Aferrados están con uñas y dientes a un poder que aman sobre todas las cosas, con un concepto del mismo que nada tiene que ver con la ética, ni con la estética, aunque traten de cuidar ésta última, sin conseguirlo, ya que la desmedida ambición desbarata por completo sus planes aparentemente progresistas, término que continuamente dejan en mal lugar, trastocándolo y vaciándolo de contenido hasta dejarlo absolutamente irreconocible. Todo ello debido a que ni el desmedido afán de poder, ni las malas artes que utilizan para ejercerlo, ni la falta de respeto por sus seguidores o simpatizantes, ni la ausencia total de consideración por la lealtad debida a sus socios de gobierno, ni la grosera utilización de mediocres fullerías dirigidas a la ciudadanía, ni el incalificable desdén hacia el funcionariado que no les babosea y a sus representantes, los sindicatos no alineados – ahora descalifican a todos y promueven una nueva «cacería de brujas» en su favor que comienzan a aplicar con excesivo celo y hostigamiento.
Etiqueta que se han colgado y adjudicado a sí mismos, en otra pírrica ceremonia pre electoralista por el poder, fruto más de la avaricia que notablemente los domina, y que denota una soberbia insoportable que los distingue, que comenzando en los caducos «gurús» que manejan el partido en la sombra, termina en todos y cada uno de sus adiestrados alumnos, auténticos adláteres de los venerados caudillos que controlan cada clan en el partido, a los que halagan, alaban y vitorean hasta extremos que provocan sonrojo a propios y extraños, vergüenza ajena y mucho cachondeo. Como diría un buen socialista, cabal y solidario: cómplices de un régimen bipartidista cada día menos democrático, antojadizo y endeble, cogido con alfileres y velcro de baratijas, demagógico y populista. Decididamente, el progresismo está claramente sobrevalorado.
Poco de progresismo tiene, y sí mucho de miserable decisión, la injustificable acción de dejar en la estacada, abandonados a su suerte frente a la “trama clientelar” a los ciudadanos más significados y comprometidos con el nuevo pacto de progreso anti bipartidismo, así como la vergonzosa actuación que tuvo lugar con el asalto a la secretaria general sin dar más explicaciones que las de evadir toda responsabilidad, o en otro orden de cosas, la infame concesión de otro repetitivo acople PPSOE “sin pisarse la manguera”, que no es sino una compraventa de poderes orquestada en los dos “despachos influyentes” que más paracaidistas colocan en el Consistorio a cambio de apoyos inconfesables por maniatar el poder independiente, cuando habían afirmado por activa y por pasiva que durante el pacto de gobierno no se llevaría a cabo ningún golpe de mano ni traición. No se puede obviar, de ninguna manera, la estrafalaria e incalificable operación de salvamento llevada a cabo al abortar el punto 2 del pleno de Junio, que no tiene parangón en la historia de una gobernanza democrática y transparente que se precie de serlo, y más ahora ante la amenaza del Gobierno Regional de acabar con las normas de regeneración democrática, el Consejo de Transparencia y cualquier control honesto de calidad democrática.
A estas alturas de asociada gobernabilidad, en UIDM ya deberían tener claro que “NO HAY ROSAS SIN ESPINAS”, igual que en “can sociata” por mucho que tensionen el gobierno municipal y disimulen sus viciados trueques con el PP, son conscientes de que sin el partido independiente no hay posibilidad alguna de ocupar el “sillón de tersssiopelo”, pero que con tanta cicatería y “ansia viva”, pueden llegar a provocar otros veinte años de gobierno del Partido Popular en Mazarrón que asegure la continua concesión de privilegios a los “insaciables Gerifaltes” por el mismo motivo, o la utilización del “Gran Sanedrín Fáctico” para el logro de oscuros, siniestros e inconfesables objetivos, que no obstante a nadie se le escapan, como los ímprobos esfuerzos para facilitar el aterrizaje en la Alcaldía de un estipulado paladín, cueste lo que cueste, abrazando incluso el populismo y usurpando los objetivos alcanzados: más proletarios y menos propietarios. Aislar y eliminar la clase media, para que los mazarroneros sean cada vez más pobres y dependan de pendencieros gobernantes que adiestra la “logia caciquil” benefactora.