplo 50 en la vida del PSOE como afiliado. Es mucho tiempo, es mucho corazón, es mucha vida y mucha historia como para que yo no admita errores a lo largo de todo este tiempo, y si he dicho una palabra ofensiva, que haya perjudicado a mi partido o a mis compañeros, es que me he equivocado.

P. Esto me permite conectar con la actualidad, con las elecciones del 10 de noviembre. Usted defiende que el Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos es el único posible, pero habría otros deseables. ¿Cuál es el Gobierno que habría deseado José Bono?

R. En la pasada legislatura, hubiese sido posible un Gobierno de PSOE con Ciudadanos, pero Cs lo hizo imposible, llegando hasta el insulto al partido,llamándolo «banda». ¿Hubiera sido posible en algún momento un entendimiento con el PP? Sí, posible sí, pero poco probable. Porque el PP actúa con una arrogancia y una soberbia que parece ignorar su propia historia cargada de corrupción, que lo ha llevado incluso a la moción de censura y a perder el Gobierno. Y ahora, de la mano de Vox, el PP no es ningún bizcocho de canela para hacer coaliciones con ellos. Por eso podría haber otros gobiernos deseables, pero el que ha propuesto Pedro Sánchez es el único posible.

P. Dice que Cs no quiso pactar con el presidente, pero no hubo una oferta en firme por parte de él. ¿Esa oferta se tenía que haber hecho antes de conducir a España a nuevas elecciones?

R. No lo sé. Lo que sé es que coincido con Pedro Sánchez: firmó un acuerdo con Cs en 2016.

P. Señala que la coalición de PSOE y UP es el único Gobierno posible, y en eso coincide con la mayor parte de los cuadros del partido, no así con Felipe González. Defiende que Podemos se acabará atemperando, pero habrá quien crea que no es el Ejecutivo que más conviene a España. ¿Por qué se está convencido de que se va a moderar Podemos? Hemos visto bastantes choques entre el propio presidente y quien será su futuro vicepresidente, Pablo Iglesias.

R. Tengo dos sensaciones que me conducen a esa conclusión. Una, que ya ocurrió en Castilla-La Mancha: Podemos entró en el Gobierno de Emiliano García-Page y no condicionó el desarrollo del programa socialista, y además cuando acabó ese Gobierno hubo elecciones y Podemos tenía dos diputados y ahora no tiene ninguno. La otra razón es que un partido con 140 años de historia como el PSOE acumula suficiente conciencia colectiva y democrática como para impedir que salten por los aires líneas rojas esenciales para nuestro ADN socialista. No vamos a propiciar desde el Gobierno nunca el odio social y no vamos a consentir que la igualdad sufra ante la identidad. O dicho de otro modo: no vamos a consentir que unos pocos decidan por todos los españoles.

El PSOE acumula suficiente conciencia como para que no haga saltar por los aires líneas rojas esenciales de nuestro ADN

P. Se lo preguntaba también porque el propio Sánchez dijo que «no dormiría» por la noche si hubiera aceptado el planteamiento de cogobierno de Iglesias.

R. Lo que Iglesias decía de que iban a asaltar el cielo, de que iban a hacer que el miedo cambiara de bando, las menciones que hacían a Amancio Ortega, la defensa del referéndum de autodeterminación en Cataluña… A mí también me quitaban el sueño, pero no creo que lo vuelvan a decir.

P. Pero tampoco tenemos una aclaración de por qué se ha producido este giro copernicano del presidente. En la rueda de prensa decía que faltaba eso, una «explicación». ¿Lo cree así, como militante?

R. Es evidente que Pedro Sánchez ha cambiado, no se puede negar, pero también ha habido un atenuante, que es una eximente: Sánchez ha cambiado, y ocho millones de españoles también han cambiado de voto en las últimas elecciones.

P. ¿Cree que el PSOE pudo haber alimentado a Vox o es responsabilidad exclusiva del PP y de Cs?

R. Yo creo que Vox tiene como fuente de alimentación al PP, de donde han surgido sus líderes y su principal caudal de militantes y de votos, y muy probablemente ha tenido otra fuente, el patético enfrentamiento de los partidos constitucionalistas respecto al problema de Cataluña. Son muchos los españoles que, sin ser de extrema derecha, a lo mejor han dado el apoyo a Vox como un modo de castigar a los partidos constitucionalistas que no se ponen de acuerdo para presentarse unidos frente a un secesionismo entrenado y unido en Cataluña.

P. Asegura que ERC solo tiene como camino o provocar unas terceras elecciones o facilitar la investidura de Sánchez, pero no pensar que va a sacar ventaja y que le será más fácil la secesión de Cataluña. ¿Le preocupa que si ERC ayuda a la reelección del presidente la legislatura sea convulsa? Dirigentes de su partido sí han manifestado cierta inquietud respecto a esta dependencia de ERC. Lo decía el presidente manchego, Emiliano García-Page.

R. ERC es libre de pensar y de tener la intención que quiera. Lo que yo digo es que el Gobierno que presida Pedro Sánchez no va a saltarse la línea roja de aceptar un referéndum contrario a la Constitución. En eso tengo plena confianza. Ya sé que no será fácil, pero tengo confianza en que ERC no logre su objetivo secesionista.

P. ¿Cuál debiera ser el papel de PP y Cs en esta nueva etapa? ¿Debiera Cs facilitar la investidura?

R. Yo no soy quién para darles consejos, pero si tuviera que darles alguno, les diría que fueran un poco humildes. Cs, porque está a punto de desaparecer. Y el PP, porque con su historia de corrupción y yendo de la mano de Vox, no está para dar lecciones a nadie.

P. Hacemos esta entrevista muy poco después de que haya trascendido la sentencia del caso ERE. Dice que pondría la mano en el fuego por los dos expresidentes de la Junta de Andalucía, porque no se han enriquecido, perolas condenas son muy duras. ¿El PSOE actuó con toda la diligencia y rotundidad debida?

Sánchez ha cambiado tras el 10-N, pero tiene una eximente: también ocho millones de españoles han cambiado su voto

R. Mientras no lea la sentencia, no puedo pronunciarme sobre aspectos concretos, pero sí puedo reiterar mi confianza personal en Pepe Griñán, en Magdalena Álvarez y en Manolo Chaves, a los que considero personas decentes, que no se han llevado dinero ni a su bolsillo ni a su casa procedente del Tesoro Público.

P. ¿No cree que sea un caso comparable a la Gürtel ni que el partido tenga que asumir responsabilidades?

R. No solo no lo creo, sino que solo desde el odio político se puede comparar Gürtel con los ERE, uniéndolo a la solicitud de dimisión de Pedro Sánchez.

P. Me voy a su libro, al papel del Rey el 23-F. Cuenta su conversación con Sabino Fernández Campo, secretario general de la Casa, en la que le dice que don Juan Carlos le comentó que «no esperaba disparos» cuando escuchó el tiroteo en el Congreso. «¿Pero esperaba algo?», se preguntaba Fernández Campo. ¿Cree que no se sabe aún exactamente cuál fue la actuación del monarca?

R. Lo explico con mucho detalle en el libro. Creo que el Rey nos salvó del golpe. Esa es la realidad, y por ello le estoy personalmente agradecido.

P. ¿Pero tuvo algunos errores?

R. De lo que doy cuenta, sin establecer un juicio, es de la conversación que mantuve con Sabino en la que me relataba que Milans del Bosch [capitán general de Valencia] fue a ver al Rey fechas antes del golpe y en la que el Rey le dijo que había contado a Milans lo que Milans venía a contarle a él, y punto.

P. ¿Qué recuerda de su época de presidente del Congreso con más y menos agrado? Aquella política no tiene nada que ver con esta.

R. Para mí, fue especialmente satisfactorio el día en que modificamos el reglamento del Congreso para acabar con los privilegios parlamentarios referidos a las pensiones y las indemnizaciones de los diputados, y además la publicación de los bienes y rentas de los diputados, que se abrieron a la luz pública y a las redes sociales.

Muchos españoles han apoyado a Vox para castigar a los partidos constitucionalistas por no estar unidos frente al secesionismo

P. ¿Y aquella reforma de la Constitución de 2011, que desgrana en su libro, fue una equivocación del PSOE y del presidente, que hizo muy complicada la campaña del candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba?

R. Yo sé que Zapatero sufrió mucho promoviendo aquella medida, pero de no haberlo hecho, España hubiese sufrido más con una intervención de la UE.

P. Pero Rubalcaba ni siquiera estaba informado. Lo cuenta en su libro.

R. Rubalcaba estaba en contra, pero disciplinadamente aceptó la posición mayoritaria.

P. Usted da la razón en su obra a Podemos cuando afirma que los diputados mandan menos que el poder del dinero.

R. Los diputados de un partido voluntariamente autolimitan su libertad porque están en una organización, no es como afiliarse a una partida de aventureros. Yo, desde que estoy en el PSOE, asumo que tengo una libertad que yo mismo me autolimito. Esto es una cosa, y otra distinta es que la Ley Electoral dificulte que el diputado tenga más autonomía y más capacidad crítica de la que a mi modo de ver debería tener.

P. Aboga por una reforma en ese sentido, no tanto para que haya listas abiertas sino para que los diputados respondan más al mandato ciudadano.

R. Debería modificarse la Ley Electoral, para que al menos la mitad de los diputados pudieran ser elegidos en listas nacionales y la otra mitad en distritos uninominales.

P. ¿Sería partidario de restar poder a los partidos nacionalistas? Usted es muy duro con ellos.

R. El sistema que yo propongo no va contra nadie, y por supuesto no contra los nacionalistas. El distrito único nacional es prácticamente imposible, porque deja a un lado la representación territorial, pero combinar lo territorial y lo representativo de modo equilibrado es urgente. A los nacionalistas hay que ganarles con argumentos, no con la Ley Electoral.

ERC es libre de hacer lo que quiera, pero Sánchez no va a aceptar un referéndum contrario a la Constitución

P. ¿Los dos grandes partidos no han acertado en su gestión con los nacionalistas? Porque estas formaciones siguen siendo clave para la gobernabilidad del país.

R. El PSOE y el PP han tenido que hacer cesiones a los nacionalistas porque no tenían mayoría suficiente para conformar el Gobierno de España, y eso ha podido ser interpretado en algunos momentos como cesiones de soberanía. Lamentablemente, los nacionalistas moderados de entonces son los secesionistas más radicales de ahora.

P. ¿Cómo resolver el problema de Cataluña entonces? El nuevo Gobierno aplicará «diálogo dentro de la Constitución«. ¿Es posible?

R. Hay que hacer lo que sea menester para que Cataluña no rompa la unidad de España. Lo que hay que hacer tiene que caber dentro de la Constitución y no puede suponer la victoria de lo identitario sobre la igualdad. Habrá que hablar, habrá que llegar a acuerdos con personas de buena voluntad que yo creo que existen en todas partes.

P. Sin un relator de por medio, ha dicho usted.

R. El relator, a mi modo de ver, es un insulto a la democracia española. No necesitamos relatores.

P. ¿Publicará un libro sobre sus años posteriores a su retirada de la vida política?

R. No. No tengo ya esa intención.

P. Y no tiene ganas de volver a la primera línea política.

R. Ninguna. Estoy encantado de poder hacer mi vida, de estar bien de salud, de disfrutar de mi familia y de mis amigos, y no tengo la más mínima añoranza por la vida política.

Reitero mi confianza personal en Griñán, Chaves y Magdalena: son personas decentes que no se han llevado el dinero público

P. ¿Ni aunque se lo pidiera Pedro Sánchez?

R. Ni me lo me pedirá ni me gustaría.

P. ¿Habla con él, por cierto?

R. Sí, sí. Precisamente ayer nos wasapeamos. Hablamos del libro.
 
 

FUENTE: ELCONFIDENCIAL