MIGUEL SÁNCHEZ

 

Este señor que mueve el timón de Cs recientemente era un perfecto desconocido en la región murciana salvo en su feudo conflictivo de Caravaca, tuvo la habilidad de colarse de rondón en la trupe de aspirantes a ser militantes de CIUDADANOS, y días después, en una operación extraña o jugada de póker en compañía de otros sabios de Molina de Segura, Archena y Murcia, se hizo con las riendas del nuevo partido liderado por Albert Rivera, que fue informado tarde, que Miguel Sánchez estuvo a punto de fichar por el titubeante  Partido Socialista, pero cogió el tren en marcha agarrándose al vagón de cola. La presencia del dirigente regional de Ciudadanos fue bien recibida en el cuartel general de la cacicada política y empresarial, que conocían a la perfección al ilustre abogado de Caravaca de la Cruz, un político de un pueblo religioso e histórico que en los últimos años no ha acabado de escalar escalones en la escalera que maneja el palacio de San Esteban, sede oficial de los mandamases peperos, a pesar de que Miguel Sánchez ha sido un buen colaborador en los momentos difíciles de los sucesivos presidentes de la Comunidad Autónoma, una colaboración no correspondida ni en su pueblo ni en el Parlamento regional. Es componedor, gaseoso y con escasa sabiduría táctica. DURANTE SUS AÑOS DE MANDATO NO HEMOS COMPROBADO que su partido, Ciudadanos, haya avanzado con la misma intensidad que en otras Comunidades Autónomas, sino que evidentemente se ha limitado a recoger a la grey cabreada del PP-Rajoy-Valcárcel en sus peores momentos, pero poco o casi nada ha captado de las familias del PSOE, un hecho extraño que nadie se explica.

 


 
Eso si, predicar que el ejercicio de la transparencia es una práctica de urgente necesidad, ha sido tremendo, pero a la hora de la verdad, se ha frenado patinando y pisando plátanos, como en los recientes procedimientos jurídicos que han dejado a los herederos del PP, temblando. Y Sánchez, ni pió. Ha mirado al tendido y ha practicado en tancredismo murciano, es lo de aquí no passsa ná, acho. Después de la desvergonzada movida en el Parlamento, en el Congreso de los Diputados, en la que Ciudadanos ha sido duramente castigado en el hígado por socialistas y más fuerte los peperos, este señor de Murcia debería cambiar de estrategia, no para vengarse, que nos parece horrible, sino para presionar con la mayor energía a los verdugos de Murcia, PP y sus colaboradores necesarios, socialistas locales. Y aquí, debe, así mismo, Garre, dar guerra, mucha guerra, para que la Región, porque somos región, ocupe el lugar que le corresponde, histórica y humanamente. Sabemos que el líder regionalista pasa por un mal momento familiar, lo tenemos en cuenta, pero hay que armarse ante las próximas elecciones, no regionales, sino nacionales, que no será tarde, sino sorprendentemente pronto.           

 

 

 

COLECTIVO OPINIÓN PÚBLICA