INFORME SOBRE UNA SANIDAD PÚBLICA
El foco de atención sobre la Sanidad Pública de la Región de Murcia se debiera ir enfocando, sobre todo, se hace pero con parones incomprensibles, en los Centros de Salud y Consultorios, desbordados, en los que los médicos de Familia y personal auxiliar, tratan de superar el bache de carecer de los medios más necesarios y urgentes, como el aparataje cuando están atentos al diagnóstico contrastado y eficaz. Pese a tantos problemas y carencias, son profesionales accesibles, resolutivos y suelen resolver casi el noventa por ciento de los casos y consultas médicas diarias sin necesidad de derivaciones a los especialistas, los coroneles, que son penosas para los enfermos y familiares. Y regular las largas esperas de los enfermos que en el mejor de los casos reciben atención inmediata y el resto, frecuentemente una larga lista de recetas de farmácos sincronizados con las farmacias, que consumen los crónicos, la mayoría personas de edad avanzada jugando la prórroga de su largo partido para mantenerse con vida en penosas circunstancias, y recomendaciones a contracorriente de una Medicina cada vez más orientada hacia el aluvión de pruebas diagnósticas, tecnología punta carísima, polimedicamentados y transportados en vehículos no del todo adecuados, aunque mejores que en Guinea Ecuatorial.
La masificación es un martirio chino, a veces en recintos viejunos como los del Hospital Morales Meseguer, especialidad de oncología, desbordados en circunstancias personales que dan grima y claustrofobia. Esta masificación es a veces extrema cuando llega la plaga anual y sin resolver de la gripe, cuando los enfermos se mantienen durante excesivo tiempo en los pasillos, sin íntimidad de ningún tipo, ni siquiera para sus necesidades fecales, un horror, y llevamos decenas de años en parecidas circunstancias. O sobran enfermos o faltan hospitales, nos apuntaba irónicamente hace meses una doctora recién llegada al monstruoso edificio de la Arrixaca.
La masificación, el gran caballo de batalla a la estampida, es un peso insoportable, y es atendida por el colectivo médico más sobrecargados de la región, y así mismo el más numeroso, esos doctores de cabecera terminan extenuados, más que por el trabajo en sí, por la batalla del día a día y esa rutina que hay que vencer con imaginación y conocimientos.

SIGO.- Son unos 38.225 de los 210.000 doctores que ejercen en España, que muchos, demasiados, trabajan en precario, repetimos para que no se olviden a quienes corresponden poner soluciones concretas en los centros de salud y no en los titulares de la prensa murciana, casi en el anonimato y el debido reconocimiento de la opinión pública y publicada, un ingrato trabajo sin lucimiento reconocido. Son la fiel infantería de la Sanidad que a diferencia de los «cachitólogos», especialistas finolis, poseen una visión global del paciente. Cuando nos observan y nos escuchan pacientemente, no todos la verdad, hay excepciones sonadas, miran un corazón, un pulmón, un lunar. Nos ven a NOSOTROS, un ser humano que sufre. Son polivalentes, atienden en domicilios y hasta en urgencias, con cita previa y sin cita. Pese a disponer solo del catorce por ciento de los recursos sanitarios en un Sistema público que se vuelca con los hospitales -en Murcia no tanto- son considerados como de los mejores de la Unión Europea. Un gran ejército pero sin las mejores armas de combate para luchar a veces contra la muerte que ameneza a un ser vivo en circunstancias complicadas y alto riesgo.
Sí la Sanidad Regional que gestiona el Partido Popular está haciendo equilibrios en los andamios por lo que urge apuntalar las estructuras para que no se vengan abajo y tengamos lesionados. No es cierto que la Sanidad Regional que presta el SMS esté a la cabeza de la atención A LOS ENFERMOS, MÁS O MENOS GRAVES O A LA ESPERA DE UNA INTERVENCIÓN QUIRÚRGICA. El jueves último el compañero J.P. Parra, publicó un amplio informe que es un dolor de muelas o una paliza nocturna irresistible de una estenosis lumbar incurable, apuntando en su periódico, diario La Verdad, que «más de sesenta y siete mil pacientes-nosotros decimos que son más-están a la espera de ser atendidos, esperas máximas, lo que supone un daño añadido» a un enfermo que aguantando la ineficacia, que viene de lejos, socialistas incluidos, de altos cargos políticos o digitales de la Consejería, tiene que ser un valiente ante el temporal sanitario. Sería injusto culpar a los profesionales de la medicina que dentro de sus posibilidades hacen verdaderos esfuerzos para sacar a los enfermos vivos de las consultas.
En otra ocasión-para no impresionarles excesivamente de la herencia de veinte años de gobierno valcarciano y herederos-les detallaremos de pé a pá de los problemas que están surgiendo de los recluidos en las UCI españolas-Murcia se suma-que en ocasiones desgarran, mentalmente a los graves y críticos, más familiares vigilantes, con estancias prolongadas insoportables, claro que necesarias-que la nueva Medicina avanzada estudia en otras Comunidades Autónomas, sin déficits de nueve mil millones de billetes murcianos, con objeto de estirpar ese lunar inquietante que produce efectos colaterales de tipo psíquico. Y otro día hablaremos del misterioso mundo, caro y oscuro, de las derivaciones radiológicas a clínicas privadas que se forran, aunque con penosos resultados repitiéndose resonancias magnéticas y pruebas radiológicas que hacen colas en los hospitales, como en el «Morales Meseguer», que cuenta con un solo «bicho», con perdón, y frecuentemente en el taller de reparaciones. Un bochorno porque le puede llevar más de un mes para que te llamen a posar su cuerpo enfermo.
