Pedro Sánchez quiere utilizar las citas internacionales e institucionales como presidente del Gobierno en funciones para llenar de banderas de España las imágenes que den los medios de comunicación durante la precampaña y campaña de las próximas elecciones generales del 10-N. La consigna de la próxima campaña electoral del PSOE pasa por generar una imagen de un Sánchez que jamás hubiera mantenido pactos con los separatistas. El objetivo, además, no es otro que el de presentar ante la opinión pública a un supuesto presidente institucional, respetuoso con la Constitución Española y defensor de la unidad de España. Eso sí, con una actitud dialogante hacia los nacionalistas y volcada en las causas sociales.
Los mensajes clave serán todos aquellos que recuerden al mismo político que llegó a presentarse en el pasado con su mujer, Begoña Gómez, delante de una bandera gigante de España. Y todo ello pese a que, por el camino, Sánchez ha cerrado pactos de Gobierno en 47 municipios catalanes en alianza con partidos golpistas como ERC o PDeCAT, ha regalado la Diputación de Barcelona al partido del golpista prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont, ha entregado el control de Navarra a Geroa Bai gracias al pacto con los separatistas y la abstención de EH Bildu o ha regalado municipios como Huarte a los proetarras. Es más, no hay ni un sólo partido nacionalista en España –incluidos PNV, BNG, CHA o Mès– con los que Sánchez no haya pactado y ha aceptado exigencias en la Comunidad Foral procedentes del PNV dirigidas a la retirada total de competencias y salida de la Guardia Civil de esa comunidad autónoma.
Sin embargo, en estos momentos, los equipos de campaña de Sánchez han tomado la decisión de que el nuevo perfil electoral tiene que hacer pasar página a los votantes de todo lo pactado con los separatistas para evitar un contagio electoral de esa mancha. La clave de la campaña será la de que Sánchez es un presidente institucional capaz de garantizar la tranquilidad y seguridad de los españoles. Y todo ello, combinado con el mensaje de que el líder socialista es capaz de seguir financiando sin límite el estado del bienestar.
En esa estrategia electoral hay dos visitas internacionales que serán clave a la hora de ‘fabricar’ la imagen del presidente del Gobierno en funciones. La primera de ellas será el viaje a la sede de la ONU que dará comienzo el próximo domingo día 22 de septiembre y, la segunda, será la reunión en Bruselas que tiene pendiente el presidente en funciones.
En ambos viajes el despliegue de fotografías con la bandera de España será más que notable. Una imagen que será igualmente proyectada a través de las entrevistas y actos que se desarrollen incluso con los medios de comunicación aprovechando la escenografía del Palacio de la Moncloa.
Y es que en todos esos actos, viajes o entrevistas Sánchez aprovechará para ubicar y mostrar la bandera de España como signo de defensa constitucional y de conexión con el PSOE más clásico. Una imagen que los estrategas electorales del partido de Ferraz consideran que puede ayudarles a atraer parte del voto constitucionalista de Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, porque, cómo asegurará en repetidas ocasiones el mismo Sánchez durante la campaña: “La bandera de España no es monopolio de la derecha”.