Las diferentes piezas que conforman el puzle de las denominadas fuerzas del cambio vuelven a moverse buscando nuevos encajes. Desde las organizaciones de ámbito municipal, como el caso de Ganemos en Madrid, hasta las corrientes internas de Podemos de ámbito estatal como Anticapitalistas, pasando por las confluencias, como Compromís, que ya ha decidido concurrir por solitario en las autonómicas, o En Marea, que ha acrecentado sus diferencias con la formación morada. A falta de poco más de un año para las elecciones europeas, autonómicas y municipales, los movimientos en la izquierda se suceden, con Podemos e Izquierda Unidacomo principales epicentros.

En este contexto preelectoral y de configuración de las listas, Podemos e IU funcionan también como vasos comunicantes. La apuesta de Izquierda Unida de convocar sus propias primarias, al igual que Podemos, mientras continúan las negociaciones entre ambas organizaciones y Equo para sellar un acuerdo de confluencia, supone una puerta abierta a los sectores críticos de la formación liderada por Pablo Iglesias. La apertura del proceso a no afiliados y movimientos sociales para «no dejar a nadie fuera» podría suponer, al menos en Madrid, que Anticapitalistas y Ganemos —con tres concejales en Ahora Madrid— concurriesen a las primarias de IU. El sector que tiene al eurodiputado Miguel Urbán y a la coordinadora de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, como principales caras visibles se autodescartó del acuerdo entre pablistas y errejonistas y rechazó concurrir a sus primarias por considerarlo un reparto de sillones decidido desde los despachos y sin garantías. Su intención es participar en unas «primarias de unidad popular abiertas», aunque fuentes de la dirección de este sector remarcan que no serán necesariamente las que se convoquen desde IU.

Desde Andalucía, donde el sector rupturista cuenta con otro de sus principales bastiones, ni siquiera ha habido un pronunciamiento público

El sector crítico, que cuenta con representación tanto en la ejecutiva estatal como en la dirección —consejo ciudadano estatal—, se sitúa en estos momentos más fuera que dentro de Podemos. Un movimiento que se ha tratado de circunscribir únicamente a Madrid, pero que ya está teniendo repercusiones en otros territorios. A algunos de ellos incluso los ha cogido por sorpresa. Desde Andalucía, donde el sector rupturista cuenta con otro de sus principales bastiones, ni siquiera ha habido un pronunciamiento público. Mientras tanto, miembros de este sector con representación institucional han dejado su militancia en ‘anticapis’ tras la decisión de dar un paso a un lado en Podemos. Este es el caso de la diputada regional Isabel Serra, a quien respaldan otra diputada regional del mismo sector y varios cuadros. No descartan que si se produce la salida formal de Anticapitalistas, reconstruyan el espacio crítico dentro de Podemos.

El salto del sector revolucionario, que contribuyó a colocar los cimientos territoriales de Podemos en su fundación, se está produciendo con la máxima de primar la coherencia al pragmatismo. No sin disensiones de calado. Fuentes cercanas a la dirección del partido lamentan una hipotética escisión y recuerdan que se trató de contener ofreciendo un mínimo de dos puestos de salida a ‘anticapis’ en la lista que encabezará Íñigo Errejón. Con todo, entienden que las bases de esta corriente son las más propensas a la escisión y están a la espera de ver lo que ocurre con quienes mantienen posturas de dirección, como Miguel Urbán, que podría ser el cabeza de lista de Podemos para las europeas. La dirección ya ha dado por rotas las conversaciones con este sector.
 
Desde la corriente trotskista insisten en que no se trataba de una cuestión de reparto de poder, y avanzan que presionarán ya sea desde dentro o desde fuera —con un nuevo espacio en ciernes— para forzar la configuración de una candidatura de unidad popular. En la misma línea está Ganemos Madrid, que tratará de escalar de lo municipal a lo autonómico ante la evidencia de que en Madrid la alcaldesa Manuela Carmena solo repetirá candidatura si logra rodearse de un equipo de confianza en el que no entrarían los referentes de este espacio ni de IU. La destitución de Carlos Sánchez Mato como edil de Economía y Hacienda tras oponerse al denominado plan Montoro, o el más reciente cese del coordinador del grupo municipal, Antonio Hernández, también vinculado a IU, dan cuenta de estas intenciones.
 

Los críticos con la decisión de conformar un nuevo espacio paralelo a Podemos, que replicaría el Ahora en Común de 2015 que acabó liderando IU, lo tildan de «repliegue» poco fructífero en un contexto de reflujo para las fuerzas progresistas. Esto es, sin una correlación de fuerzas suficiente para dar el salto. Sin embargo, hay actores que justifican estos movimientos como una estrategia de más largo plazo ante la posibilidad de que Podemos pierda la hegemonía en el tablero de las fuerzas del cambio tras las elecciones generales de 2020. Un fecha clave para el futuro de Pablo Iglesias al frente del partido, pues si los resultados no son satisfactorios, verá cuestionado su liderazgo.

Desde el PCE creen que «la unidad popular no es una opción, es una obligación», y no solo con quienes tienen «una misma identidad política»

Desde el PCE tampoco se mantienen ajenos a estos movimientos con vistas al largo plazo. Su secretario general, Enrique Santiago, afirmaba en una entrevista en ‘Mundo Obrero’, órgano de comunicación oficial del PCE: «Ojalá pudiéramos trascender todo lo que hay ahora mismo organizado en torno a ese grupo parlamentario de 70 diputados y diputadas [en referencia a Unidos Podemos] y avanzar en sujetos políticos más unitarios. Ojalá, pero mientras no sea posible, nuestra obligación es incrementar al máximo los niveles de coordinación estratégica para alcanzar nuestros objetivos, y el que piense que eso nos va a diluir, insisto, tiene muy poca confianza en el proyecto político en el que milita». En esta línea, añadía: «La unidad popular no es una opción, es una obligación. Y no podemos aspirar a hacerla únicamente con aquellos que tienen nuestra misma identidad política, sino con todos aquellos que objetivamente están interesados en los cambios que estamos demandando».

La apertura de las primarias de IU a todos los sectores del cambio sitúa a la organización liderada por Alberto Garzón como aglutinante de todas las formaciones —como fueron Més per Mallorca, Democracia Participativa o Izquierda Castellana—, corrientes minoritarias o movimientos que se sumaron a Unidos Podemos en las últimas generales y cuya presencia de cara al próximo ciclo electoral no está asegurada. Compromís ya ha adelantado que concurrirá por libre para no «privar» a los valencianos de tener una opción que defienda sus intereses «sin subordinaciones ni dependencias», mientras que En Marea, aunque en Galicia no se celebrarán autonómicas, mantiene diferencias con Podemos todavía irresueltas y la mayoría de sus mareas municipales tienen ritmos propios.