Urkullu ha pedido que se levante el estado de alarma y quiere convocar las elecciones en julio.

Si aumenta sus escaños puede prescindir del apoyo del PSE y dejar a Sánchez sin presupuestos en 2021

El Gobierno mira con enorme preocupación los movimientos del PNV, socio de investidura de Pedro Sánchez y fuerza fundamental para la estabilidad del Ejecutivo. El lehendakari, Íñigo Urkullu, quiere que en el próximo mes de julio se celebren las elecciones autonómicas aplazadas por el estallido de la pandemia.

El partido vasco ha exigido a Sánchez interrumpir el estado de alarma y devolver las competencias a las Comunidades Autónomas. Si mejora su resultado, tanto Sánchez como Pablo Iglesias temen que los nacionalistas vascos abandonen su apoyo presupuestario. 

El alejamiento del PNV se empezó a apreciar en los primeros compases de la crisis del coronavirus, como desveló Vozpópuli. Entonces tanto Urkullu como los portavoces en Madrid avisaron a sus homólogos de PSOE y Podemos. Urkullu reprochó a Sánchez y al ministro de Sanidad, Salvador Illa, una gestión insuficiente de la crisis. Los políticos del PNV avisaron a los socialistas de que el espíritu de conciliación sellado con la moción de censura a Mariano Rajoy iba a menos.

Cuando el PNV empezó a desmarcarse del PSOE, desde el cuartel general de Sánchez minimizaron los hechos. “Quiero ver dónde irá el PNV sin el apoyo del PSE en Euskadi”, comentaba un dirigente del Ejecutivo.

Se refería al apoyo de la socialista Idoia Mendia, hasta ahora muletade Urkullu. Sin embargo en las últimas semanas las relaciones han empeorado. Mendia reprochó a Urkullu sus críticas al Ejecutivo. “Tiene que aclarar qué es, porque, unas veces, se despierta independentista, y otras veces, se acuesta autonomista”, aseveró en mitad de abril.

«Con un PNV fuerte, adiós gobierno»

“Con un PNV muy fuerte, adiós gobierno”, sentencian fuentes socialistas. La preocupación en los ambientes del Ejecutivo es que el Lehendakari y Andoni Ortuzar, presidente del PNV, quieran desprenderse cuanto antes de su cercanía a Sánchez para preparar el terreno a nuevos escenarios políticos. El primer paso de esa estrategia puede consistir en quitar el apoyo a los presupuestos de 2021.

“No se trata de una ‘traición’ como la de Rajoy, porque en realidad entonces el PNV le ofreció seguir apoyándole pero a cambio de que se fuera. Rajoy se negó, y apoyaron a Sánchez”, recuerdan las fuentes consultadas. En este caso se trataría de una desconexión presupuestaria, que, sin embargo, dejaría a Sánchez sin apoyos suficientes para aguantar la legislatura. 

Encuestas favorables

Actualmente los socialistas detienen nueve escaños en el Parlamento vasco, frente a los 29 del PNV, y los 17 de Bildu. La mayoría absoluta es de 38 diputados. Sin embargo, los últimos sondeos apuntan a un incremento del PNV. En el pasado mes de marzo, la encuesta de EITB vaticinaba una subida del PNV hasta los 31 representantes autonómicos. La de SigmaDos de hace un mes también apuntó a un incremento de los nacionalistas vascos, hasta los 35 escaños.

En ese escenario, el apoyo de los socialistas puede convertirse en residual para Urkullu, quien, por otro lado, está centrando su precampaña electoral en los errores del Gobierno central para reivindicar su gestión local. Cabe señalar que uno de los focos de la pandemia se activó en el País Vasco. Pero a diferencia de Madrid y Cataluña, ahora la región no es zona de riesgo.

Recortes en 2021

“Los presupuestos de este año han saltado por los aires, porque Sánchez prefiere ganar tiempo y esperar los créditos europeos. Pero en 2021 hay que hacer las cuentas y serán demoledoras”, añaden desde el partido del presidente del Gobierno.

Recortes en el sueldo de los funcionarios, cerrojazo a las subvenciones a colectivos afines al PSOE y Podemos, fin de políticas expansivas y aumento de los impuestos… Esos elementos prefiguran un escenario económico espantoso para el Ejecutivo, en el que el PNV difícilmente querrá entrar. Y todo ello sin contar una posible intervención de la UE tras un rescate.

De momento, los vascos ya han advertido a Sánchez de que no respaldarán más estados de alarmas. Los puentes con Bilbao no han saltado por los aires, confían en la Moncloa. Saben que subirán sus exigencias. Pero temen que ya nada será suficiente para convencer al PNV si puede gobernar en solitario y decide entrar en una etapa post-Sánchez.

 

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