Hacia un Régimen Confesional de Género

 

A nadie podría caberle la menor duda de que el Esperpento es un invento español. Y si fue Valle –Inclán quien lo parió en la Literatura allá por los años 20, es evidente que no fue su invento, sino tan solo el reflejo de una realidad popular, la de la afición por lo absurdo y grotesco que toma nuestro Pueblo cuando la rueda del Tiempo lo aboca hacia la decadencia. Por aquel entonces, el esperpento que crearon nuestros abuelos terminó por llevarles hasta una Guerra civil y una Dictadura que duró casi 40 años.

La Rueda del Tiempo siempre termina repitiendo una y otra vez la misma estampa. Subiendo de la postguerra, nuestro Pueblo llegó a ser casi libre, casi rico y casi llegó a lo más alto. Pero luego bajando, ha terminado convertido de nuevo en Rebaño camino del matadero. Cebado con Pan fiado por la Deuda Pública, embobado por un Circo en el que nuestros políticos de mayor rango interpretan papeles de actor principal, hemos sido domados para aceptar con naturalidad todo lo absurdo y grotesco que nos quieran imponer a través de la Tele. 

Y estalló una nueva Guerra Civil. Esta no ha sido una más, sino tal vez nuestra Guerra Final. Esta no fue Cristiano contra Moro, ni Azul contra Rojo, sino la “Guerra de Sexos”. Hombre contra mujer, mujer contra hombre, combatientes que fueron concebidos para el amor que ahora, enfrentados, mueren de viejos sin descendencia ¡La guerra que mata nuestro futuro! ¡La Guerra de “San se Acabó”! 

Con nuestro Mundo al revés, in crescendo en su caída, la literatura del Esperpento adquiere ahora con Sánchez, el nuevo Caudillo, tan alto nivel que tal vez llegue a merecer podio propio en los Nobel. Nieto de un general de la Dictadura al que apodaban “El Carnicero” al que esperpénticos izquierdistas coronaron de jefe del Socialismo Nacional. A pesar de que su Partido sacó con él menos votos que nunca jamás, ahora somos todos los que tragamos con que nos lo pongan por Jefe de Gobierno de nuestra Nación. Presidente Socialista que inaugura visitas de Estado con Soros, cabeza visible del Capitalismo mundial. Jugando a ese nivel ¿A quién iba a importarle que retire nuestra bandera para recibir independentistas o que viaje en avión oficial para ver un concierto con su mujer?

Es la Dictadura más dura que conoció este Pueblo jamás, la que no se impone con la fuerza o la pena de muerte, sino con televisión, ignorancia y estupidez.  Jamás ningún régimen se había atrevido a censuras tan férreas de medios de comunicación, a Leyes Mordaza, a tanto preso político, merced a unas leyes sexistas que castigan al Macho derrotado en la Guerra. Sánchez ahora es Caudillo de un nuevo Régimen Confesional. No comulgamos Catolicismo ni Movimiento Nacional, ahora la Religión se llama “Género”. Para tutelar nuestro adoctrinamiento, ha aprovechado que nos gusta tanto el esperpento y ha sentado a su diestra a la Suma Sacerdotisa, la Vicepresidente Calvo.  

Todos los catecismos de todos los tiempos se han inculcado con tiempo y con letras de sangre en la mente del Pueblo, pero este nos lo quieren meter a patadas de diccionario y en menos de media legislatura. Si el cura expresaba en su rostro severo el Temor de Dios, el de nuestra “Vice” fleja la amargura de la ofensa de un piropo que nunca recibió. Si aquellos nos controlaron la sexualidad, la Calvo nos quiere imponer un impreso de acceso. Si antes la misa se daba en Latín, ella quiere cambios inclusivos en todo el idioma: El Presidento Sanchoz y la Vicepresidenta Calva quieren que todos los periodistos y periodistas difundan su nueva lengua mordaz, que policíos y policías persigan a disidentos y disidentas y que los machistos sean condenados a prisión permanente revisable en juicio apañado y televisado, en el que se condene también a los jueces. 

Todas las dictaduras se acaban. A todos los tiranos les llega la muerte, sea natural o artificial. Antes o después, el Pueblo se da media vuelta y embiste. Sin embargo, este Régimen parece tener pasaporte para la Eternidad: Si la gente del Pueblo no nace, si muere de vieja, si ya no queda nadie para rebelarse ¿Quién lo va a derrocar? Quedará para siempre grabado en la contraportada del Libro de las Memorias de nuestra Historia, dándole el punto y final.

 

 

 

JUAN MARIANO PEREZ ABAD