La intoxicación informativa –esa práctica primitiva que ahora denominan posverdad o «fake news»– inunda el ambiente generado por el proceso independentista, cuyos activistas alimentan una propaganda que manipula la realidad. Con esa intención, el secesionismo aprovechó el impacto que generan las redes sociales para difundir imágenes sangrientas durante el 1 de octubre, unas imágenes falsas, de otros eventos, incluso de años atrás, ajenas a lo que sucedió en los altercados de Cataluña, en los que hubo ciento de heridos por las cargas policiales de la Policía Nacional y la Guardia Civil para evitar el referéndum ilegal.

Sucedió con la fotografía de un chico joven que exhibía una brecha en la cabeza, con la sangre corriéndole por el pelo largo moreno. La imagen del herido, que fue difundida por militantes independentistas en plena jornada, no tuvo nada que ver con el proceso independentista. El chico, de 13 años, fue golpeado precisamente por los Mossos d’Esquadra –la policía autonómica que ayer se abstuvo de impedir la votación ilegal– el 14 de noviembre de 2012, en la huelga general convocada en Cataluña. El entonces consejero de Interior, Felipe Puig, calificó de «fortuito» el incidente del chico, que necesitó cuatro puntos de sutura. La imagen era de Tarragona.

 


Hubo más imágenes falsas que ofrecían sangre. Un chico joven, con barba negra, sangraba por la cabeza con los ojos cerrados, mientra otra persona le cubría la herida con una sudadera verde. Ese joven no fue herido en las cargas policiales para evitar la votación ilegal, sino en los disturbios generados en Madrid en el año 2012 por una protesta de los mineros. Así lo recoge el portal Maldito Bulo, que aglutina estas imágenes y advierte contra la difusión de noticias manipuladas.

 

 

Otra intoxicación que recorrió internet el pasado domingo es un vídeo que muestra a agentes policiales dispersando a manifestantes, con cierto caos. La escena es antigua, de 2012, y los agentes son Mossos d’Esquadra actuando en la huelga general de 2012.

El montaje de la bandera

El secesionismo también utilizó las autopistas digitales para difundir un montaje fotográfico inspirado en el alzado de la bandera norteamericana por soldados de Estados Unidos en la isla de Iwo Jima, Japón. En la escena se aprecia a un grupo de guardias civiles cargando contra manifestantes independentistas, formando dos bloques enfrentados. La imagen muestra cómo los manifestantes portan una estelada, que en la realidad no existe: los secesionistas no llevaban la bandera, es producto de un montaje. Un usuario secesionista publicó la imagen en la red social Twitter y consiguió unos tres mil quinientos retuits, que multiplicaron su difusión.

 

 

La confusión también envolvió la noticia del infarto de un señor mayor, que fue hospitalizado, y que sufrió el ataque fuera de un colegio electoral y del cordón policial correspondiente. Un vídeo, al que accedió ABC, muestra cómo un agente trata de reanimarle, como otras personas. Varios individuos caen encima del señor por la carga de un antidisturbio que, según parece en el vídeo, no podía verle.

La inmediatez de internet, la emoción de los ánimos y el caos siembran también dudas sobre ciertas noticias difundidas por los propios ciudadanos. Como el audio de una mujer, que denunció que las Fuerzas de Seguridad le rompieron los dedos en el colegio Pau Claris de Barcelona. «Han pegado a gente mayor, me han cogido, me han tirado por las escaleras, me han dado patadas y me han roto los dedos de la mano expresamente, uno a uno, en medio de las escaleras, con la ropa levantada. Me han tocado los pechos y reían», denunciaba la mujer en la grabación, sin ninguna prueba.

La Generalitat, que cifró en 844 los atendidos por la actuación de la Policía, omitió el parte de los propios agentes. El Ministerio del Interior aseguró ayer en una nota que 431 agentes, tanto de la Policía Nacional como de la Guardia Civil, fueron atendidos.

Esa actitud ignoró los incidentes sucedidos en el municipio costero de Calella, en Barcelona, donde estaba hospedado un destacamento de la Guardia Civil. Cuando trataron de entrar en su hotel, un centenar de manifestantes les increparon, cerraron el paso y lanzaron vasos. Un agente resultó herido en la cara por el ataque.

Otra imagen que ha circulado, omitida por el independentismo, es la de un policía ensangrentado, herido por una piedra lanzada por los manifestantes que acudieron a la comisaria de Lérida el domingo por la noche.

La huida hacia delante de los gobernantes catalanes incluyó su deliberada omisión de las irregularidades de la votación al ofrecer los resultados. Los porcentajes comunicados por la Generalitat sobre la votación suman nada menos que un 100,88 por ciento de papeletas. Otra irregularidad que desacredita la votación, y la interpretación que de ella hace el secesionismo queda reflejada con el supuesto escrutinio en el municipio de Palol de Revardit, en Gerona. En esa localidad, donde conviven habitualmente unos 470 habitantes, según el censo del año 2016, votaron nada menos que 1.002 personas. Un desajuste generado por el censo universal sin controles.

 

 

FUENTE: ABC