La operación Gürtel se ha convertido, por extensión, montante y peso político en una de las operaciones contra la corrupción más importante de España, además de hacer historia por ser el primer procedimiento en el que un presidente del Gobierno tiene que acudir a declarar como testigo. El partido que sustenta al Ejecutivo ha sido condenado a título lucrativo y la oposición ha puesto en marcha una moción de censura para echar a Rajoy de La Moncloa.

Pero la operación Gürtel es mucho más. Durante más de un año, los agentes de la Policía Nacional siguieron día y noche los pasos de Francisco Correa y de sus hombres. De empresarios a políticos. Y estas son algunas de las anécdotas e historias más rocambolescas que lograron captar:

 

1) El abrigo intercambiado en el prostíbulo

El 28 de enero de 2009 quedaban pocos días para que Francisco Correa fuera detenido. Sin embargo, el principal condenado del caso Gürtel tenía preocupaciones más mundanas. Por error, había intercambiado su abrigo con el de otro cliente en el Club Pigmalión, el prostíbulo al que solía acudir con tanta frecuencia que era conocido en su entorno como «la oficina». El problema era doble. Por un lado, se había llevado una prenda de mucha menor calidad que la suya. Por otro, tendría que dar explicaciones en casa sobre el paradero de su abrigo, hecho a medida. Así se lo explicaba ese mismo día por teléfono a su empleado Álvaro Pérez, absuelto en esta parte de la causa:

– Oye, ¿apareció mi abrigo o no?

– Pues ya tenemos al dueño. Resulta que sois gilipollas porque no mirasteis en los bolsillos, que llevaba un papel. Ya sabemos el nombre y alguien del club se iba a poner en contacto con él hoy por la mañana.

– El tío no lo ha devuelto el cabrón.

– No pero lo más importante es qué coño ha dicho este tío en su casa… porque pensamos que está casado y tiene familia y todo.  Llega con un abrigo que vale un huevo que está hecho a medida ¿y no le preguntan? Puede mentir y decir que se lo ha encontrado o que se lo han cambiado en el perchero de El Corte Inglés. El hijo de puta puede decir cualquier cosa.

2) Pelvis Presley, el terror de las latinas

Álvaro Pérez, conocido como El Bigotes, ha dado muestra de su peculiar forma de ser a lo largo de los diez años que ha durado la investigación. Pero sus guiños, bromas y frases hechas aparecen desde el primer momento en la causa. En plena investigación, los agentes monitorizaron su viaje a Houston para asistir a la gala de los Grammy.

El organizador de eventos quería traer a Valencia la ceremonia de los Grammy latinos, por lo que viajó a Estados Unidos para conocer de primera mano la organización del evento. Le dejó tan perplejo en que definió la gala como “uno de los espectáculos más grandiosos que se pueden ver sobre la puta tierra”. Poco después aseguró, entre risas y en tono jocoso, que la gente del lugar le llamaba “Pelvis Presley” por cómo movía las caderas.

3) Pepe Peñas y las multas de la O.R.A.

Un pequeño coche a nombre del exconcejal Pepe Peñas se convirtió en una de las primeras pruebas para acreditar que Francisco Correa tenía su patrimonio a nombre de terceros. Según los registros españoles, el empresario tenía como único patrimonio una moto Suzuki. Nada más. Por eso los investigadores le dijeron a Peñas que no reclamara el coche cuando se fue a denunciar a la UDEF en noviembre 2007. Meses después, el denunciante mandó un escrito al juzgado para que por favor, intercediera y le quitara la montaña de sanciones que el Ayuntamiento de Madrid había impuesto al vehículo, ya que Correa y su pareja, que solía conducir el coche, tenían como práctica habitual no pagar en las zonas de estacionamiento regulado.

4) Gürtel, el nombre que nació de un árbitro de esgrima

El nombre de la operación Gürtel fue pronunciado por primera vez por D, uno de los investigadores de la Policía Nacional que se encargó de las primeras pesquisas del caso. El agente es un gran aficionado al esgrima, deporte en el que se utilizan numerosos vocablos en alemán. Además, el policía había pasado un año estudiando en Alemania mientras cursaba sus estudios de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid. Por eso, lo que hizo fue traducir el apellido del principal implicado a la lengua que tanto le gustaba. El problema es que la palabra Biegsamkeit – Correa en alemán- era prácticamente impronunciable para los policías españoles. Por eso simplificaron el nombre buscando un sinónimo: Gürtel, cinturón en alemán. Un término mucho más fácil de recordar para el resto de los agentes.

5) Un pendrive cifrado con la palabra “bruja” en recuerdo a su mujer

Francisco Correa nunca pensó que algo tan pequeño, un dispositivo usb de la marca Trascend con una capacidad de ocho gigas supondría la principal prueba de cargo contra él y los suyos. Desde el 23 de abril de 2002, el contable José Luis Izquierdo, condenado ahorra a 17 años y siete meses, comenzó a elaborar una contabilidad paralela. Un listado real de cobros y pagos donde figuraban las facturas manipuladas, los pagos irregulares y el dinero en B que se movía dentro de la empresa. Para cifrar una documentación tan sensible, Izquierdo blindó los documentos con una contraseña. Una palabra de cinco letras, bruja. Según su propia declaración, era el apelativo cariñoso con el que se refería a su mujer.

6)  Un detective contra Álvaro Pérez

Francisco Correa intentaba ejercer un control que rozaba lo obsesivo con sus colaboradores y empleados, sobre todo sobre Pablo Crespo y Álvaro Pérez, a los que llamaba varias veces al día para conocer sus movimientos. Poco antes de ser detenido, Correa encargó una investigación a un detective privado sobre los movimientos de El Bigotes, sobre todo para ver con quién se reunía y los contactos que tenía con otros empresarios al margen de su estructura.

Una de las hojas del informe encargado para investigar a Álvaro Pérez.

 

7) Cuando quisieron saltarse la lista de espera y les salió rana

Francisco Correa se trajo a España a su primo Antoine Sanchez, al que tras pasar varios años en África esperaba colocar al frente de sus empresas. Sin embargo, Sánchez comenzó a sentirse indispuesto. El 26 de octubre de 2008, Correa y su primo se fueron directos a la sala de urgencias del hospital Carlos III de Madrid, especializado en tropicales. Ambos sospechaban que Antoine tenia un brote de paludismo. Para saltarse la lista de espera, Correa intentó contactar con Juan José Güemes, entonces consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid. Para ello, llamó a Álvaro Pérez y le pidió que hablara con Carlos Fabra, ya que la hija del expresidente de la Diputación de Castellón estaba casada con Güemes.

La gestión no salió bien, ya que El Bigotes no pudo hablar con Fabra, que en ese momento estaba inaugurando un torneo de golf. Poco después, Correa llamó de nuevo para abortar la operación.

– Álvaro oye. No llames a Güemes ya.

– ¿Ya no hace falta?

– Ya lo he arreglado yo porque además en el hospital están cabreados con él, porque él es el consejero de Sanidad.

– Sí. Está a hostias con toda la Sanidad de Madrid.

– Claro y resulta que él es el que ha quitado el Servicio de Urgencia. Este era el único sitio en Madrid donde se atendían las enfermedades tropicales de urgencia y este señor lo ha quitado.

.-Joder. Me va llamar Carlos Fabra ahora. Me va a llamar Carlos ahora porque…

-Pues no le digas nada, no vaya a ser que Güemes llame aquí y nos jodan.

8) Una Nochebuena en el calabozo por una riña con la mujer

La mujer de Antoine Sánchez, el primo de Correa y presunto testaferro, voló desde Senegal para pasar las fiestas de navidad con su pareja. Correa les dejó la casa de Marbella. El problema es que el matrimonio tuvo una bronca tan grande que los vecinos terminaron llamando a la policía. Cuando llegaron los agentes, la mujer aseguró que en aquel momento se había sentido violentada y el primo de Correa fue detenido por presuntos malos tratos y trasladado al calabozo. En ese momento, Correa llamó a Pablo Crespo para que atendiera a su primo y le sacara de aquel embrollo:

– ¿Tú estás en la comisaría ahora?

– Sí.

– Pero ¿estás detenido?

– Detenido no pero estoy en la sala de espera y me han dicho que a ver de qué manera arreglamos esto.

– ¿Qué hay que arreglar? ¿Tú le has pegado a ella?

– ¡Que va!

– ¿Y te han llevado detenido?

– Estoy en el salón esperando y aquí estoy haciendo una declaración.

– Si estás haciendo una declaración es porque  hay una denuncia

– No lo sé.

– Y la denuncia, ¿es por malos tratos?

– No. No la he tocado. Cuando le ha preguntado a ella, ella ha dicho que no la he tocado, pero que tiene miedo. Yo ya no la quiero más.

– Te ha metido en un lío porque te está denunciando. Cuando termine es mejor que ella se vaya a un hotel y que no vaya a tu casa.

– Quiero que venga a casa con la policía a recoger su ropa y que se marche. Me ha traído 500 euros en vez de 5.000 y dice que se lo han gastado comiendo y que no tiene ni un duro ahora y yo tampoco.

– Bueno Antoine. Eso ya lo hablaremos después. Ahora voy a hablar con tu primo.

– ¡No quiero que metas a mi primo!

– Pero si es tu primo el que me ha llamado a mí.

9) Francisco Camps y las 6.400 toneladas de clementinas

El entonces presidente de la Generalitat Valenciana presionó a los hombres de la Gürtel para que le concertaran una visita con el gobernador de Nuevo México, llamado Bill Richardson y que entonces sonaba como vicepresidente en la candidatura de Hillary Clinton para suceder a Barack Obama al frente de la Casa Blanca. Cuando le dieron cita, Camps se llevó a EEUU a su propio fotógrafo, pagado con fondos públicos, para reflejar tanto el encuentro como su asistencia a la descarga de 6.400 toneladas de clementinas que acababan de llegar al puerto de Philadelphia.

 

 

FUENTE: ELESPAÑOL