Las nuevas divergencias y peloteras del «Equipo de Gobierno» tienen en vilo al Consistorio, a su peculiar funcionamiento y a toda la ciudadanía en general, que junto al incontestable ascenso del PP al hilo de los inminentes cambios que se avecinan, sacuden la población mazarronera. El colapso político del pacto de gobierno, empuja a los tres partidos con posibilidad de gobernar hacia una repolitización frenética y sorprendente que alcance a romper el «yugo opresor» del régimen transacional establecido, aunque nadie se atreve. Pero la crisis política local no se debe exclusivamente a la creciente división de los componentes del acuerdo de gobierno, al incremento dramático del oportunismo descarado de los mentores fácticos o al bloqueo institucional que provoca la corrupción política, prolongada en el tiempo por los clanes dominantes. El pueblo se encuentra dividido también por una profunda ausencia de valores y principios en la mayoría de sus dirigentes, heredada de la viciada red clientelar y consecuencia de la falta de ruptura necesaria e inmediata con los gerifaltes de la «logia caciquil» y las «famiglias benefactoras» del protectorado feudal. Su tesis principal es que la ventana de posibilidades sigue estando abierta si las facciones rupturistas aprenden a valorar la diversidad ideológica y a respetar la particularidad de los inevitables conflictos entre clanes afínes en una y otra acera de C/Progreso.

La temeraria maniobra del nuevo cónclave progresista que obliga a UIDM a cuestionar y renegociar acuerdos con el reconvertido PSOE, siembra el caos en la prolongada relación entre independientes y socialistas, mientras la militancia más leal y comprometida señala como cómplices del desaguisado municipal y falta de transparencia a los vetustos «gurús fácticos» del bipartidismo que provocan las negligentes zancadillas.

La sutil composición del gobierno municipal convierte la legislatura en una partida de ajedrez infinita. Cada votación se lleva a los límites y cada asunto tiene sus consecuencias a todos los niveles. Ya ocurrió en los prolegómenos de la carrera electoral de mayo de 2023, cuando un Partido Popular que subía en las encuestas, se topó con el acuerdo sellado entre UIDM y PSOE que encumbraría de nuevo a Campillo al «sillón de terssssiopelo». Algo parecido pero a la inversa, viene ocurriendo con el impostado cambalache presupuestario, aunque en este caso el PSOE ha movido ficha rápido, aprovechando las directrices de los «viejos gurús sociolistos» para dar un vuelco en C/Progreso y poner en jaque al grupo independiente. Ahora, tras realizar un cambio de planes y adláteres, los socialistas lanzan un torpedo dirigido a la línea de flotación independiente y de la oposición también, se van a ver obligados a cerrar un acuerdo inminente apoyado desde altas instancias políticas y el imaginario colectivo ciudadano más conservador.

El nuevo líder progresista ha sorprendido a todos con una negociación entre bambalinas y ajena al mundanal ruido con UIDM. Ruptura o continuidad, ahí está la cuestión. Durante meses, independientes y populares han sido la vía más accesible para desbloquear el desgobierno imperante, un tren que el Partido Popular deja escapar una y otra vez desde que el PSOE ejerció su punto máximo de presión al poner en riesgo todos -o casi todos- los acuerdos con el Partido Independiente. Una jugada estratégica que buscaba arrinconar a la fuerza municipalista de centro/derecha, situándola en una encrucijada de difícil resolución: o claudicaba con la derecha ultra/ conservadora o lo hacía con el PSOE, reforzando las convicciones de los «septuagenarios mentores progresistas».

El debate de los presupuestos se atraganta en la legislatura, encorsetando a UIDM y obligando al equipo de gobierno a afilar sus ideas como método de control de daños. De ahí que el PP se descabalgara del «statu quo» convenido e intentara impulsar falacias y reclamos con el PSOE, poco menos que otra “cesión al grupo independiente” y a su clásica amenaza. Jaque fallido a Campillo.

Sin embargo, apenas meses después, todo se ha desvanecido, con la salvedad de un pre acuerdo sin ultimar con el conciliábulo gavioto, en C/Progreso margen derecha, han reculado y obligado a sus ediles a postergar cualquier tipo de entendimiento con Unión Independiente destinado a las cuentas públicas. Se ha pasado a un nuevo golpe de efecto entre facciones de distintos «lobbys» que solo se explica con el sorprendente y rápido entendimiento con el ala socialista más maleable de la coalición.

Podría decirse que UIDM reedita la jugada, pero lo cierto es que en 2023 aprovechó una situación que le cayó del cielo, mientras que ahora ha buscado el pacto con los socialistas porque supone un severo golpe al intento de resurrección del Partido Popular. Por un lado, supone el tercer acuerdo forzado por los progresistas en unos meses. Ello evidenciaría toda la rumorología que a finales de 2024 situaba a los de Ginés Campillo omás cerca de los populares.

Pero también abre brecha una vez más en la relación independiente con los populares, torpedeando los acuerdos presupuestarios para hurgar en su herida. Ahora, pugnan por su batalla particular por el relato, unos para contener el chorreo de votos a los rivales y los otros para laminar las opciones del contrario. Una jugada que deja tocado de nuevo a un PSOE que, además, pierde otra oportunidad de desplegar el liderazgo desde la tercera planta del Consistorio, cediendo todo el protagonismo a un Campillo que encabezará una nueva batalla de su guerra contra el Partido Popular.

 

POST CRIPTUM: «El poder tiende a corromper, y el poder absoluto tiende a corromper absolutamente todo.

 

 

COLECTIVO «EN CLAVE TRANSPARENTE»