A primera hora de la mañana del martes, El Mundo publicaba una noticia en la que informaba de la mala traducción de la demanda civil de Puigdemont y otros cuatro ex consellers contra el juez Llarena.
Mientras que en español las palabras del magistrado estaban correctamente transcritas, en francés el escrito ponía en su boca que los Junqueras y el resto de dirigentes independentistas encarcelados lo estaban por sus filias políticas.
Un asunto que puede calificarse de muchas maneras excepto de baladí, ya que Llarena puede terminar recusado de la instrucción del 1-O e incluso inhabilitado por la Justicia belga. Además, el caso puede elevarse al Tribunal Europeo de Derechos Humanos sin pasar antes por el Constitucional, logrando el objetivo de los independentistas de internacionalizar el procés.
Risas de Puigdemont
Preguntado por Confidencial Digital por las acusaciones de haber manipulado las declaraciones del juez, el abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, afirmaba que la información, destapada por un traductor de francés que leyó la demanda, era “una chorrada”.
ECD trató de recabar qué haría la defensa del ex president en caso de que el tribunal belga le acusara de mala fe procesal, y Boye respondió que entonces “nos reiríamos”, confiado en la ridiculez del tema.
“Fue una errata”
Sin embargo, a las pocas horas, la defensa de Puigdemont se desdijo, cargó contra el traductor al que encargaron la versión francesa de la demanda y aseguró que la incongruencia se había tratado de “una errata”.
Al mismo tiempo, se apresuró a asegurar que subsanarían el error involuntario, cambiarían el texto a la mayor brevedad posible y que lo volverían a poner a disposición de la Justicia belga. Un cambio en cuestión de muy poco tiempo que ha añadido levantado todavía más ampollas en medio de la polémica del momento.