Albert Rivera ha vuelto a encontrarse con resistencia interna ante su decisión de cerrar pactos por la derecha tras el 26M manteniendo el veto al PSOE. La Ejecutiva de Ciudadanos está reunida este lunes para debatir el abanico de posibilidades y decidir si se decanta exclusivamente por situarse junto al PP y cerrar pactos a ‘la andaluza’ que incluyan a Vox o se abre en algunas comunidades a acuerdos con el PSOE. Esta semana comienzan las negociaciones entre las formaciones políticas que en Ciudadanos coordina el secretario José Manuel Villegas, quien, junto a José María Espejo, dirige la estrategia del Comité Nacional de Negociaciones de Gobiernos.
En varias comunidades como Madrid, Castilla y León o Aragón o Murcia, y en los Ayuntamientos de Barcelona y Madrid, dependen de a quién apoye la formación de Rivera para determinar el color de los gobiernos. El debate en Ciudadanos está abierto y son ya varias las voces que reclaman al líder que no se pliegue únicamente al partido de Casado, al que no consiguieron dar el sorpaso en las pasada elecciones del 26M, y que además ya ha adelantado que no le importa sumar a Vox a los posibles pactos que cierre con los de Rivera.
«El señor Gabilondo y sus socios de Podemos y Errejón [Iñigo] no ocuparán la Puerta del Sol», afirmó este domingo. El argumento o la excusa que pone es que no quiere un presidente autonómico que «haga guiños al separatismo» y que «calle» frente a ciertos tipos de «planteamientos», como la voluntad del PSOE de conseguir una coalición de gobierno con PNV y Bildu en Navarra. Aguado critica a Sánchez por sus políticas de alianzas y pactos, como el haber permitido «gobiernos nacionalistas» en Valencia y Baleares.
Mientras Aguado se decanta sin tapujos por un acuerdo con el PP y Vox, algunos de los candidatos de Ciudadanos han manifestado otras preferencias sin esperar a las directrices del Comité Nacional de Negociación de Gobiernos.
Estos dirigentes se aferran a las declaraciones que realizó la portavoz nacional del partido, Inés Arrimadas, al día siguiente de la noche electoral en las que aseguró que su partido iba a dialogar con «todas» las demás fuerzas políticas «territorio a territorio», sin establecer ‘líneas rojas’ ni exclusiones. De inmediato interpretaron que Ciudadanos levantaba el veto que antes de las elecciones generales había impuesto al PSOE de Pedro Sánchez, con el que anunciaron que no pactarían «jamás». Sin embargo, un día después, José Manuel Villegas matizaba y establecía que la preferencia de su partido era «gobernar con el PP» y que cualquier hipotético acuerdo con los barones del PSOE tenía que pasar por que estos «renunciaran a la política territorial» de Sánchez y se comprometieran con la aplicación del artículo 155 en Catalunya, así como a no pactar nunca con «populistas e independentistas». Unas exigencias que Ciudadanos sabe que son imposibles que los socialistas acepten.
El primero en desmarcarse del camino señalado fue el candidato de Ciudadanos de Castilla y León, Francisco Igea, que el pasado miércoles manifestaba su deseo de buscar un acuerdo con el dirigente del PSOE, el sanchista Luis Tudanca, porque cree que «los ciudadanos de Castilla y León están cansados de 32 años de mayoría absoluta del Partido Popular, de clientelismo y de soberbia».
En el partido, en donde quieren manejar los hilos de cualquier negociación, no cayeron bien sus manifestaciones, pero Igea cree que nadie se pueden llamar a sorpresa porque a lo largo de la campaña electoral siempre ha mantenido lo mismo. El diputado fue el primero en desmarcarse del fichaje de la exdirigente del PP, Silvia Clemente, decidido por Villegas, que resultó todo un fiasco al descubrirse un pucherazo en las primarias.
Otro de los frentes que se le ha abierto a Rivera es el de Manuel Valls al que el líder de Ciudadanos apoyó para que pudiera impulsar la Plataforma para presentarse como candidato municipal por Barcelona.
Para contrariedad de la dirección del partido, Valls también decidía contravenir las líneas rojas impuesta por Ciudadanos de no negociar con «populistas» y ofrecía sus votos a Ada Colau para que puede seguir en la alcaldía, «sin ultimátums ni pedir nada a cambio, para impedir que los independentistas gobiernen en el Ayuntamiento».
La respuesta de la dirección de Ciudadanos fue inmediata, dejando claro que antes que investir alcaldesa a Colau prefieren dar su apoyo al socialista Collboni a pesar de las diferencias que mantienen con él. “El resultado en Barcelona no nos permite gobernar la ciudad y por tanto estaremos en la oposición”, zanjó en un comunicado el partido de Rivera.
Las relaciones de Valls con Rivera nunca han sido buenas pese a los desmentidos por ambas partes. De hecho, durante la campaña el líder de Ciudadanos no compartió ni arropó al exprimer ministro francés en ninguno de sus actos. La misma noche amenazó con romper su alianza con Ciudadanos si pactaban con Vox.
Pero a Valls se ha sumado ahora uno de los pesos pesados del partido: Luis Garicano. El eurodiputado de Cs publicaba este fin de semana un tuit en el que opina que es mejor apoyar a Colau como alcaldesa, para evitar «que los independentistas instrumentalicen y destrocen Barcelona».
«¿Se puede votar a una opción mala? ¿Se puede votar a Colau aunque a uno le parezca malísima alcaldesa? Claro que se puede, si es para evitar un resultado aún peor, quizás catastrófico: que los independentistas instrumentalicen y destrocen Barcelona», señala el hasta ahora gurú económico del partido, que ya se ha desmarcado en otras ocasiones de la línea oficial. Una de ellas, ante el fichaje de la exdirigente del PP, Silvia Clemente en Castilla y León, posicionándose del lado de Igea, que fue el que finalmente ganó las primarias en la comunidad tras destaparse el pucherazo.
Garicano es vicepresidente de ALDE, el grupo de los liberales europeos, en donde han advertido a Rivera de su rechazo a Vox y a todo tipo de formaciones «populistas»
Ante este panorama, Rivera se enfrenta hoy a una Ejecutiva en la que se espera que haya más voces críticas con esa decisión primera de pactar con el PP y Vox sin contemplar acuerdos con los socialistas, como la del diputado y ahora portavoz adjunto del grupo parlamentario, Toni Roldán, que ya se mostró en contra de ese veto antes del 28A.
FUENTE: Eldiario