«Salgamos a ganar» y con la «cabeza bien alta». El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha intentado levantar los ánimos de un taciturno PP arreciando especialmente contra Ciudadanos, sin citarlos expresamente: «inexpertos lenguaraces que tantos consejos regalan».
Rajoy ha cerrado la convención nacional del Partido Popular en Sevilla, frustrada por el caso Cifuentes y la sombra de la salida de Carles Puigdemont de la cárcel, con un discurso de casi cincuenta minutos en clave interna y con la vista puesta en la dura contienda electoral del año que viene (europeas, municipales y autonómicas).
Ha señalado que el PP siempre dice lo mismo en toda España: «Otros no. Otros dicen una cosa en Extremadura y otra en Cataluña, apoyan el castellano en unas escuelas y lo destierran de otras, ponen un precio en Andalucía para permitir el Gobierno autonómico y otro mucho más alto para sostenerlo en el Congreso».
«No tienen una idea sobre España, y lo que es peor: parece que no tienen ni idea de España. Es lo que hay», ha dicho entre aplausos Rajoy. «Por eso -ha proseguido- escudriñan y buscan fuera de nuestro país las recetas que se supone que necesitamos: las primarias de EEUU, el contrato laboral de Dinamarca, la ley electoral de Nueva Zelanda. Y ha seguido la crítica: «Vamos, como quien compra imanes para decorar un frigorífico». Risas y más aplausos para el jefe.
«Pero que no se emocione nadie, porque hay otros que son peores. Puestos a buscar modelos, prefieren picotear en Irán y Venezuela», ha ironizado.
«El alcalde de un pueblo de Grazalema tiene más experiencia»
Ha defendido que el PP es el partido con «capacidad» para gobernar y «luego están los otros». «Todos los demás: los que no han sabido gobernar nunca, y los que no han gobernado jamás. Por eso lo prometen todo, gratis, sin límites, sin compromiso y sin responsabilidad. Con un además dicen que resuelven las pensiones, con un gesto el desempleo, con una palmada el déficit y a vivir que son dos días. Esto es lo que hay», ha pinchado el presidente.
Y ha ido más allá: «Pero lo cierto, es que el alcalde del pueblo más humilde de la sierra de Grazalema tiene más experiencia de gobierno de ajustarse a un presupuesto de mirar por el bien común que esos inexpertos lenguaraces que tantos consejos regalan».
Rajoy se ha cuidado de no citar directamente a los partidos rivales y lo hacía con un despectivo «ellos»: «los demás son una apuesta, una hipótesis, nosotros no».
«Los demás ofrecen incertidumbre con peroratas, golpes de tuits», ha apostillado.
Rajoy ha vuelto a deleitar a los suyos con su ironía. Tras repasar algunas cifras económicas, ha dicho: ¿Os imagináis lo que estaría diciendo esa colección de parlanchines que se pasan el día dándonos lecciones a todos si hubiera hecho solo la mitad?. «¡Bueno, llenarían España de cartelones. Y se acabaría el incienso para tanto botafumeiro y no habría medallas para todos».
Un discurso pensado para macar el ritmo del partido en estos meses preelectorales, insuflar ánimos entre los suyos. Por eso la convención precisamente se ha hecho en Sevilla, ya que Andalucía será la primer contienda electoral. Las elecciones deben ser en marzo del año que viene, pero en el PP piensan que puede haber un adelanto electoral den octubre.
El guión de la obra electoral
Rajoy es conocedor del malestar que reina en su partido de cara a los nuevos comicios. Nunca había sentido el aliento de un partido de centro derecha en la nuca. Además, el poder municipal es el gran pilar de un partido, las elecciones municipales son la gran agencia de colocación de empleo de militantes a lo largo de todo el país. Y muchos concejales y alcaldes están muy nerviosos.
Por eso, hoy le tocaba marcarles el guión para los próximos meses: ningunear a Cs, criticar su falta de experiencia, desmontar ese supuesto aire fresco naranja.
Como el dramaturgo de la obra que tiene que interpretar el PP en los próximos meses, ha dado la consigna que hay que vender ante los medios y ciudadanos: «Nadie puede ofrecer a los españoles lo que nosotros ofrecemos. Experiencia, resultados y un proyecto de futuro. Los demás ofrecen incertidumbre, con perortas huecas, golpes de tuit o promesas».
Y ha pronunciado unas frases que escucharemos hasta la saciedad en mítines por toda España: «La gran pregunta que tenemos que hacer a los españoles es si quieren que sigamos avanzando o si quieren retroceder». «Es la pregunta clave», ha remachado en una intervención pensada para todos sus cargos: «votar no es lo mismo que opinar, gobernar es algo más exigente que sembrar ocurrencia y algo más complicado que meter un gol desde el sofá».
Esa colección de parlanchines
«Salid a la calle con la cabeza bien alta, a contar la verdad. Tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos en estos meses cruciales», ha advertido. Y es que se avecinan tiempos tensos también internos, con la designación de candidatos. El propio Rajoy ha decidido adelantar el nombramiento de los aspirantes andaluces para calmar a los populares del sur.
Las municipales y autonómicas son el gran termómetro electoral del país, el partido que las gana suele vencer en las siguientes elecciones generales. «Somos el PP, el partido especialista en salvar las dificultades, el partido que resuelve las crisis, el partido al que recurren los españoles cuando las cosas van mal», ha agregado.
El público hoy tenía ganas de aplaudir. Tocaba cerrar una convención frustrada por el caso Cifuentes, en la que el contenido ha quedado en un segundo plano, no se han vendido mensajes a los ciudadanos fuera del lío interno.
En primera fila escuchaban a Rajoy su mujer, Elvira Fernández, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y el líder del PP-A, Juanma Moreno.
Más de tres cuartos de hora de intervención del presidente sin grandes anuncios. Vendiendo su experiencia y repetidas cifras económicas. Y sacando pecho de la «responsabilidad» del Ejecutivo en el tema de Cataluña.
Ha insistido en que haya un candidato viable y que cumpla la ley para especialmente recuperar la convivencia después del «malhadado procés». Y ha insistido en que gracias a la actuación del Gobierno se consiguió evitar la investidura a distancia de Carles Puigdemont.
FUENTE: HUFFINGTONPOST