Mazarrón no tiene solución, si no se pasa por hacer borrón y cuenta nueva en lo referido a política municipal. Y eso, señoras y señores, tiene las mismas posibilidades de hacerse realidad que dar la vuelta al mundo en  “una bici sin ruedas ni manillar”.

Desde otro punto de vista más focalizado, referido al manido polígono industrial proyectado a principios del Siglo XX para captar la atención del empresariado ajeno a los devaneos munícipes y de los partidos políticos, no quedan más narices que censurar la burda o nula gestión histórica de nuestros mandamasillos a la hora de atraer inversores desarrolladores de nuevas actividades comerciales, empresariales y laborales, que tanta falta hacen en estos tiznados tiempos de dolorosa recesión y caótica destrucción del sustento de los mazarroneros. Sin trabajo, sin perspectivas de encontrarlo a corto o medio plazo, y sin el apoyo de una atractiva política corporativista e industrializadora de nuestro municipio, que habría de favorecer la implantación de nuevas apuestas empresariales, generadoras, a su vez, de un sólido futuro para la población obrera de nuestro pueblo.

Claro que eso de atraer inversores, empresas y capital para invertir en nuestro municipio pasa,  por la ineludible e improbable creación de uno o dos polígonos industriales, uno por cada núcleo de población: Mazarrón y Puerto de Mazarrón. No digo que no se haya intentado pero la realidad es la nula consolidación de dichos proyectos como consecuencia de insalvables divergencias de criterios, cuando no, por empecinamiento partidista, que superponen los intereses personales a la urgencia de un pueblo. Y ya es sabido por todos, que en su día, allá por el año 2002, la corporación presidida por el alcalde D. José De la Cruz (Mesa de los 11), aprobó por unanimidad la creación definitiva del polígono industrial denominado ‘Las Pedreras’, enclavado en las afueras de Mazarrón y ubicado en un punto estratégico en cuanto a sus comunicaciones junto al nudo de autopistas que lo circundan.

Aquellos planes de industrialización de Mazarrón quedaron vetados y tergiversados por los despreciables “clanes benefactores” en su provecho, y pervertidos argumentos encontrados en el desarrollo inicial de dicho polígono nada transparentes. Muy sospechoso todo esto, teniendo en cuenta tanta absurda trabazón por parte de distintas corporaciones municipales. Entiéndase con ello a partir de 2003 con las más nefastas del Partido Popular y sus gestores asociados; amén de aquel equipo de muy ‘formados e informados’ técnicos urbanistas de” quita y pon”, en ejercicio durante aquellos tenebrosos momentos de corrompido mandato. Y muchos años posteriores de caótica gobernanza en exceso aviesa y sectaria. ¡Demasiados!

Las cosas se alargan hasta el surrealismo más demencial. Llegan los años de caída en picado de la economía y los inversores iniciales, que habían apostado por nuestro municipio, además de grandes corporaciones empresariales interesadas por afincarse entre nosotros, entienden que su empeño y sus desvelos por crear tejido industrial en Mazarrón ha dejado de ser viable, y desestiman nuestro municipio como sede de sus empresas. Cosa nada extraña, nada inusual por estos lares, y de todos conocido ese desencanto institucionalizado que se ha sembrado en ocasiones similares, a empresas diferentes, a la hora de asentar sus negocios en Mazarrón. Igual que ha ocurrido con ese malogrado proyecto del polígono industrial antes mencionado, la cosa ha tenido similar desenlace en otros enclaves con idénticas aspiraciones empresariales. De tal guisa que en la actualidad existen infinidad de micro-polígonos o terciarios a la carta en planteamiento y desarrollo, cada uno de ellos sin definición como tal, ejecutados por iniciativas privadas sin ningún tipo de pretensiones industrializadoras a grandes niveles para nuestro municipio. Algunos de ellos bendecidos con el parabién Político-Institucional, en una labor de compensación, quizá, de los otros de mayor proporción que han dejado en la cuneta o, sencillamente, entre los chasquidos de aquellos sables ensangrentados por la revancha política, o la rastrera ‘vendetta’ hacia ciertas personas caídas en desgracia frente al Consistorio; a cuenta de litigios completamente ajenos a las necesidades del pueblo.

El resultado, si es que hay algún resultado que calibrar, es que hasta ahora, y apremiados por una población que demanda soluciones a su ruina y sus carencias personales, nuestros gobernantes no habían tomado iniciativas en ese sentido, salvo, claro está, las del “sueño de aquella noche de verano”: mantener la espeluznante diversificación desproporcionada para nuestras necesidades, que no para las arcas municipales, exagerando IBIS y  concluyendo el proyecto con una superficie duplicada con respecto a su dimensión original, recalificando todo lo que hubiese que recalificar para que cuadrase en sus ladinos planes de monopolización del proyecto y reparto del pastel. Que si uno fuese mal pensado, llegaría a la dudosa conclusión de que esas ampliaciones del polígono obedecían a intereses “bipartidistas” en relación con la “Trama Púnica cartagenera”, el ex-alcalde popular y sus consejeros más aventajados de los “despachos influencers”, para medrar a costa de los intereses del pueblo, a espaladas del pueblo, y jugando en todo momento con el futuro de las familias de este pueblo.                                        

 

 

COLECTIVO “OPINIÓN PÚBLICA”