La caída de Cristina Cifuentes y el vacío que deja en el cartel del PP para las elecciones de mayo de 2019 extienden entre los dirigentes del PP la idea de que solo una candidatura de peso ante la opinión pública, e incontestable de puertas adentro, podrá salvar al partido del desastre de fracasar en su principal feudo. No es solo José Manuel García-Margallo, la vieja guardia de los populares, destacados miembros del ‘aparato’ de Génova y barones veteranos señalan al banquillo del Consejo de Ministros, y más en concreto a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, como tabla de salvación en Madrid.

Los planes y objetivos del PP nacional para los comicios de dentro de un año saltaron por los aires con el caso del máster. Antes de que la ya expresidenta de la Comunidad se enredara en las explicaciones sobre su título, la aspiración de Génova era mantener el gobierno autonómico y recuperar la alcaldía de la capital. Cifuentes garantizaba la primera plaza en toda la región y podía ‘tirar’ de la candidatura municipal.

El nombre de Sáenz de Santamaría ‘sonaba’ desde el pasado año, la novedad es que la idea se ha generalizado en todos los estamentos del partido

Cifuentes era la principal valedora para que el vicesecretario general del PP, Pablo Casado, desembarcara en la política local como ‘número uno’ por Madrid. Ahora la aspiración de los populares es sobrevivir a la crisis del PP de Madrid y dar la batalla con lo que todavía consideran que son sus mejores armas: los pesos pesados del equipo de Mariano Rajoy. Casado se perfila como el presidente de una futura gestora para el partido en Madrid, pero no sería suficiente.

En fuentes del PP reconocen que la futura candidatura necesita a alguien de tanto peso como la ‘número dos’ de Rajoy en la lista por Madrid en las elecciones generales de 2011, 2015 y 2016: Sáenz de Santamaría. Y como diputada por Madrid y como hace todos los años, tiene previsto acudir el día 2 de mayo a la recepción de la Puerta del Sol que será presidida por el presidente en funciones, Ángel Garrido.

Si la vicepresidenta era citada antes como una baza segura para recuperar la alcaldía de la capital por su buena imagen, capacidad en la gestión ycualidades para hacer una buena campaña, ahora queda señalada en genérico para que protagonice el cartel, indistintamente para las autonómicas o para las municipales, pero como muestra de que el PP echa el resto y no da nada por perdido.

El índice de popularidad, clave

En los mismos medios recuerdan que los índices de popularidad que ofrezcan las encuestas a principios del próximo año serán un factor a tener en cuenta para la decisión final de las candidaturas para Madrid y en la decisión final que tome Rajoy. La vicepresidenta está ya más que auditada en ese terreno y, barómetro tras barómetro del CIS, cosecha la mejor valoración del gabinete.

El nombre de Sáenz de Santamaría para Madrid ‘sonaba’ en Génova desde el pasado año, la novedad desde la caída de Cifuentes es que la idea de hacer esa demostración de banquillo se ha generalizado en todos los estamentos del partido, y no solo entre sus presuntos adversarios como pueda ser García Margallo o el sector del ‘aparato’ que controla María Dolores de Cospedal. No se trata de empujarla para que se «foguee», para contrastar su valía como aspirante a la sucesión de Rajoy, como dice el exministro de Asuntos Exteriores, sino de resucitar al PP de Madrid con el fin de lograr una victoria, aunque los populares tengan luego que ir a medias con Ciudadanos, e incluso repartirse ambas instituciones.

Acostumbrada a ser citada como baza para ganar la alcaldía de Madrid, la vicepresidenta repite siempre que está a disposición del Partido Popular

Acostumbrada a ser citada como baza para ganar la alcaldía de Madrid, Santamaría repite desde 2015, cuando fue una alternativa a Esperanza Aguirre, que estará donde la ponga el partido. No obstante, en la Moncloa reconocían que sus aspiraciones eran otras, seguir en la vicepresidencia de momento, y apuntaban a Génova como fuente de instigación de su posible cambio de destino.

Rajoy no se plantea perder a su mano derecha, que es la columna vertebral del Ejecutivo. Sin embargo, la caída de Cifuentes ha hecho cambiar el panorama. Como admiten en la dirección nacional, de perder Madrid en mayo de 2019, la batalla por la sucesión de Rajoy en el Partido Popular no sería por seguir en la Moncloa, sino por la jefatura de la oposición después de los comicios generales del otoño o de principios de 2020.