CUARTO PODER
En nuestro país, y en todos, unos más que otros, el mutilado y Ceniciento de Europa, de la Europa de los mercaderes libres y raíces cristianas, algunos muchos han creado lo único que sobrevive del periodismo mercenario, que existe, como el púnico, es la ceguera voluntaria ante la verdad, por muy bella que sea, y desnuda que parezca a la opinión pública, esa masa uniforme y enorme, de seres humanos, que algunos llamamos mayoría silenciosa que se expresa libremente en la soledad de intimidad ante el temor de ser llamado, en España para no irnos lejos, facha o constitucionalista o simplemente españolista. Una pedrada en la frente de los activistas y agitadores sociales de las brigadas del separatismo y sus aliados que soplan las llamas del populismo enardecido. Los fuegos fátuos que temen los débiles y temorosos europeos, ya que la memoria histórica, siempre parcial, nos recuerda que los invasores del Islam otomano llegaron hasta las puertas de Viena, y saltaron los Pirineos hasta ser derrotados por los francos de Carlos Martel, el martillo pilón, salvador de la CRISTIANDAD. Antes fueron frenados por el asturiano don Pelayo, que llegaron a ser españoles.
Siglos después lo intentó aquel loco general francés que fue Napoleón Bonaparte que terminó con sus huesos en la isla de Santa Elena, británica claro. Llegaron la primera y segunda guerra mundial, militarista y luego nazi, derrotados por los aliados que acogieron en su seno materno a los rusos comunistas, aquellos santos varones ungidos por el padrecito Stalín, que batiendo el récord establecido por Adolfo Hitler, practicó el genocidio, despachando al otro mundo algo más de cincuenta millones de seres humanos, y sus tropas violando alemanas a miles como exigía la secta religiosa del comunismo. Es la guerra dice Madero, imitándole en menor escala. Un tipo moderado y circunspecto que llama Marianito a don MARIANO RAJOY, el as español de la política internacional y terror de los catalanes indecentes, golpistas a pesar del NO alemán.
A Stalín le heredó ese tipo frío con cara de pez, llamado Putin, el moderno líder del nuevo fascismo terrícola y protector de dictaduras latinas y de tiranos medievales con o sin turbantes o tarbush turcos, orientador del populismo establecido en Cataluña y Madrid con sus cuarteles generales feministas y del separatismo coaligado de meapilas y anticapitalistas, más corruptos contumaces como los llama este atrevido Papa Francisco, lenguaraz, y Rajoy a los Ciudadanos reformistas dispuestos a quitarle el pan a los hijos de la tribu pepera, los pobres zagales.
Este relato breve, pero fabuloso, es una historia que se oculta por el llamado CUARTO PODER, los medios de comunicación españoles de misteriosos orígenes y pienso que de hasta de partos prematuros monclovitas, la Sexta aparte, pura magia, y repartiendo carnets de demócratas soberanistas con lágrimas en los ojos como el tal Ferreras, hecho de la misma fibra que Antonio Jiménez, el padre predicador de la Conferencia Episcopal, tan silenciosa aunque ensordecida por las consignas vaticanas de dar leña a la corrupción y a las mafias pecadoras.
No, no es el momento, ahora toca sacar viejos dossieres archivados que se arrojan los partidos y la prensa en general, a sus cabezas de chorlitos, almacenados en los arsenales de los poderes fácticos y quizás de los servicios de inteligencia y fondos de reptiles. O en juzgados, pero prescriptos como es de obligado cumplimiento para no manchar el honor de los altos dirigentes de la nación española.
No, no sé, pero me extraña un quintal tanto despliegue informativo, tanto griterío tertuliano, tantos golpes bajos, tanta mierda ventilada, tanta pasta repartida por las cloacas y sumideros ¿O es que suenan las tormentas de nuevas campañas electorales? Es un bombardeo de parecidos perfiles que los de Oriente Medio, Siria, Palestina y el solitario Israel sostenido por su rey David, el de la honda que terminó con la vida del gigante Goliat, de origen persa. Todos recompensados por las grandes potencias a las que sobran miles de millones para matar, asesinar, gasear, martirizar, descuartizar, pagar, comprar , alquilar y sublevar catalanes indecentes con sus proclamas en medios de comunicación que incitan a asaltar las calles. Otra Prensa, exterior, calla o nos vapulean con muy mala uva. Les pagan o cobran en sobres azules, como antes en los toros, en el teatro y hasta en el fútbol. La desinformación se estudia en algunas universidades con Facultades de Periodismo. Se nota, se ve, se lee, y se oye. Por cierto, ningún atrevido, que se sepa, ha escrito en España, la historia secreta del cuarto poder de la patria española. Desde antes del franquismo hasta ayer.