El PSOE murciano como el resto del socialismo español ha caído en las redes estratégicas tendidas por los ventajistas de Podemos, con el añadido de seguir sufriendo en sus mandos orgánicos regionales una división que amenaza con convertir al viejo y entrañable partido, en una organización asamblearia, que es el
virus que ha ido calando en la izquierda española, y en general en el resto de la europea, con el resultado de ir perdiendo elecciones. El desgaste socialista no se para ni con el argumento de que este partido fue el progenitor del Estado de Bienestar, al que hay que sumar su apoyo al Estado del Derecho, la defensa de la ley, igual para todos.
Los socialistas murcianos, desde los años del Colladismo, han demostrado que en ambos campos ya nada tienen que hacer, y en este último lustro se ha acentuado la caída, y de mantenerse en la línea de la doctrina sanchista de convertir a España en un estado federal, nación de naciones, aumentará el peligro de naufragar. Un socialista murciano, tenemos amigos socialistas, antes que militante es murciano y no está dispuesto a que nuestra Región, termine siendo una «nacionalidad» de segunda clase.Y la probable aparición de la Plataforma regionalista de Alberto Garre, supondrá un jarro de agua fría – menos votos y menos escaños – para los cuatro grandes partidos.Y mucho peor, como resumimos de una carta aparecida en un diario local, firmada por A.R.J. «lo que parece evidente es que un partido que nunca ha tenido un sistema ASAMBLEARIO se transforme en una asociación vecinal. La militancia es parte esencial de un partido, pero NO REPRESENTA todo lo que es y define a una organización política. La otra gran parte – importante y mayoritaria – es la ciudadanía, la que con sus millones de votos otorgan el poder y mensajes nítidos sobre asuntos sociales. Hasta hoy Pedro Sánchez, ha cosechado los peores resultados de un partido cuya deriva hacia el radicalismo ha decepcionado a buena parte de su electorado».
Hasta aquí la opinión de la lectora. Verdades con matices. Ni Rubalcaba que es un estadísta con «un par», ni Sánchez que está por ver, son la causa de los males del partido, aunque si arte y parte de la nueva «cruzada» por el poder en marcha, pero en la Región Murciana las cosas han ido a catástrofe, en pleno apogeo de una corrupción pepera imparable, aunque silenciada hasta hace unos escasos años y pendiente de atacar con ímpetu por los jueces de Murcia, siguen a la «sopa boba». Por lo que sabemos, los posibles sucesores de González Tovar, entre ellos su hija, es lo mismo de lo mismo que hemos tenido. O mucho peor, porque asumen los errores de Pedro Sánchez, las cercanías ideológicas de Pablo Iglesias e incluso los coqueteos del líder catalán socialista Iceta con los independistas, que los conducirá a otro «encaje de bolillos» insostenible y fraticída como siempre. Una cadena de errores que irán creciendo en los meses inmediatos. Desde luego jamás votaríamos a Rajoy y a su corte de Alí Babá, pero tampoco a la alternativa que nos ofrece una izquierda histórica del brazo de los invasores inmaduros que nos ofrecen un cambio del sistema por otro mortal de necesidad aliado de un mundo alejado de nuestra cultura europea y libre. Estaríamos locos. Ni el alcalde de Alhama ni la hija de papá. Los méritos del primero, «ser amiguete de Sánchez» o de la señora fontanera de Ferraz. El PSOE murciano tiene que crecer, olvidar el pasado y encontrar un líder que sin ser carismático, ni un héroe, tenga la cabeza firmemente sobre los hombros, y sepa
el camino por donde andar. O una mujer. Savia nueva como el pedáneo del Raal, Francisco Lucas Ayala. Tiene grandes valores humanos, pero por ello, junto a otros,no se atreven a quemarse en la hoguera encendida hace más de treinta años.Si nos preguntarán, daríamos media decena más de personajes capaces de levantar el vuelo de un socialismo renovado, imaginativo y reformista socialmente avanzado. El plomo populista es un peso excesivo y fracasado.
A escala nacional, el problema es muy grave, pero pasa por una retirada de Rajoy y una urgente refundación de un nuevo Partido Popular, algo que nos parece un sueño imposible. La limpieza la hace el PP desde dentro o se la harán desde fuera en situaciones muy complicadas poniendo en peligro la estabilidad de la nación española. España vuelve a correr el riesgo de otro salto en el vacío. Vamos a pasar por meses muy duros, que en Cataluña el problema más urgente sea la búsqueda de las seis o siete mil urnas, nos ofrece una idea desaforada de la crisis institucional. No es una broma. O las urnas llegan del Rosellón o del País Vasco francés, antiguos santuarios de ETA o el referendúm se hará en la calle el día Once de Septiembre, coincidiendo con la Diada, que pudiera terminar como el rosario de la aurora, y semanas posteriores, elecciones regionales. Después de los paseos por las Ramblas, cuando oímos a Rajoy, nos quedamos de una pieza. Queda una posibilidad polémica, que el Tribunal Constitucional por iniciativa propia cumpla a rajatablas su deber y entre en vigor el artículo 155, a lo que se oponen Pablo, Pedro, Puigdemont, Iceta, Otegui, Urkullu y Junqueras y los violentos de la CUP. La alianza de las nacionalidades.