El resultado de las elecciones de este domingo supone un importante refuerzo para el Gobierno central. Los dos partidos que lo conforman no se han visto penalizados tras su primer año de coalición, y su estrategia de diálogo con el independentismo no ha servido para evitar su desplome a Cs, que deja ahora un importante espacio en el centro que el PSOE aspira a ocupar.
El refuerzo del Ejecutivo, no obstante, podría ser solo temporal, y para determinarlo será clave la estrategia que adopte ERC ahora como líder del Govern de la Generalitat. Su apuesta por el diálogo y su actitud pactista se pondrán a prueba en los próximos meses, y podrían variar si los resultados de la mesa de diálogo con el Gobierno central no son buenos y, sobre todo, si surte efecto la segura presión que ejercerá Junts. Y si ERC adoptara una estrategia más frentista, la estabilidad del Ejecutivo de Sánchez podría tambalearse.
En cualquier caso, después de varios años de travesía en el desierto el PSOE vuelve a situarse como el partido hegemónico sin discusión en el campo no independentista de Cataluña. Los socialistas vuelven a ser capaces de ganar elecciones tanto en la España interior como en los territorios con nacionalismos periféricos, una virtud de la que no pueden presumir ninguno de los otros grandes partidos nacionales, como prueba el descalabro de Cs y PP.
Al buen resultado de Salvador Illa se suman los ocho escaños obtenidos por En Comú Podem, la marca catalana de Unidas Podemos, que resistió al enorme empuje del PSC a diferencia de lo ocurrido en las últimas citas electorales en País Vasco y Galicia.
De entre las fuerzas contrarias a esta vía de diálogo ha emergido con fuerza Vox, cuya entrada al Parlament superando a PP y Cs abre una importante crisis de liderazgo en ambos partidos.
Tanto Pablo Casado como Inés Arrimadas se han implicado muy directamente en la campaña de las catalanas, y el varapalo recibido por sus partidos les apunta directamente. El auge de Vox, no obstante, tiene otra consecuencia: contribuye a mantener movilizado al electorado de PSOE y Unidas Podemos, que insisten en señalar a la «extrema derecha» como la fuerza que dirige el discurso de todo el bloque conservador.
FUENTE: 20MINUTOS