ANA ABELENDA

 

Por la boca muere el pez, y el presidente del PP, a la vista de sus palabras y de un estilo retro que pisa fuerte de cara al 28A en lo tocante a la igualdad y la libertad de la mujer. No aborte la misión, señor Casado, métase en camisas de once varas para defender su territorio de la subida como la espuma de Vox. Hace bien en decir lo que le pide el cuerpo, aunque no sepa qué es llevar una vida en las entrañas. Qué embarazoso… «Es bueno que las embarazadas sepan lo que llevan dentro», instruye quien parece querer remontar la crisis demográfica de España como los cangrejos, recortando derechos, marcando las distancias y avivando fantasmas. «Si queremos financiar las pensiones, debemos pensar en cómo tener niños y no en cómo los abortamos», se lució Casado. 

Creo en la vida y el amor con una intensidad casi absoluta, pero si el futuro es un regreso al 85, mejor soltera que Casado, sin señor que presida la vuelta al pasado a motor paternalista.

Si te crecen los enanos, hazte oír, 8M, eres más que un día y una sigla, eres la expresión de millones de mujeres unidas.

Es de agradecer el desmarque de la secretaria de Igualdade del autor de una definición que no herirá la sensibilidad del maltratador, «esa persona que no se porta bien con las mujeres», pero sí la de cualquier ser consciente del lastre de la violencia.

Cabe aferrarse a las palabras de Feijoo («La igualdad es responsabilidad de todos») sabiendo que esta causa no tiene bandera política, pero debe estar sobre la mesa de lo público, como el primer plato de un futuro que no se hunda por la brecha.