Existe una tendencia reduccionista por parte de la derecha y de algunos medios afines a intentar usar como referentes del PSOE a los presidentes de Aragón, Javier Lambán; Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y Extremadura, Guillermo Fernández Vara. Susana Díaz también forma parte de este grupo, aunque desde que perdió la presidencia andaluza su notoriedad está muy dañada.
Son los denominados barones del PSOE, a los que se recurre para encontrar la crítica adecuada cuando Pedro Sánchez intenta ampliar apoyos a su izquierda o entre los partidos nacionalistas e independentistas. Fue así cuando el líder socialista pactó con Podemos el Gobierno español y también cuando abrió el diálogo con el independentismo catalán. Estos barones socialistas son los que ahora también torpedean el pacto de los presupuestos generales del Estado con EH Bildu.
Corriente girondina en el PSOE abierta a dialogar con los independentistas catalanes y vascos
Sin embargo, en el PSOE estos referentes ya no juegan un papel determinante, más allá del ruido mediático que provocan. Instalados en el jacobinismo y en una mirada profundamente conservadora de lo que debe ser el nuevo socialismo español, según se apunta desde la dirección del PSPV, se han visto contrarrestados por la acción de otros líderes autonómicos entre los que ha alcanzado un peso clave el valenciano Ximo Puig.
Este grupo, del que forman parte la presidenta balear, Francina Armengol; la presidenta navarra, María Chivite, y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, entre otros, no se han posicionado en público contra el pacto de Sánchez con Bildu para las cuentas. Una maniobra que sí han escenificado, con gesto grave, Page y Lambán para satisfacción de una derecha que los pone como ejemplo y recurso en su lucha contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Al contrario, y como ejemplo, Puig ha cerrado filas con Sánchez: “Lo importante es sacar estos presupuestos con la mayoría más amplia”.
El consejero de Hacienda, mano derecha de Puig en su Ejecutivo y líder histórico del socialismo valenciano, Vicent Soler, no ha dudado tampoco en decir que “ los partidos políticos legales tienen derecho a participar en la construcción de políticas de control de la pandemia y a favor de la recuperación económica”. Soler es el mejor ejemplo del socialismo girondino y federalista valenciano.
Además, la posición de Puig la comparte todo su Gobierno, como también dejó claro el pasado viernes la vicepresidenta valenciana y líder de Compromís, Mónica Oltra, cuando subrayó que “aquí lo fundamental es tener unos presupuestos que la Comunidad Valenciana necesita con urgencia”.
La balear Armengol no se ha referido a este asunto en ninguna de sus intervenciones públicas, pero su silencio ha resultado ensordecedor frente a las rotundas intervenciones de presidentes autonómicos de la España interior, como García- Page o Lambán, con quienes siempre ha mantenido una enorme distancia política y personal, especialmente desde la reunión del comité federal que acabó con la cabeza de Sánchez en la bandeja de Susana Díaz, informa Nekane Domblás. Los socialistas de Baleares siempre se han identificado con los postulados del PSC, el eje mediterráneo de la periferia que ahora tiene de abanderado al valenciano Puig.
Este socialismo periférico y mediterráneo ya mostró su complicidad con Sánchez cuando el presidente del Gobierno central abrió el diálogo con el independentismo catalán y cuando buscó su apoyo para la investidura. El catalán Iceta, que tiene una excelente relación con Puig y con Sánchez, abogó por una vía en la que este grupo cerró también filas frente a la crítica y resistencia de Page y Lambán.
Por eso, en este grupo sorprende que cuando desde cierto epicentro mediático madrileño se habla de los barones socialistas, siempre se refieran a tres presidentes autonómicos que representan a una corriente del PSOE que no es compartida por líderes que, como la navarra Chivite, también ha pactado sus presupuestos con Bildu. Este grupo apuesta por el posibilismo político más allá de los postulados centralistas. Puig, que gobierna la autonomía más importante del PSOE con apoyo de Compromís y Unidas Podemos, es ahora una referencia clave, y sus posiciones son más determinantes para Sánchez que la de aquellos que siempre rechazan cualquier apertura del PSOE hacia la izquierda o hacia el nacionalismo, sea catalán o vasco.
FUENTE: LAVANGUARDIA