Un botón de muestra en Lorca

 

Cuando no es por el Independentismo, es por el cambio de Gobierno, pero siempre andamos deslumbrados por alguna de las obras de teatro con las que nos bombardean sin descanso nuestros medios de comunicación. Mientras tanto, se nos pasa desapercibido por delante de las narices cómo se van archivando inexplicablemente un montón de causas judiciales por corrupción, contra políticos y altos cargos. Desde dentro de la propia Justicia (¡Por fin!) surgió la voz de protesta: La huelga de jueces.

Las huelgas de jueces son algo insólito en el Mundo y resultan tan esperpénticas que, con toda seguridad, deben ser un invento español. Es algo que solo tiene explicación dentro de nuestro insólito y esperpéntico panorama político nacional. La de esta huelga es una protesta admirable, porque pretende evitar las injerencias de los políticos en su labor de juzgar y eso es algo absolutamente imprescindible para limpiar la corrupción que está destruyendo nuestro País.

La corrupción nace de anteponer el bienestar y el dinero a los principios y valores morales. Se manifiesta en forma de soborno, robo, engaño, traición o prevaricación y no es propiedad de los políticos, sino de cualquiera que ocupe un cargo público desde donde poder ejercerla, por ejemplo, el de juez. Nadie es buen juez de sí mismo y por eso no es fácil evitar ser sorprendidos con una viga en el ojo mientras señalamos la paja en el del ajeno. Para evitar que las denuncias que señalemos en los ajenos sean automáticamente desautorizadas por el ridículo, siempre es necesario recurrir a un Pepito Grillo amigo, para que nos desvele nuestros propios defectos antes de comenzar un ataque.

Resultaría trágico que una huelga tan necesaria perdiera todo valor y utilidad. Por eso los grillos animamos al Poder Judicial a demostrar que quiere asearse para estar respetable y que sus protestas sean tomadas en serio. Estamos seguros de que, si la demuestran su limpieza y la nobleza de sus intenciones, la Sociedad les dará la victoria en su batalla contra los políticos que buscan salvoconductos para la corrupción.

Como las cosas siempre se entienden mejor con un ejemplo y un botón vale de muestra, voy a exponerles un caso que ha caído en mi mano que, para los efectos, resulta perfecto. En los Juzgados de la ciudad de Lorca se está tramitando el procedimiento judicial por el caso que provocó la dimisión del anterior presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia, Pedro Antonio Sánchez López. Mientras tanto, supongo que los magistrados lorquinos, como la mayoría de los jueces españoles, habrán seguido la huelga de forma masiva. Nos gustaría confiar en que ahora, después de la huelga, no van a permitir que los políticos tuerzan su justicia, haciéndoles pintar la sentencia de inocencia, aunque dentro de la sala se demostrara corrupción. Pero hemos sabido que en esos mismos Juzgados sucede algo que no es ejemplar y que, a priori, proyecta la negra sombra de una enorme viga sobre los ojos que observan la justicia que se imparte allí.

Para que la imagen de la Justicia permanezca limpia y no surjan suspicacias sobre su imparcialidad, la Ley marca que ningún magistrado pueda juzgar un caso que afecte a un familiar suyo, un amigo, un enemigo o cualquier otra persona con la que esté vinculada por algún interés. También tienen incompatibilidad con abogados y procuradores parientes en primer o segundo grado. Como es natural, estas limitaciones son más severas si trata de un Partido Judicial pequeño (con menos de 10 Juzgados de Instrucción) en cuyo caso la incompatibilidad entre profesionales parientes de hasta 2º grado es completa, de forma que no pueden ejercer simultáneamente en ningún juzgado del mismo distrito. En Lorca solo hay 7 Juzgados mixtos de 1ª Instancia/Instrucción y, aún si añadiéramos en el cómputo a los 2 de lo Penal con los que cuenta, tan solo seguirían siendo 9.

Pero en Lorca hay dos cuñadas que ejercen simultáneamente como juez y abogado en el mismo distrito sin aparentes problemas. Se trata de la magistrado Marina Hidalgo Belmonte y la letrado María Isabel Muñoz Rodríguez. A pesar de que su relación fue reconocida explícitamente en una auto-abstención que la misma juez presentó en Marzo de 2015, aún continúan ejerciendo ambas simultáneamente en el Partido Judicial de Lorca, incumpliendo así la normativa vigente, ante la aparente pasividad de Fiscalía y Poder Judicial, tanto a nivel local, como regional y nacional.

Tenga o no tenga motivos reales, no es difícil de imaginar lo que sentirá un abogado que pierda un caso en los Juzgados de Lorca frente a la letrado Muñoz y la confianza en la Justicia que le quedará a su cliente. Imaginen a qué abogado resulta más atractivo de contratar para quien tenga que meterse en pleitos en Lorca. Pero lo que no es necesario imaginar después de saber esto es la confianza que nos queda a los contribuyentes en que la sentencia que se dicte en Lorca para el ex-Presidente Regional en el Caso Auditorio, vaya a ser justa. Y, extrapolando, sopesemos la confianza que nos queda en la imparcialidad de las absoluciones del Caso Umbra (Nueva Condomina) en la Región de Murcia o de las de los responsables del Banco de España en el Caso de las acciones de Bankia a nivel nacional, por poner un par de ejemplos.

Este caso que les contamos es tan solo un ejemplo de algo que, al parecer, nuestra Justicia no ve con sus ojos, pero que deja los nuestros pasmados. Permítaseme que le diga que necesitamos que se busque un buen grillo o que se mire al espejo y que se quite esas vigas del ojo, para que pueda limpiar la paja de la corrupción de esta casa, porque ya parece un establo.

 

 

 

JUAN MARIANO PEREZ ABAD