GONZALO BAREÑO

 

El desencuentro de ayer, matizado por el acuerdo para crear una agencia para la recuperación económica de España, no compromete la aprobación de unos presupuestos, que tanto Pedro Sánchez como Pablo Casado saben imprescindibles en una situación de crisis sanitaria y económica sin precedentes. 

EL PP NO ES NECESARIO

Mayoría alternativa Casado es consciente de que el apoyo de su partido a los presupuestos no es necesario para que el Gobierno los saque adelante. Ni siquiera su abstención. Sánchez dispone de una opción clara de mayoría alternativa que además no requiere del respaldo de los independentistas, lo que supondría un riesgo para la estabilidad. La suma del PSOE, Unidas Podemos, Ciudadanos y PNV, todos ellos dispuestos a pactar, alcanza los 171 escaños. Bastaría sumar a Más País (2), Nueva Canarias (1), PRC (1) y Teruel Existe (1) para alcanzar los 176 que dan la mayoría absoluta. Incluso podría sumar a Compromís y Coalición Canaria, llegando a los 178. Una suma que ya se ha dado en anteriores ocasiones. La evidencia de esa alternativa relativamente sencilla permite a Casado rechazar cualquier pacto con Sánchez sin comprometer la aprobación de unas cuentas públicas en España que la Unión Europea reclama. 

UNA OFERTA PARA LA GALERÍA

Nunca la oposición ha apoyado unos presupuestos. Sánchez sabe que no hay ninguna posibilidad de que los presupuestos se aprueben con el voto a favor del PP. Y tampoco eso le interesaría, porque reflejaría una imagen de debilidad del Gobierno. Nunca en democracia se aprobaron unas cuentas públicas con el apoyo de la oposición. Solo partidas parciales. Lo que Sánchez pretende con su presión a Casado es acusarlo de mirar por sus intereses en un momento grave para España, y cargarse de razones para las futuras concesiones -económicas al PNV y políticas a Unidas Podemos-, argumentando que si el PP le hubiera apoyado no habrían sido necesarias.

 LAS RAZONES DEL PP

Pactar con el Gobierno reforzaría a Vox. La razón última por la que Casado ni siquiera explora la posibilidad de un pacto es que prestarse a ello dejaría en manos de Vox el liderazgo de la oposición por la derecha. Si el PP apareciera como posible aliado de Unidas Podemos, fueran cuales fueran las concesiones arrancadas al Gobierno, Santiago Abascal, en plena maniobra propagandística con su moción de censura, se presentaría como única alternativa al Gobierno de Sánchez e Iglesias. De manera inversa, el pacto de Cs con Unidas Podemos permite al PP ocupar el campo de la centralidad política.

 LA DEBILIDAD DE IGLESIAS

Sin veto a Cs y casi imposible con ERC. Pablo Iglesias acaba de comprobar que su capacidad de condicionar las decisiones y la orientación política del Gobierno se ha limitado tras su descalabro electoral del pasado julio y los problemas de Podemos con la Justicia. Amagó con vetar cualquier acuerdo con Cs, pero ha tenido que rectificar en pocos días, plegándose a negociar con los naranjas ante la evidencia de que la firme determinación de Sánchez es pactar con Inés Arrimadas. La apuesta de Iglesias por reeditar la mayoría de la investidura sale debilitada porque el líder del PSOE rechaza de plano que su estabilidad dependa de ERC y huye a toda costa de un escenario como el que le obligó a convocar elecciones en el 2019 cuando los republicanos rechazaron apoyar las cuentas públicas si no se atendían sus reivindicaciones independentistas.

 

 PACTO DIFÍCIL, PERO POSIBLE

Equilibrio político y fiscal. El pacto a cuatro bandas (PSOE, UP, Cs y PNV) es complejo, pero posible. Y facilita a Sánchez el equilibrio político. La presencia de Cs y PNV en el acuerdo garantiza una moderación en la presión fiscal a las empresas y también a los contribuyentes en las cuentas. La de Unidas Podemos compromete un sesgo social y de izquierda, dentro de los límites de las exigencias de la UE.