Un último saqueo, una última mariscada, antes de que la Sacerdotisa del Santo Enchufe los lidere a la cola del paro
Se han acabado las gambas y los langostinos a muchas leguas a la redonda en la capital de Tiesaduría. Allí hay un cónclave de saqueadores, cuatreros, bandoleros, timadores, vividores, filibusteros y hermanos de la costa. Muchos tienen dientes de oro, el resto los llevan de acero, con ellos dan bocados a la tierra del sur, socavándola.
Hoy comienzan los fastos para el renacer de la acabada bruja del sur, Su Majestad Cateta, la más mala. Ha conseguido, a bordo de su escoba, sapos, culebras y murciélagos estas últimas semanas para preparar su pócima para embaucar a sus esbirros con su caja de dientes y su mirada chuki.
De primero gambas, jamón y de segundo caviar, angulas y langostinos. Eso son los temas a tratar. Van a comentar como atacar las rutas de comercio de la zona y seguir saqueando, como llevan haciendo durante décadas, a campesinos, obreros y comerciantes.
Los lumbreras, la guardia pretoriana de la Dama Negra Trepa, son los más lerdos de entre los zoquetes, selección natural, no quieren a otros. No han trabajado nunca fuera de La Familia, odian a los libros. Son soldados inútiles sin su chiringo, sus golpes de pecho y su caballo, siempre listo para el saqueo. Llevan décadas haciéndolo, pero con cara de preocupados, dándote palmadas a la espalda, como si les importaras.
No hay más, el agujero negro que engulle todo, la falsedad, la nada. Siempre que se reúne la marabunta decide en qué dirección van a morder a todo ser viviente para mantener su mirada vacía y sus palabras mentirosas, forzando acentos que nunca mamaron.
La Máxima Mediocridad, proyecto pequeño de brujita catetita, también estará. Junto a ella, saldrán de sus madrigueras distintos lugartenientes de su ama, la Trepaquenocesa. Jon Conejo, alias la feriainterminable, gran carapán, fumador de colillas y bebedor de vinate malo a cualquier hora, también cabalgará.
Mario Chisme Hez, la hez de la intelectualidad de Tiesaduría, siempre despreció los libros y sin embargo rico, muy rico. Algunos dicen que es tonto, ¿quizás los tontos seamos otros?
Ahora se preparan todos para una última carga en Balaklava, son los descendientes directos de Los Hunos, auténticos fenómenos, que te echan miradas en silencio, se sienten superiores, conjuradores y a la vez mastuerzos.
Se van a poner hasta las trancas de gambas, ácido úrico para todos, mientras adoran a su simbolo sagrado, el Gran Enchufe Dorado, que aferra una mano de acero.
Debajo del Enchufe, se sentará la fracasada en las guerras por el Trono, la Rosa Mustia y Negra del Sur. Vendrá acompañada de sus falsos tiesos, dando abrazos a las farolas, a lo que sea. Portarán sus ropas catetas, las que llevan cuando están en Tiesaduría, a lo Bienvenido Mister Marshall. Sin embargo, cuando la Gran Bruja va a la Capital de Avecrenia, donde está Mariano de Isengard, ahí se visten más modernitos…. porque tienen miles de modelitos de marca.
Su tierra es la de los señoritos decimonónicos, son los mismos, siguen controlando el cotarro, como en la época del dictador, y por supuesto a sus pregoneros y voceros, esos mercenarios que dan noticias en la plaza del pueblo, están bien pagados.
Pero en lo más hondo de sus cavernosas bocas y sus ojos sin vida, estos tiburones implacables, escualos y marrajos del ‘me lo llevo’, saben que se les acaba el chollo; que su jefa está acabada, que es una fracasada y una engañifa, ya no da ni bien los garrotazos en la crisma, su antigua especialidad, ni prepara buenos venenos. Insultó a todo el mundo y traicionó hasta su pueblo, todo por su interés personal, la han descubierto.
Los hunos de Tiesaduría, Avecrenia del Sur, la tribu más bestia y ladrona de Europa, perderá pronto el poder. Han saqueado tanto su tierra que ya no tienen ni pasto para sus caballos de acero. Ya no les quedan gambas que comer, morirán de inanición porque no saben comer otra cosa.
Hoy celebran su último acto, el canto del cisne, la oda a la faraona acabada, la máquina de dar golpes de estado.
Pronto, muy pronto, abrazafarolas, papasfritas y junlais, acabarán en la cola del paro, como todos. Entonces, solo entonces veremos, cuánto tienen de campesinos y obreros.