LO QUE NO QUEREMOS VER LOS MURCIANOS

 

Después de leer en el artículo de un compañero del COLECTIVO «OPINIÓN PÚBLICA»: “Murcia es la Comunidad del fraude, además de los políticos corruptos, los testaferros profanos, la economía sumergida, los eres viciados y los pelotazos urbanísticos, donde los ciudadanos cometemos fraudes por 11.000 Millones de euros cada año (laboral+fiscal)”, me pregunto si efectivamente somos una región corrupta a todos los niveles. ¿Por qué?, ¿quién es el responsable?, ¿políticos o ciudadanos?. ¿Qué oscuros intereses prevalecen?, ¿ qué «poderes fácticos» mueven los hilos. ¿Quiénes son y a quién representan?.
MURCIA TRANSPARENTE es una ONG con sede en Murcia que colabora extrechamente con otras organizaciones no gubernamentales como Transparencia Internacional, que publica cada año un índice de percepción de la corrupción, «Corruption Perceptions Index». Este indicador califica a los países del mundo en una escala que va desde el “10″ para un país percibido como “transparente” hasta el “0″ para uno visto como “totalmente corrupto”. En estos años se han estudiado y clasificado 172 países, colocando a España en el puesto 30, lejos de los primeros puestos de Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda, e incluso por debajo de países como Chile, Chipre o el país africano Botswana. Ni decir el lugar que ocuparía Murcia dentro del endemoniado contexto corrupto del mundo, porque por encima de todo soy murciano y amo a mi tierra. 

 

 

Las formas e impunidad con que funciona la corrupción en los países del Tercer Mundo, es el reflejo incuestionable del «modus operandi» adoptado para el funcionamiento cotidiano de las Instituciones y dirigentes regionales.                                                                                               
Vivimos en una región donde el soborno y el abuso de poder, están al orden del día, y no está mal visto. La corrupción continua inalterable dirigida diplomaticamente por MISTER X desde su retiro belga, un «DIVO ABSOLUTISTA» iluminado desde un sistema de manual convenidamente predeterminado con todas las partes vinculantes y afanadas en continuar sosteniendo el «régimen clientelar» perversamente inoculado. Sus adláteres y predecesores selecionados hábilmente de «tapadera» hacen honor a su causa «quid pro cuo». El control y acomodo del funcionario medio se manipula mediante «gajes»estimulantes o castigos indecentes, que los encanalla e invita a ser corruptos para sobrevivir y llegar desahogados a final de mes. Los cargos de confianza o técnicos de élite «es harina de otro costar» al hilo del «statu quo «. Así, los dirigentes políticos, se limpian las manos  y echan la culpa de la corrupción sobre el eslabón más débil de la cadena mientras siguen desviando el dinero hacia cuentas personales en paraísos fiscales o como dijo el colega Montiel sellados entre muros de hormigón. Cuando estallan los casos VALERA-TOTEM-CAMPOSOL-BALSA YENNY-LO POYO-PORTMAN Y NUEVA CONDOMINA, todo apuntaba a que el maestro de la corrupción acabaría entre rejas, acompañado de su familia y colaboradores. Pero hubo cuórum en conciliábulo bipartidista para indultarlo. Aunque como dice la canción, «siento que ya llega la hora y todo tiene su fin». Es la opinión del respetable, tras la cascada de escándalos que día tras día trascienden en los medios a raíz de la caída de PAS, y la que se avecina de BARREIRO, sin quitar importancia a la salida en falso de ROQUE ORTIZ que es la que  hoy nos ocupa por su inmediatez, repercusión y trascendencia ventajista. Es sin duda la prueba determinante que muestra las nuevas vías recaudatorias y compra de votos, que probablemente haga estallar el incendiado polvorín gavioto en Murcia y alcance a Ramón Luis con Mariano arrojándoles al fondo del lodazal marmenorense, los arrastre la rambla de los Aznares por Camposol o un AVE desbocado se los lleve «sobre las colinas y muy lejos».             

 

 

Este último desenfreno electoralista de Roque Ortíz es el claro ejemplo de uno de los casos más envilecido y sangrante del método mafioso que explota la «red clientelar» desde las Instituciones, esquivando cualquier control de transparencia y utilizado politicamente como arma para seguir en el poder a cualquier precio. Nos sorprende ingratamente el subidón   espectacular de empresas sin apenas experiencia en el sector e inmersas en concursos o suspensiones de «aquella manera», que cambian de nombre y accionistas como de ropa interior, la facilidad y rapidez con que «tocan pelo», (los euros de la caja públia). Es tremendamente extraño, si encima percibimos que en las «supuestamente amañadas contratas», priman para los técnicos decisivos las valoraciones subjetivas de dudosa interpretación y difíciles de sostener por la escasa o nula transparencia, por encima de las valoraciones objetivas más reales, comprensibles y lógicas.                                                                                         

El murciano es un pueblo con mucha gente trabajadora y honesta, que se esfuerza todos los días para salir adelante y hacerse un sitio en la Europa diversa, plural y próspera que es el espejo global más humano que existe; un pueblo que no quiere ser gobernado por ningún cacique absolutista y retrógado por más tiempo, pero que está enfermo y anestesiado por esa lacra putrefacta que implantaron los tiranos de la corrupción. ¿Por qué?                                         

 

 

COLECTIVO «OPINIÓN PÚBLICA» PARA MURCIA TRANSPARENTE

 

LOS PARAISOS FISCALES DE MURCIA SE ESCONDEN EN LOS CHALETS DE LA HUERTA

 

El pasado día SEIS DE AGOSTO de este año de lágrimas, golpes, corrupción y libertades machacadas por el terrorismo de todos los signos, el diario amigo LA OPINION publicó un artículo firmado por su comunicador y analista ANGEL MONTIEL, que no pasó desapercibido para los que estamos tras la pista de los paraísos fiscales que esconden cientos, y puede que la raquítica cifra de algunos millones de euros. No. Los astutos fenicios de la región, instalados en lugares claves de la vida de la Comunidad Autónoma no se llevaron, todos, los billetes fuera de España. Algunos altos cargos guardaban sus ahorros hasta en los cajones de sus dormitorios, como un ex delegado del Gobierno, el famoso Pancho, no Villa, sino algo mucho peor. Andábamos los periodistas dedicados a la investigación tratando de levantar  lobos, lo conseguimos y dos compañeros de la ONG y el asesor letrado, dimos todos los datos que sabíamos a la autoridad. Nos olvidamos del tema en la confianza de que los representantes públicos harían su labor. Hasta hace un mes cuando leyendo el irónico trabajo del colega, pensamos que algo no encajaba. Puede ser un error de apreciación, pero resucitamos el peliagudo tema, perplejos.

 

Reproducimos el trabajo de Ángel Montiel, aparecido, repetimos, hace un mes, con la sana intención de ir tirando de la manta sucia de la corrupción, una manta que apenas se mueve en la región murciana sin saber realmente lo que está ocurriendo, entre bambalinas, lo que supone un daño al Estado de Derecho. Escribe textualmente el jefe de Opinión del citado rotativo murciano.

 

En unos sótanos identificados y blindados con plomo para su mejor conservación, no sea que vuelvan los autores a la pobreza económica y vergüenza. El silencio que nos rodea pudiera tener ya, quizás, una explicación fenicia. Murcia se merece el eslogan de que ¡¡ aquí no paaasssaaa náaa !!. O yo no me enteraba. “Me dedicaba a la política en cuerpo y alma, poniendo la mano y repartía las comisiones como ROBIN HOOD”. Muy emocionante MISTER EQUIS y famiglia.

 
 

 

EL EFECTO LÁTIGO

Angel Montiel 5/8/2017

 

El Audi 8 del concejal de Basurillas se detiene en el lugar de la cita, ante el semáforo frente a la Rotondona, que está en verde. A pesar de que la concejala de Obrillas apenas tarda diez segundos en acceder al coche, se escuchan los cláxons de la zaga, impacientes.

—Joder, y a estos cabrones les llaman ciudadanos —farfulla el conductor.

—No te quejes, que son los que te han votado. Además, me pitan a mí.

Ya tomada la Rotondona, el concejal echa una mirada de reojillo a su compañera y observa que, al sentarse tan deprisa, la minifalda se le ha quedado al ras y sus institucionales muslos relucen como la seda natural a la luz de la mañana.

—¡La Virgen del Pompillo! ¡Qué ruedas tienes, hija de puta!

—Siempre he pensado que había en ti un poeta y tus piropos lo confirman.

—¿No es así como te gusto, elemental y rudo?

—Sí, pero eso es en el tálamo, estúpido. En la vida social hay que comportarse. Soy una señorita y me gustan las galanterías finas.

—Si quieres galanterías, abre la guantera y verás.

—¿Me has comprado aquellos zapatos de aguja que te dije?

—Tú abre la guantera.

La concejala obedece y extrae de la guantera una bolsa de Mercadona en cuyo interior, envueltos en plástico transparente y sujetados por gomas hay tres lindos paquetes de desigual tamaño con billetes de quinientos euros.

—¿Qué coño es esto?

—La cesta de la compra de anoche.

—Aquí hay por lo menos 100.000.

—Qué tonta. 200.000.

—¿Y esto de dónde lo sacas?

—Unos pringaos que pretendían que yo les firmara de gratis. «Esto va a ser muy bueno para el municipio», decían. «Crearemos puestos de trabajo y contribuiremos a activar la economía». Hablaban como si los políticos fueran ellos, y se lo tuve que explicar: ¿Os habéis preguntado en algún momento cómo se financia un partido? les dije. Pusieron cara de tontos y tuve que recurrir al Plan B.

—¿Plan B?

—Sí, los cité para otro día y fui con mi amigo el expolicía. Cuando nos sentamos a la mesa, mi amigo dijo: «Perdonad, pero voy a ponerme cómodo». Y puso la pistola sobre la mesa, como quien deja el móvil.

—¿Una pistola?

—Tranquilízate. Estaba descargada; no soy un mafioso. Los tipos aflojaron de inmediato y enseguida preguntaron cuánto y cuándo. Los cité a las afueras, en el club Estás que Estoy Ponte que Voy, en la carretera vieja de Alicante, a las tres de la mañana. Trajeron la bolsita y encima me invitaron a las copas. A las putas, no, porque me reservé para ti, pichón.

—Supongo que es un cumplido. ¿Adónde vamos?

—Hoy vamos al Vanel.

—¿Estás loco? Ahí nos conocen.

—Tranquila. Entramos desde el garaje. Lo tengo todo previsto.

Mientras suben por el ascensor, la concejala no puede disimular cierto desasosiego.

—¿Todo eso es para el partido?

—¿Estás loca? Para el partido son 10.000, y van que chutan. Con eso me cubro las espaldas. El resto, en teoría, es a medias para mí y para el Cama.

—¿El Cama?

—El Camarada.

—Y dices ¿en teoría?

—¿Qué te crees, que no me cobro el seguro de riesgos? Si alguien canta, el que se la carga soy yo, que doy la cara, y hasta el Cama haría como si se escandalizara. Diría: «Nunca creí que defraudara tanto mi confianza» y cosas así. Aunque él no sabe que lo tengo pillado. Por mi seguridad. Tú, al ver los paquetes, has dicho 100.000. Eso es lo que le diré yo al Cama, y le daré 45.000, la mitad menos la propina al partido.

No sufro problemas de conciencia; él tiene otros ingresos por otros lados.

—No puedo creerme que el Cama€ O sea, que lo que se dice por ahí es verdad.

—La gente habla por hablar, y luego va y vota. Mientras voten, que hablen.

Entran a la habitación, y ella se dirige de inmediato al cuarto de baño. Hablan a través de la puerta cerrada.

—¿Y tú para qué quieres tanta pasta? ¿Cómo justificas tu nivel de vida? ¿No ves que te van a pillar?

—Tía, una vez que te metes en gastos es un no parar. ¿Tú sabes lo que me han costado los árboles llorones de mi chalet y el tratamiento por las plagas? ¿Y la cascada artificial del porche? ¿Y los enanos del jardín?

—Los enanos son de escayola; eso cuesta poco dinero.

—Los míos son de bronce bañado en imitación de oro ¿o es que te crees que soy un cateto?

—Te digo una cosa: yo no tendría que saber nada de todo esto.

—Llevas razón, pero a alguien se lo tengo que contar. No se puede ser rico y estar callado. Es como si fueras pobre.

—¿Y dónde guardas la pasta?

—En una falsilla de la bodega de mi chalé, en un sotanillo. Las paredes están forradas de billetes. Los tengo a la temperatura de los vinos.

—¿Sabes que esto ya lo sabía? Me lo dijo la concejala de Asuntillos. Que se lo habías dicho tú mismo.

—Soy un bocazas. Es que no me puedo contener.

La concejala de Obrillas sale del cuarto de baño. Viste botas negras de tacón alto, muy ajustadas a la pierna, con el cuero liso ligeramente por encima de las rodillas. Bajo ellas, unas medias a medio muslo sostenidas por un liguero alto. Y nada más. Sin embargo, el concejal sólo tiene ojos para el látigo de siete colas que la concejala lleva en la mano.

—¿Hoy vamos de rollo duro, princesa?

—Tú lo has dicho. Bájate los pantalones y pon el culo en pompa. Vas a pagar por todos tus pecados.

Las siete colas del látigo restallan a ritmo acompasado en el culo blanquecino, fofo y lampiño del concejal de Basurillas, repartidos por igual en cada glúteo hasta completar la decena. El dulce castigo es respondido con suspiros y ayes de naturaleza indistinguible entre dolor y placer.

—Ahora te toca a ti —concede todavía en tono autoritario la concejala de Obrillas, aunque sugiriendo la dimisión de su papel de ama para convertirse en alfombra sumisa del todopoderoso jefe de las Basurillas.

Éste, aun con su postrero enrojecido y lastimado, se muestra al instante capaz de cumplimiento, según denota la rápida viveza de su pijillo, y extrae de la bolsa de billetes depositada sobre la mesilla una pieza de quinientos euros. Ahora es la concejala la que se pone en pompa para ser atravesada por la vía más angosta de su hemisferio carnal, a sabiendas de que la dificultad natural que tal empeño acarrea con tan exigüa herramienta será superada por la excitación que inevitablemente se producirá al situar el billete, a modo de telón, entre la punta del artefacto varonil y el ojillo. De una rápida y certera envestida, el billete desaparece en el interior de la concejala con arte de malabar. Pero la gloria de ejecución tan eficaz resulta contrariada por el efecto probablemente doloroso que se desprende del grito desgarrador de la concejala, y esto a pesar de que la resolución con que ambos han acordado las posturas y los actos derivados nos permitiría sospechar que la de Obrillas ya tiene adquirida la condición de hucha.

El grito y otros ruidos consiguientes, tan poco contenidos como inequívocos, alertan al empleado de planta, quien se informa en recepción sobre el titular de la reserva y, enlazando ciertos rumores, concluye acerca de la compañía. Este señor empleado es militante del partido y, dada su posición en él, es vocal de una junta vecinal, dispone de línea directa con el Cama, y así no duda en llamarlo a través del móvil.

—¿Cama? Tengo en una habitación al de Basurillas y a la de Obrillas. Son las doce de la mañana y están encamados y dando escándalo. ¿Te parece que es el ejemplo público que deben mostrar dos servidores de un partido de orden?

Y hasta aquí se puede y debe leer.        

 

Ros y los presuntos cohechos y ‘cohechitos’

 

Durante los años que estuvo en la política activa, el hoy exconcejal acaparó un enorme cúmulo de rumores sobre corruptelas, algunas ya hoy descartadas por la investigación judicial; otras, no. Ni la comunión de su hija la pagó Cespa, ni le invitaron a viajar a Dubai y Nueva York, ni le ‘tocó’ 42 veces la lotería.Sin embargo, acumula un gran patrimonio a nombre de una firma de su mujer y dos empresarios le acusan de pedirles comisiones

El 1 de agosto de 2014, alguien con nombre de mujer se avino a poner negro sobre blanco y a presentar en el Registro de la Fiscalía Superior de la Región un buen número de las muchas informaciones y rumores que, desde hacía años, circulaban en torno a la figura del entonces concejal delegado de Limpieza Urbana y Gestión de Residuos del Ayuntamiento de Murcia, José Ros Mayor. ‘Mercedes’, pues así era como firmaba la anónima denunciante -o el denunciante, cualquiera sabe-, ofrecía datos de un «viaje de superlujo» a Dubai, con escala en Amman (Jordania), que el edil habría realizado junto a un abogado y buen amigo suyo y que supuestamente había sido costeado por una firma adjudicataria de grandes contratos municipales. Refería otras vacaciones en Nueva York y DisneyWorld (Orlando) junto a otro empresario vinculado a adjudicaciones públicas, con sus respectivas familias. Y hablaba de la comunión de la hija del concejal, celebrada por todo lo alto en un hotel de Murcia y que también habría sido financiada por una concesionaria de servicios municipales. Apuntaba a una colección de relojes caros, presuntamente procedentes de regalos de empresas… Daba nombres de hombres de paja y testaferros… Ofrecía información sobre peticiones de comisiones… Desvelaba intereses ocultos tras proyectos tan relevantes como el ‘Cluster Medioambiental’… Relataba las presiones del edil a los técnicos e incluso a compañeros de Corporación…

«Si tiran del hilo… la sorpresa será mayúscula», concluía el escrito.

Curiosamente, solo un mes más tarde, el 2 de septiembre, el entonces portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Murcia, Pedro López, hacía llegar su propia denuncia a la Fiscalía, resultado de las gestiones e investigaciones que él mismo, con el auxilio de algunos de sus compañeros de grupo, había efectuado en torno a Ros.

El portavoz socialista fue quien descubrió que sus bienes, entre ellos un BMW X6, figuraban a nombre de una mercantil de su esposa

El socialista llevaba ya un tiempo con la mosca tras la oreja en lo referente al concejal popular, sobre todo desde que intervenciones telefónicas, registradas con motivo del ‘caso Brugal’, permitieron escuchar al empresario alicantino Enrique Ortiz refiriéndose a Ros como «el verdadero hombre de confianza de Miguel Ángel (Cámara)».

«He estado comiendo hoy con la mano derecha del alcalde», decía Ortiz a su interlocutor, en una época en la que se encontraba en plena vorágine de contactos presuntamente dirigidos a adjudicarse la Línea 1 del tranvía de Murcia.

A Pedro López le llamó la atención además que alguien que llevaba tanto tiempo ocupando un cargo político, nada mal remunerado, por cierto, solo declarara tener un viejo coche a su nombre. Ni casa, ni nada. Y ello a pesar de que era ‘vox populi’ que se había construido un ‘casoplón’ de tres pares de narices en la urbanización Torreguil.

La clave para avanzar en el esclarecimiento de sus sospechas le llegó una tarde en que entró en el aparcamiento subterráneo de la Glorieta y, aparcado junto a su cascado Audi, observó un espectacular BMW X6 en una de las plazas reservadas a los miembros de la Corporación. Se estaba preguntando quién manejaría semejante cacharro cuando se apercibió de que había alguien dentro. Era Pepe Ros.

López memorizó la matrícula y, tirando de ese hilo, averiguó que el vehículo estaba a nombre de una sociedad, Gilmar SL, en la cual figuraba como administradora única la esposa del concejal, Carmen M.G.. No tardó en averiguar que también la finca de Torreguil figuraba como propiedad al 100% de esa mercantil. Aquello le sonó a sociedad instrumental para camuflar los bienes, y así se lo trasladó a los fiscales.

Tirando de los datos contenidos en ambas denuncias, la anónima y la de Pedro López, la Fiscalía Superior realizó una investigación que le llevó, hace dos años, a interponer una denuncia en el juzgado, contra José Ros y su mujer, por un presunto delito de cohecho. Había averiguado que la firma Gilmar, sin actividad aparente, había ingresado en los últimos años más de 200.000 euros procedentes de empresas relacionadas con la Concejalía de Limpieza Urbana y Gestión de Residuos. Los pagos corresponderían a supuestos servicios de asesoramiento prestados por esa mercantil, aunque el Ministerio Público sospecha que pudieron tratarse de abonos de comisiones por adjudicaciones de contratos públicos.

Pero, además, los fiscales cuentan con el testimonio de dos empresarios, impulsores de una estación suministradora de gas natural para vehículos en Era Alta, que afirmaron -y más tarde lo ratificaron en el juzgado- que José Ros les pidió una comisión a cambio de que los camiones de la limpieza viaria y de la recogida de residuos repostaran en esas instalaciones. «¿Y qué va a haber para mí?», les habría interpelado directamente.

Estas imputaciones, unidas a los pagos realizados a Gilmar SL por empresas vinculadas a la Concejalía, constituyen el principal motivo de preocupación para Ros y su esposa, que este viernes declararon como imputados por un presunto cohecho.

Otras sospechas, sin embargo, se han desinflado con el transcurso de la investigación judicial. La Guardia Civil ha constatado que el importe de la celebración de la comunión de la hija de José Ros y Carmen M.G. se pagó, no por la firma Cespa -como se sostenía en la denuncia anónima-, sino con una tarjeta de crédito vinculada a una cuenta del matrimonio. Lo mismo que ocurrió, por otro lado, con los viajes realizados a Dubai y a Nueva York. Con lo cual esa línea parece quedar definitivamente cerrada.

Y en lo referente a 42 movimientos registrados en las cuentas de la pareja, que despertaron la atención de los agentes de la Policía Judicial al figurar todos ellos con el concepto ‘Gestión de cobro loterías y quinielas’, la entidad bancaria acabó confirmando que se trataba de un simple error, con lo que también se disiparon las sospechas de una supuesta vía de blanqueo.

En su declaración del viernes, asesorados por el letrado Mariano Bó, los dos investigados rechazaron el cobro de comisiones y aseguraron que los ingresos de Gilmar SL se correspondían con trabajos reales efectuados para diversas empresas.

Fuentes próximas al caso señalan que los representantes de estas mercantiles han sido llamados a declarar por el juez, con el fin de que ofrezcan explicaciones sobre las razones de esos pagos. No se espera, desde luego, que nadie reconozca haber pagado comisiones, tal como está redactado el delito de cohecho, que castiga tanto al que entrega la dádiva como al que la recibe.

Y hasta aquí, que se sepa, ha llegado la investigación sobre las presuntas andanzas de José Ros en sus tiempos de concejal del Ayuntamiento de Murcia. Básicamente con estos mimbres deberá el magistrado Augusto Morales armar su resolución final: la que exculpará definitivamente al más controvertido de los ediles de Cámara o lo conducirá de camino al banquillo.

 

ROQUE ORTIZ

 

NO LO CONOZCO personalmente pero he oído hablar mucho de este personaje que nunca debió estar en una lista inteligente para tocar poder en el Ayuntamiento, y aún menos para ocupar la concejalía que ostenta, pero el que manda hoy y así mismo mandaba entonces, y ya se sabe que el omnipotente dedo de Ramón Luis Valcárcel suele tocar el infinito, le tocó el hombro al alcalde PEPE BALLESTA, ex rector de la Universidad de Murcia y aficionado al buen baloncesto, para que el genio vociferante de Roque ocupara ese puesto, porque “estaba convencido el Sultán que era conveniente para el Partido Popular y su camarilla de mecenas que tanto ayudan para que Murcia crezca”. Estas palabras entrecomilladas no las he oído personalmente, pero seguro que fue así o mi comunicante está equivocado sobre lo que dijo Ramón Luis ayer y hoy, que ROQUE ES INTOCABLE.  

 

Pero dicho esto, para conocimiento general, mi  olfato profesional me dice que lo de verdad va en el choque entre todos, los unos y los vándalos, es derribar al alcalde BALLESTA, ya considerado por un amplio sector de la opinión pública murciana como el hombre fuerte que el PP necesita para no caer por los riscos de Sierra Espuña. Esta misma opinión la manifestó recientemente nuestro compañero José Juan Cano Vera, aquí, en MURCIA TRANSPARENTE, claro que como opinión personal pero basándose en su larga experiencia de periodista, ex director de varios diarios, y político, ex secretario general regional que se fue huyendo de la quema pepera cuando apareció la sombra fantasmal de Ramón Luis y su protector Aznar que no podía ver ni en pintura a Calero, porque le sobraba. A Aznar siempre le ha interesado rodearse de ignorantes y mediocres, algunos de ellos siguen en el machito.