Carles Puigdemont convirtió este sábado su regreso a Bélgica en una exhibición de fuerza que trató de esgrimir ante el Gobierno español. Tras los cuatro meses que ha permanecido en Alemania, el expresidente catalán llegó a Bruselas con una apelación al Ejecutivo de Pedro Sánchez para que pase “de los gestos a los hechos”, con el mes de septiembre como horizonte tentativo. Puigdemont lanzó este mensaje en una comparecencia conjunta con el actual presidente, Quim Torra, que, pese al tono reivindicativo, evitó plantear exigencias concretas. El exmandatario insistió: “El periodo de gracia se acaba, también para Sánchez”.
Puigdemont acentúa el órdago político en su nueva etapa como hombre sin cargos judiciales (solo fuera de España). Tras el perfil discreto que mantuvo durante el periodo que pasó en Alemania, mientras la justicia de ese país decidía sobre su entrega a España, el expresident inició su segunda estancia en Bélgica con una jornada cargada de actos. El primero fue la visita a la delegación de Cataluña ante la UE, con la que pretendía trasladar una imagen de normalidad institucional. Allí lo recibió Torra, que viajó a Bruselas para darle la bienvenida.
Ambos políticos evidenciaron que esperan movimientos concretos del nuevo Gobierno español, pero sin acorralar a Sánchez con condiciones que no puede cumplir. “No se puede querer los votos para convertirse en presidente y luego no actuar en consecuencia”, advirtió Puigdemont, que eludió citar reclamaciones precisas. “Lo que estamos esperando es la receta Sánchez ante lo que él mismo ha reconocido como un problema político”, señaló.
El president Torra sí mencionó el derecho de autodeterminación como uno de los elementos que reclama dentro del diálogo recién iniciado con el presidente español, aunque rehusó definirlo como condición sine qua non. “Tenemos posiciones absolutamente opuestas, pero tienen que acabar convergiendo”, resumió. En la reunión que mantuvieron el pasado 9 de julio en La Moncloa, Torra le trasladó a Sánchez: “Tenemos un otoño complicado usted y yo”, según relató en Bruselas. Al igual que este sábado, las 13 demandas que planteó en ese encuentro se formularon de manera difusa para no caer en el enfrentamiento.
Tanto Torra como Puigdemont combinaron las críticas a España, especialmente en el ámbito judicial, con buenas dosis de realismo político. Pese a emplear términos como fracaso, derrota y vergüenza para referirse a la estrategia judicial española, hicieron hincapié en la nueva coyuntura. Preguntado por quién de los dos considera presidente, Puigdemont respondió: “Es Torra”.
Más allá de la situación política en España, el expresidente de la Generalitat se fija como objetivo mantener viva “la internacionalización del conflicto catalán”. Para ello reanudará cuanto antes sus viajes por Europa, en los que defenderá “la causa justa de Cataluña”.
Además de los cargos provenientes de Cataluña, acompañaron a Puigdemont los exconsejeros que huyeron con él a Bélgica el pasado octubre, incluida Meritxell Serret, que ahora dirige la delegación catalana en Bruselas. Muchos lo arropaban durante la conferencia de prensa, que arrancó con El cant dels ocells, una canción popular catalana que tocaba un músico con una tenora.
El tono se hizo mucho más combativo por la tarde, cuando toda la comitiva se trasladó a Waterloo, donde Puigdemont residía antes de desplazarse a Finlandia el pasado marzo, un viaje que puso un final abrupto a su estancia en Bélgica porque fue detenido en Alemania al pasar por allí a su regreso. Puigdemont y sus colaboradores han convertido ese lugar en la llamada Casa de la República, una especie de sede del Gobierno que regía en Cataluña hasta la declaración unilateral de independencia el pasado mes de octubre y que quedó destituido con la aplicación del artículo 155.
Izada de banderas
Allí celebraron un acto, rodeados de unos 200 simpatizantes, para reclamar la libertad de los políticos que están presos tras esa declaración de independencia. Puigdemont y Torra defendieron estar “en el lado correcto de la historia” y cerraron sus alocuciones proclamando: “Visca Catalunya” y “Visca la terra”. La tarde finalizó con la izada de dos banderas —la senyera, bandera oficial catalana, y la europea—, que ahora presiden la casa de Waterloo.
El viaje de Puigdemont llega después de que Alemania aceptara extraditarlo solo por malversación, no por rebelión. Entonces el juez del Supremo Pablo Llarena retiró las euroórdenes contra todos los miembros del Govern fugados, lo que les permite moverse con libertad fuera de España.