Fue un hechicero, un prestidigitador, un hacedor de cuentos … Pero, sobre todo, el vanagloriado y vilipendiado ex Alcalde Valera, fue un «político cenagoso» que bajo lastimeras apariencias de panoli o mártir, cautivó e impostó a mucha gente. No valen más paños calientes con vividores políticos de verborrea populista e insultante. Hay que ir al fondo del aberrante problemón de una vez, sin artificios, sin miedo.                                                                   

Han pasado muchos años de su llegada al poder a lomos del PP. Es cierto que resultó muy doloroso, aún hoy, a pesar de que con su apoyo los populares gobiernan el Consistorio torticeramente. Pero es momento de decir las cosas claras, sin medias tintas ni reparos, sin ocultaciones, sin temor. El Partido Popular es una lacra para Mazarrón, en la misma medida que lo fue antes con Domingo Valera de Regidor, lo es ahora con Alicia Jiménez y anteriormente con su predecesor Paco Blaya, todos convenidos entre bambalinas con falsos sociolistos y fachas individualistas, prolongando “el pervertido legado de los ochenta que encanalló Valera y, que debe acabar ya”.                                                                   

Un servidor público es quien cree en el pueblo, lo ve como un motor de cambio, democrático, regenerador; no quien está contra los ciudadanos por su propio interés, persiguiendo a los que no aplauden sus correrías y recortando los derechos de una parte mayoritaria de la población, laminando y sometiendo a estas mayorías mediante privilegiadas minorías que ocupan o manejan el poder de forma totalitaria bajo un populismo embaucador.

Los disidentes socialistas sabemos lo que son y sus pretensiones. Los peperos están quedando al descubierto, ahora incluso más que antes. Son los herederos de Valera, Blaya y de aquellos fascistas del 36, que se sublevaron contra la legalidad democrática. De aquellos franquistas que nos llevaron a un conflicto bélico entre hermanos que enfrentó a las «dos Españas».     

 

 

Eso es lo que nos está mostrando el Partido Popular de Mazarrón hoy, emperrado en un censurable e indigno contubernio con politiqueros oportunistas de todo tipo y calaña que impiden subsistir a ciudadanos que no están por sus trasnochados planteamientos hitlerianos. Es hora de decirlo. Porque es así. La forma de gobernar y dirigir los plenos, no deja lugar a dudas. Es una muestra significativa e infame de que el exaltado dictadorcillo Valera es cómplice activo y bien remunerado del absolutismo pactado e implantado por el «Equipo Societario de Gobierno»; la tiranía impuesta que está llevando a Mazarrón a una tragedia socioeconómica jamás pensada, a una desidia sin precedentes, a el exilio de cientos de ciudadanos en busca de la supervivencia, de un futuro mejor, de libertades y aire para respirar lejos de la «trama clientelar» y del contaminado lodazal de corrupción en que han convertido Mazarrón.                                               

Esto resulta insostenible. Más insoportable aún si se añade la corrosiva conspiración de estos impresentables ligados con los separatistas desechados de uno u otro partido en un oscuro proyecto de grotesca división entre mazarroneros y la ruina moral y económica del pueblo. No podemos seguir en una nube, en la indiferencia. El drama colectivo se asoma. Por eso digo que lo único que nos salvará de este cataclismo que se vislumbra es la salida inminente de estos individuos absolutistas del poder institucional, su salida de la política y de partidos democráticos. Ahí está la solución. Se ha de configurar una nueva alternativa progresista-socialdemócrata-liberal, que crea en Mazarrón, que ilusione y sirva a todos sus habitantes por igual; no clanes mafiosos que planifican sus luctuosos negocios sobre nuestra estabilidad, sobre nuestra supervivencia y sobre nuestra identidad. ¡¡POR LA SUPERVIVENCIA DE UN PUEBLO!!   

 

 

RUBEN GONZALEZ