Mientras, el gobierno de España se confirma como implacable que no hace prisioneros. Tarde, para mi gusto, pero en otro nivel ese es un reproche que también cabría hacerle a mi admirado Serrat. Más vale tarde y más está tardando Pau Gasol. El empecinamiento de Puigdemont se inspira en el caballero negro, impagable criatura de Monty Python en ‘Los caballeros de la mesa cuadrada’. “No pasarán”, le dice al Rey Arturo, que de un tajo le amputa un brazo a la altura del hombro. “Bah, un arañazo”, dice con desdén. Después le cercena el otro brazo y las piernas por encima de las rodillas. Arturo le conmina a reconocer la supremacía del Estado, cuando desde su tetramuñón el tullido le replica: “Bien, ahora me toca a mí”.
En este momento procesal no se entiende la propuesta De Guindos, un pelillos a la mar, siempre que olvidéis el referéndum, salvo que mienta como un bellaco para distraer. Meritxell, mi Merixell, dice que no hay que buscar vencedores y vencidos, al igual que un directivo del Círculo de Economía. Pues claro que sí, de eso se trata. La alternativa es que el Estado se convierta en el comando suicida de ‘La vida de Brian’. Pedro Sánchez sostiene que él obligará a dialogar a Rajoy y Puigdemont. Diálogo exige Pablo Iglesias, un profesor universitario que no distingue la ética de la crítica, ni la gravedad de la relatividad. La izquierda, fiel a su tradición de repetir errores, siempre añora el pacto germano-soviéti
Hay un tiempo para dialogar y otro para ejecutar, dice aproximadamente
No puede ser que los culpables de alentar la crisis más grave en la historia de la democracia española, (la de Tejero solo duró 17 horas), reciban una compensación por el estrés al que han sometido a la nación: más dinero y más autogobierno. Es una pedagogía inadecuada. Excitará los bajos instintos de sus homólogos los vascos, que en su Alberdi Eguna siempre están un poco revueltos y les animará a ellos mismos a repetir en unos años. Por otra parte, solo la aplicación de la ley es capaz de apaciguar al delincuente. Lo decía Montesquieu al señalar el error del Imperio Romano al tratar de comprar la paz a los pueblos que amenazaban con invadirlos: “La paz no se puede comprar porque quien te la vende está en mejor posición para vendértela de nuevo”.
Alejandro Ahumada