Vuelco en la política española. Eso es lo que vaticinan todas las encuestas y confirma el sondeo de Sigma Dos para EL MUNDO. Ciudadanos, al alza y sin freno, conseguiría, de celebrarse hoy los comicios, duplicar la cosecha de votos que logró en las generales de junio de 2016 y se situaría por primera vez como el partido preferido por los españoles con un 26,7% de respaldo. La formación que lidera Albert Rivera protagoniza el sorpasso sobre el PP, al que superaría en casi tres puntos y medio. Ambas fuerzas, representantes del centro derecha, aglutinarían al 50% de los votantes frente al bloque de izquierdas -PSOE y Unidos Podemos-, que congregaría al 38%.
El ascenso meteórico del partido naranja -13,6 puntos desde las generales y 10 desde la última encuesta de Sigma Dos, realizada el pasado octubre en vísperas de la aplicación del artículo 155- se produce a costa de populares y socialistas. Los primeros pierden casi 10 puntos respecto a las elecciones generales y 8 desde el pasado octubre. En cuanto a los segundos, han frenado el ascenso que les dieron los sondeos tras la vuelta de Pedro Sánchez a la Secretaría General y ahora van a la baja: el PSOE sacaría hoy tres puntos menos que en las elecciones de 2016 y se deja seis respecto a los resultados que lograba en octubre.
De esta manera, el trasvase de apoyos desde la derecha hacia las posiciones más centradas y liberales que representa Ciudadanos es masivo, mientras que el flujo desde la izquierda es más moderado aunque también importante.
Entre la encuesta de octubre y la que EL MUNDO publica hoy ha mediado la aplicación del artículo 155, la fuga de varios líderes independentistas catalanes, la acción judicial contra el proceso soberanista y las elecciones autonómicas, en las que Ciudadanos ya fue el partido más votado. Fuera del ámbito catalán, el Gobierno ha sufrido otras acometidas, como han sido las manifestaciones de pensionistas o la movilización de mujeres el 8-M, mientras continúa el bloqueo político: los Presupuestos siguen sin aprobarse y ya no es que no se alcancen grandes pactos, sino que los que parecían que iban a ser viables se rompen, como el educativo.
Con este panorama, el PP perdería su condición de fuerza más votada y el PSOE la suya como primer partido de la oposición. El descalabro de los primeros probablemente hunde sus raíces en el desgaste que supone haber gobernado el país, en el rosario de casos de corrupción que gangrena sus filas y en los titubeos y la tardanza a la hora de afrontar el desafío secesionista catalán. A ello se suma su escasa sensibilidad para dar respuesta rápida a las demandas sociales de pensionistas, policías y guardias civiles o mujeres en lucha por la igualdad.
A los socialistas, la factura les llegaría por sus vaivenes en relación con el modelo de Estado, sus continuas discrepancias internas aún no solventadas y la falta de un proyecto claro para el país, sumado al recuerdo aún presente de la herencia económica que dejaron. La ausencia de su líder, Pedro Sánchez, de la tribuna preferente que ofrece el Congreso de los Diputados ante el conjunto de la ciudadanía es, sin duda, un obstáculo difícil de superar porque abona el terreno a la cacofonía de voces y las batallas intestinas.
Frente a ambos -Rajoy y Sánchez-, la figura de Rivera gana puntos en el imaginario colectivo. Habilidosos a la hora de recomponer el discurso en sintonía con el movimiento de la sociedad y especialistas en adjudicarse méritos y borrar sus errores, Ciudadanos coloca con facilidad su mensaje a base de emplear un lenguaje directo y empático que cala bien en las clases medias y no chirría demasiado ni en las más acomodadas ni en las más vulnerables.
Sin duda en el despegue que registra Cs influye la posición de este partido ante el reto catalán, un asunto que acapara la atención pública y condiciona decisivamente estrategias y políticas de la mayor trascendencia. Baste señalar, por ejemplo, que la aplicación del artículo 155 es el argumento que esgrime el PNVpara rechazar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado.
Cs ha exhibido en público una oposición frontal a los independentistas y ello le ha servido para catalizar en su favor el rechazo de un buen número de votantes a propuestas como las del Estado plurinacional o a estrategias que promueven la comprensión hacia las demandas secesionistas. Su triunfo en las elecciones catalanas ha generado además una suerte de inercia a nivel nacional que por el momento no se ralentiza.
Es quizá el fenómeno inverso al que padece Podemos, que se aleja de la cota que logró en las elecciones generales. Ahora lograría un respaldo del 18,4%, casi tres puntos por debajo del obtenido en junio de 2016, aunque modera su caída, que el pasado otoño era muy pronunciada. Esta circunstancia, unida a la caída del PSOE, pone de hecho a Pablo Iglesias muy cerca de Pedro Sánchez: sólo les separa 1,3 puntos.
Por lo que se refiere al bloque independentista se aprecia un trasvase de votos del PDeCAT, el partido de Carles Puigdemont, en favor de ERC.
Ciudadanos saca oro del ‘procés’
Los cálculos que los partidos de ámbito nacional han hecho sobre su posicionamiento ante la crisis en Cataluña podían tener sentido en su origen. Sus resultados, no obstante, puede que no sean como sus estrategas esperaban e incluso que a algunas de las formaciones se le gire en su contra. De entre todos los partidos que aspiran a gobernar, sólo uno se está viendo beneficiado por su postura ante el proceso soberanista: Ciudadanos.
Según un sondeo realizado por Sigma Dos para EL MUNDO, la actuación del partido ‘naranja’ es la mejor valorada por los españoles y supera con holgura a la obtenida tanto por el PP, con quien rivaliza por atraer el voto antisoberanista, como por los partidos de la izquierda, PSOE y Podemos, que sufren un duro castigo, también de sus electores.
Obligado a tomar desde el Gobierno todas las decisiones contra el ‘procés’, el PP no localiza la tecla que le permita lograr réditos entre la población. Tampoco cuando la Justicia ha ejecutado ya duros golpes al independentismo. La encuesta se realizó entre el 23 y el 27 de marzo, coincidiendo con el encarcelamiento de cinco líderes soberanistas, la fuga de Marta Rovira a Suiza y la detención de Carles Puigdemont.
Nada de ello parece haber beneficiado al PP. A escala nacional, su estrategia sólo es aprobada por un 32,2% de la población -aquellos que responden ‘bien’ o ‘muy bien’ a la pregunta sobre su actuación tras las elecciones del 21-D-. Una cifra que, aunque no especialmente baja, palidece si se compara con el porcentaje de los que consideran que Génova no ha sabido responder al desafío catalán: el 53,3% de los encuestados suspende su actuación.
En el otro lado de la balanza se sitúa Ciudadanos. Con sus históricos resultados en las elecciones catalanas bajo el brazo -fue el partido más votado-, la formación ‘naranja’ recoge frutos de su política de no dar tregua al ‘procés’, sin necesidad de desgastarse a la hora de tomar decisiones ejecutivas y con el altavoz que le da en Cataluña Inés Arrimadas. El partido es el único que obtiene mayor porcentaje de aprobación que de suspenso. Apoyan su papel el 39,4%, más de siete puntos por encima del PP. La distancia se acentúa aún más entre ambos partidos entre quienes creen que su gestión ha sido negativa. El 38% cree que Cs lo ha hecho mal, 15 puntos por debajo del porcentaje recibido por los ‘populares’.
La encuesta revela un dato todavía más inquietante para el PP y que abre la puerta a un eventual trasvase de votos. A un año para las elecciones municipales y europeas, los propios votantes ‘populares’ valoran de forma más positiva el papel de la formación naranja que el de su propio partido. Un 65,4% de los votantes populares aplaude la estrategia de Ciudadanos, mientras que sólo el 59,5% de quienes votaron a Rajoy en 2016 apoya su gestión en la crisis en Cataluña.
Ese fenómeno se repite en el caso del otro gran partido, el PSOE, cuyo electorado valora de manera más positiva a Ciudadanos (39,5%) que al partido al que votó en las anteriores elecciones. Sólo el 25% de los votantes socialistas apoya la gestión que ha hecho su secretario general, Pedro Sánchez, del conflicto catalán. Entre todos los encuestados, el resultado es aún más preocupante para un PSOE que aspira a un buen resultado en las próximas elecciones. Sólo el 18,4% de los españoles ve positivo el papel que han realizado los socialistas en Cataluña desde el 21-D, frente al 55,8% que lo ve negativo.
Si un partido es especialmente castigado por la ciudadanía en torno a la crisis catalana ese es Podemos. La formación de Pablo Iglesias recauda las peores valoraciones entre los partidos nacionales. Sólo el 10,2% ve con buenos ojos su actuación en el conflicto, mientras que la cifra de españoles que opinan todo lo contrario resultan aplastante: el 67% de los encuestados considera que Iglesias y su equipo lo han hecho ‘mal’ o ‘muy mal’. Y todavía hay una última guinda amarga. Entre sus votantes sólo reciben el apoyo del 24,1% frente al reproche del 52,7%.
La encuesta también explica cómo han recibido los españoles las últimas decisiones del juez Pablo Llarena. El 50% de los ciudadanos se muestra a favor del encarcelamiento de los líderes soberanistas, los ex miembros del Govern y de la detención de Puigdemont a petición del magistrado. En el bando contrario, más de un tercio de los españoles (36,4%) está en contra de la ofensiva judicial contra los responsables del procés. El respaldo a la actuación judicial es mayoritario entre los votantes de todos los partidos nacionales, salvo Podemos.
FUENTE: ELMUNDO