Varios asuntos de relativa importancia en la actualidad política local nos permiten visualizar los constantes roces que se esperaban para más adelante, entre los dos partidos que conforman la coalición de gobierno convenida tras el cacareado pacto del “buen provecho”. En los últimos meses los navajazos son ya tan profundos que las crónicas mejor documentadas hablan de posturas irreconciliables para lo que resta de legislatura, sea poco o mucho.

Cualquier parecido con la coordinación política y de comunicación que se nos anunciaba en los primeros compases del mandato es hoy pura ficción. Las relaciones entre algunos miembros del Equipo de Gobierno – portavoz socialista y ediles independientes – son cada vez más complicadas de un tiempo a esta parte, o entre uno y otro Alcalde, dirigidos desde los “despachos influencers”. ¿Se han preguntado cómo y quién mueve los hilos de este “lucrativo conglomerado de intereses”? Como toda condición absolutista es imprudentemente utilizada por el líder progresista contra los ediles de la oposición, y el vicealcalde Campillo ha descubierto a posteriori ese nuevo carácter dictatorial de su compañero de gabinete, o no, no le pillan por sorpresa las últimas “barrabasadas” del Regidor y su tropa. 

Nadie debe engañarse no obstante con estos destellos en forma de «rifirrafes», esa repetida palabra que tanto se usa en el manoseado periodismo adicto al “doping”. No estamos ante las guerrillas de un partido sensato que quiere hacer las cosas bien frente a su socio impulsivo y  poco experimentado que solo busca golpes de efecto ideologizados. En realidad son ataques de celos del PSOE al ver que le madrugan la acción de gobierno, porque en el fondo este partido centenario, aquí en Mazarrón, comparte las radicales soluciones podemitas diseñadas para asuntos nacionales, y subrayemos que se trata de éste PSOE sin rumbo, no del PSOE para el cambio al que todos creíamos conocer desde hace décadas.

¿O acaso le ha dado un ataque de responsabilidad a la oposición para frenar el compadreo del “sí pero no” al “no pero sí”, cuando ha dedicado años a impulsar la politiquería de conveniencia y el bipartidismo infiel? ¿O no lleva UIDM meses defendiendo lo mismo que PP y VOX estipulan en las cavernas mediáticas? ¿O no piensa también el PSOE igual que Podemos en la mayoría de temas sociales o culturales. No. La batalla no es por el fondo de las iniciativas, ni siquiera por las rumbosas coces al diccionario, frases mal interpretadas o errores por pagar “facturas desorbitadas”. La batalla es por quién rentabiliza las iniciativas. Se trata de discernir cuál de los dos socios en este gobierno bipolar lleva la voz cantante, porque en realidad los dos defienden los mismos intereses, pretensiones y voracidad de poder. La misma pancarta con el mismo eslogan les valdría a ambos…”cambiar todo para que nada cambie”.

En el mismo sentido, los acordes entre PSOE y UIDM en los dos años que dura ya el mandato de este gabinete bicéfalo se reducen a tres: el salario y gajes acordados, su cerrada defensa ante las críticas por la inoperante gestión ante la “red clientelar” institucionalizada, y la posición común y monolítica ante escándalos urbanísticos de sobra conocidos como Camposol, Bahía, Industriales, Playa Grande-Bolnuevo, etc. Pero estos entendimientos en los que ambas formaciones políticas han mostrado una sintonía envidiable se corromperán con los desacuerdos ya conocidos, y los que están por llegar muy cerca en el horizonte que volverán a colocar a los socios en posiciones enfrentadas.                                                                                                                                           

 

POST SCRIPTUM: “Solo los buenos sentimientos pueden unir, el interés particular jamás ha forjado uniones duraderas”.                

 

COLECTIVO “EN CLAVE TRANSPARENTE”