Pedro Sánchez tiene a favor 16 provincias, fundamentalmente del norte de España y las islas. Las otras 26 representan mayoritariamente los lugares donde gobiernan los líderes regionales socialistas: Andalucía, Castilla-La Mancha, Aragón, Extremadura y Valencia. En Asturias, el sector sanchista, liderado la vicesecretaria general, Adriana Lastra, ha logrado imponerse al del actual presidente del Principado y exlíder de la gestora socialista, Javier Fernández. La presidenta balear, Francina Armengol, se mostró partidaria de Sánchez durante las primarias. Las únicas dos comunidades realmente divididas son Castilla y León y Galicia. Por otro lado, las tres provincias del País Vasco son un caso especial porque optaron en las primarias por el tercer candidato en disputa, el exlehendakari Patxi López, que hoy está integrado en la ejecutiva de Sánchez. En Cataluña el PSC tiene su propio reglamento y hace sus listas.
El poder provincial no es una ciencia exacta. El criterio para escoger la tendencia de cada provincia es doble: con quién se alinearon en las primarias y si desde la victoria de Pedro Sánchez optaron en su región por el candidato afín al secretario general. En la mayoría de casos, la opción es diáfana. Pero también hay provincias con una división aceptada. Ha habido por ejemplo pactos donde se ha dejado el liderazgo a una tendencia a cambio de una secretaría de Organización de otra o hay ejecutivas provinciales con el poder repartido. Pero la aproximación que refleja el mapa adjunto es un retrato exacto del poder local en el PSOE, tras la información recogida de cada una de las federaciones.
Esta distinción entre afines y no afines no significa que el PSOE esté a la gresca cada día. Todos tienen hoy un objetivo común: conseguir en las elecciones municipales y autonómicas de 2019 tantos gobiernos como sea posible. Un éxito municipal y regional sería una magnífica señal para las aspiraciones de Pedro Sánchez de llegar a La Moncloa. Pero ese espíritu de unidad puede resquebrajarse cuando se presente una cuestión fundamental: la elaboración de las listas.
Sánchez quiso mandar en la mayoría de federaciones con candidatos propios. Su éxito fue relativo. El nuevo reglamento aprobado el pasado sábado en el comité federal sería una alternativa a esa falta de poder. “Se han reservado un elemento de presión para obligarnos a negociar las listas con ellos”, dice un secretario de Organización autonómico.
El PSOE presume de que es el partido de la militancia. Es cierto que el voto de afiliados está más reglado y que es vinculante para pactos de gobierno. Pero las listas no se tocan. La última palabra sigue en manos de la dirección del partido a través de la comisión federal de listas, “igual que hace 140 años”, dicen fuentes de la dirección. Según el reglamento del partido, “cuando las circunstancias políticas lo aconsejen o el interés general del partido lo exija”, la dirección socialista podrá “suspender la celebración de primarias (incluso si ya estuvieran convocadas) en determinados ámbitos territoriales y acordar la designación directa, sin procedimiento de primarias, de una persona”. También el resto de listas está en manos del secretario general: “La aprobación definitiva de las candidaturas del PSOE y de su composición será competencia exclusiva del comité federal», dicen las ordenanzas del partido.
Elecciones europeas
El reglamento es la plasmación de las conclusiones del 39º congreso del PSOE. En aquella cita se defendió una enmienda por la que la dirección del partido podía reemplazar a candidatos elegidos por la militancia. Pero también se decía que el cabeza de lista de las elecciones europeas iba a ser escogido por primarias. Aquella decisión se ha revocado. Según el reglamento del PSOE, en las europeas decidirá la dirección y no habrá primarias: “Teniendo en cuenta las propuestas de la militancia y afiliación directa en las asambleas locales y de distrito, la comisión ejecutiva federal propondrá un nombre para encabezar la lista europea, exponiendo las razones que justifican su decisión”.
Desde la dirección dan dos motivos particulares para que ahora el candidato a las europeas no sea por primarias. Primero, porque es “circunscripción única y habría gente que no lo conocería”. Segundo, porque la misión del grupo del PSOE en Estrasburgo es integrarse en un grupo mayor, el de los socialdemócratas. “No tienes autonomía y no puedes exponer un programa de principios, de pseudogobierno, de militancia o de oposición”, dicen fuentes de la dirección.
¿Significa esto que Ferraz rechazará decisiones de la militancia? Aunque puede hacerlo, es improbable. Tampoco todas las federaciones son iguales. Los presidentes autonómicos tienen más capacidad de definir sus preferencias, pero la hipotética amenaza de Ferraz puede servir para pactar nombres en algunos casos, sobre todo para las listas más sensibles: las generales de 2020.
En el último ciclo de elecciones generales en 2015 y 2016, la ejecutiva de Pedro Sánchez cambió a los cabezas de lista por Ourense, Laura Seara, y Palencia, Julio Villarrubias. En aquella ocasión, las agrupaciones locales ya se habían reunido para proponer candidatos. Gracias al nuevo reglamento, en las próximas generales la participación de afiliados estará más reglada. Una revocación de los deseos de los militantes de este calibre sería difícil de explicar.