El brote de coronavirus continúa azotando Mazarrón y aunque la Consejería de Salud ha anunciado que va a enviar a sus técnicos para instalar un ‘punto covid’ para atajar el avance de los casos, no va a tomar medidas más restrictivas como un confinamiento.
Y es que «el problema afecta a un sector específico, una empresa hortofrutícola que ya cuenta con 47 trabajadores contagiados, pero no está afectando a la zona turística ni nada que tenga que ver con el turismo», como ha afirmado el consejero Villegas este lunes.
Mazarrón tiene en total 55 casos activos y este lunes por la tarde se va a celebrar una reunión entre el Ayuntamiento y personal de las consejerías de Salud y Política Social para coordinar las nuevas medidas que se pondrán en marcha en la población, como comprobaciones domiciliarias de las cuarentenas o la instalación de un punto de detección PCR.
Villegas ha lamentado que muchos trabajadores con síntomas están acudiendo a trabajar, algo que provoca un desbocado aumento de los contagios y pide que «ante cualquier síntoma de permanezca en casa y se comunique para que se realicen las pruebas PCR». Así recuerda que recuerda que si se tienen síntomas compatibles con la covid-19 (fiebre, tos seca o cansancio) hay que contactar con el centro de salud o llamar al 900 12 12 12.
El consejero pide a la población que respete las normas de higiene y prevención ante los contagios del coronavirus. «Esta segunda oleada es una oportunidad para aprender de los errores y no podemos bajar la guardia», destaca.
Fernando Sánchez
López Miras quiere hacer de Sánchez, pero se arruga
López Miras ya sabe lo que es hacer de Pedro Sánchez. Le toca tomar decisiones trascendentales en relación a la pandemia ante las que se arruga. Como ayer, cuando renunció a ampliar la ‘fórmula Totana’ a otros municipios que, en la lógica de esta localidad, habrían requerido medidas similares. Ahora son los alcaldes los que le sacan a él los dientes, como el presidente hacía con Sánchez, pero con más éxito. Y, por cierto, todavía no sabemos la razón de que se retuviera durante dos días la información oficial sobre los bares de Lorca donde surgió el rebrote de la localidad. Aunque en Lorca hay muchos que dicen que sí lo saben.
Las ideologías hoy son innecesarias a los partidos porque la política en Mazarrón se construye con «pasta gansa», intereses creados,noticias falsas y la elección de realidad o apariencia. Gana la apariencia y no el afán de alcanzar resultados tangibles y consensuados. Esto era lo que recomendaba Maquiavelo al Príncipe sugiriéndole el cultivo de lo aparente. “Todos ven lo que pareces, pocos palpan lo que eres”. La verdadera política no consiste en aparentar, ni repetir eslóganes y muletillas, ni crear más div@s petulantes, sino que debiera basarse en activar voluntades pluralistas a través del consenso, impregnadas de honradez,eficacia y buena gente.
Ya Einstein se percató de las contradicciones de ciertas mezcolanzas. Cuando Marilyn Monroe tuvo la oportunidad de conocerlo, le inquirió: «¿Qué dice, profesor, deberíamos casarnos y tener un hijo juntos? ¿Se imagina un bebé con mi belleza y su inteligencia?». Einstein esbozó una sonrisa y le contestó muy serio: «Me temo que el experimento salga a la inversa y tengamos un hijo con mi belleza y su inteligencia».
Es tal el escándalo, el ir y venir de maletines, de lobbys promotores de negocios del ladrillo de oro o empresas privadas de servicios, el impuesto revolucionario del tres por ciento de los empresarios catalanes que en Murcia se desmadra, y que ahora alimentan a los desterrados auténticas mafias de cuello blanco que hace años el fiscal superior de Murcia, López Bernal, prometió cortarle las alas a esos pájaros marinos de plumas blancas y desde entonces vestidos de buitres leonados, comenzando inmediatamente la caza de fiscales rebeldes, jueces vituperados y periodistas cercados o abriendo las puertas a los púnicos impunes.
La apelación a la conciencia no exime de elaborar leyes referidas a la transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad. Dar cuentas ante la ciudadanía es lo propio de una sociedad democrática, en la que se supone que debería gobernar el pueblo. Pero siempre queda abierta la pregunta “¿quién controla al controlador?”.
Creo que somos una sociedad que tenemos un problema de falta de imaginación. Y lo estamos viendo en un momento político como el que vivimos. Tenemos muy poca imaginación política, o la tenemos bloqueada. Parece que somos incapaces de pensar alternativas, de imaginar futuros a corto o medio plazo que no sean distópicos. Parece que solo somos capaces de imaginar a peor. Mientras tanto hay otras imaginaciones que están muy activas y que gozan de buena salud como la de las grandes empresas, que no dejan de imaginar formas de extracción de plusvalía de los trabajadores. O la imaginación fascista o neofascista, que está ahora muy viva y es capaz de ganar la agenda y el discurso. Como sociedad tenemos ese bloqueo de la imaginación política. A que seamos capaces de pensarnos en otras realidades puede contribuir la ficción. Sin embargo, y aquí hago autocrítica como autor, la ficción está contribuyendo poco. Al final las ficciones que consumimos, el tipo de imaginario que construyen acaba siendo conservador, nos invita como a un repliegue. Parece que no somos capaces de salir de la distopía o la nostalgia, de mirar al pasado como un tiempo perdido que queremos recuperar o el futuro como uno que tememos. Sin ser ingenuos deberíamos ser capaces de construir otros relatos. E imaginar juntos.