ANÁLISIS DE JOSÉ JUAN CANO VERA DESDE LA OBJETIVIDAD
Ha sido tarde, pero ha dimitido Rajoy. Siento pesambre porque como otros presidentes del Gobierno del Reino de España han salido por la puerta falsa de las crispaciones, conspiraciones, trampas, mociones electoralistas y por sus graves errores que ignoraban sus partidos, esos partidos convertidos, desde el parto de la Constitución y la nueva democracia, en máquinas gripadas, quemadas y atentas a los negocios de sus amos los grandes líderes.
Echaron al presidente Suárez, los suyos, los de fuera que fue una oposición realmente cruel, radicalizada y violenta cuyo portavoz más duro fue Alfonso Guerra, y un sector minoritario de las fuerzas armadas. Dimitó claro, no tuvo otra salida. Doce años después todos lo elevaron a los altares, incluyendo los Brutus de siempre. Luego Felipe González fue arrojado a los infiernos sin consideraciones, cuando fue un político clave para la pacificación de una nación que fue escenario de una dura guerra civil sin cuartel. Hoy, algunos socialistas desertores podemizados, lo desprecian. Llegó la hora de José Maria Aznar, tan odiado como Zapatero aunque por motivos bien diferentes. Los dos salieron escopeteados inicuamente. Y ahora ha llegado la hora de Mariano Rajoy, creyendo que más vale tarde que nunca. Incluso el rey Juan Carlos fue atropellado por los partidos radicales partidarios y forjadores de dictaduras sanguinarias populistas, esos antimonárquicos que gustan vivir como reyes y no son nada ejemplares, verdaderos destructores de lo propio y sus contrarios, los culpables de romper a la izquierda histórica, fumigado el partido comunista y sus republicanos, y ahora trabajando subterráneamente para terminar de liquidar al Partido Socialista, el nuestro, el de toda la vida con sus días de gloria y grandeza, los descubridores del Estado de Bienestar y sus corruptos que los tiene situados en sitios claves, como en Andalucía, Madrid, Cataluña, Valencia y Baleares.

Ya la marcha de Rajoy es pasado y Pedro Sánchez futuro, y habrá que estar atentos para observar si se irá «podemizando» o imprimiendo doctrina socialdemócrata dentro de un proceso de renovación, modernización y democratización real y no fantasmal. Cuando la República Ortega a la vista del cúmulo de disparates, choques familiares de las izquierdas y la aparición innoble de un comunismo salvaje importado de la Unión Soviética y el subidón anarquista que hoy se llama CUP, dijo aquello de NO, NO ES ESTO LO QUE ESPERÁBAMOS LOS ESPAÑOLES, porque si la crisis de la izquierda se radicalizó con Largo Caballero, el llamado LENIN ESPAÑOL, la derecha hacia lo propio pero en otra dirección con sus cerrojazos, su incapacidad para dialogar que lideraba el caciquismo tradicional y esas maneras de corrupciones que ejerció Lerroux y sus jóvenes bárbaros que dió paso a la creación del Frente Popular y a la locura separatista, a tiros y muertos en Cataluña, traicionando finalmente a la República, como volverán de nuevo a practicar esté en la Moncloa, Pepe o Antonio.
Mi pronóstico es pesimista porque valores políticos humanos no tenemos, a la vista está. No creo en nada en esos partidos convertidos en lobys o en grupos de presión sin sentido de la realidad, sin ideas ni ideologías básicas, anacrónicos y apestando a influencias nocivas de sus líderes para siempre, dioses intocables y amos, dueños y señores. Porque la Ley o la Justicia permite que existan partidos que nos invitan al suicidio colectivo y bombardean frenéticamente a las libertades, provocando miedos insuperables. Y finalmente porque el pueblo español necesita un baño cultural que tiene un retraso de dos siglos, y se mantiene porque favorece a los intereses de los que explotan a nuestro país, desde el interior y el exterior. En ese siniestro trabajo están los que alientan los enfrentamientos entre españoles. Aún concediéndole un margen de confianza, una oportunidad, a Pedro Sánchez y a su equipo de Gobierno, pienso sinceramente que es rehén de una izquierda ultra ansiosa de raptar a España, patrocinadores de los independentistas y un revanchismo de una derecha extraña y cortijera que nada tiene que ver con una derecha liberal, social y patriota, capaz de mantener un diálogo que termine en un Pacto de Estado entre un socialismo nuevo e ideas prácticas, y la cooperación de un nuevo centro de perfil europeo y virtudes moderadas que contribuya a unir y no a separar a los dos grandes partidos que en otras naciones de Europa se turnan pacificamente en servir al pueblo. No lo que tenemos.
ITEM MAS. Si la ferocidad en las alturas en los desalojos de La Moncloa ha sido brutal, en la Región Murciana ha sido sangrienta, desde el bueno de Hernández Ros hasta la faena barriobajera a Alberto Garre. Parece que la siembra de odio ha tenido una cosecha cobarde, como la de ayer, la de Aznar proponiéndose RECONSTRUIR EL CENTRO DERECHA, él, que dejó mucha porquería corrompida que Rajoy no ha sabido cortar como heredero y en el momento adecuado. Repugnante.
