La verdad judicial se ha impuesto a la mentira mariana. Aquella mentira que se resume en dos frases ya históricas del que todavía, aunque parezca increíble, sigue siendo nuestro presidente: “Esto no es una trama del PP, es una trama contra el Partido Popular” y “todo es falso, salvo alguna cosa”. La sentencia dictada por la Audiencia Nacional este jueves demuestra lo que casi todos sabíamos, que en realidad todo era verdad… salvo alguna cosa:

1.- El Partido Popular se financió ilegalmente con comisiones que le donaban los empresarios a cambio de adjudicaciones de obra pública. Dicho de otra manera, se malversó dinero de todos los españoles para recibir mordidas con las que pagar gastos electorales, sobresueldos, etc.

2.- El Partido Popular tenía una Caja B con dinero negro procedente de dichas comisiones.

3.- Se ha confirmado por la vía judicial la veracidad de buena parte de los datos que aparecían en los llamados “papeles de Bárcenas”. Unos documentos en los que constaba que numerosos dirigentes del PP, empezando por el presidente del Gobierno, cobraron sobresueldos en dinero negro y que eran, por tanto, opacos al fisco.

4.- Rajoy era número 3, número 2 y número 1 del partido mientras se produjeron todas las ilegalidades.

5.- Los “casos aislados” no son los corruptos, sino los honestos. Prácticamente todos los actuales dirigentes del Partido Popular ocupaban cargos de responsabilidad cuando se produjeron los hechos. Todos los dirigentes actuales, sin excepción, han sido cómplices por activa o por pasiva. En el mejor de los casos han negado las evidencias, han defendido a los culpables y han mentido. En el peor han obstaculizado la investigación judicial, han destruido pruebas y han usado el aparato del Estado para intentar evitar que se conociera la verdad.

6.- Rajoy ha mentido en sede judicial, en sede parlamentaria y en los medios de comunicación. El presidente del Gobierno lleva una década liderando un partido que ha hecho de la mentira y de la huida hacia delante su único medio de supervivencia frente a la gangrena provocada por una infección masiva de corrupción.

7.- El PP usó su caja B para pagar a periodistas mercenarios. Ha quedado acreditado que los populares financiaron el medio de comunicación (por llamarlo de alguna forma) de Federico Jiménez Losantos. Rajoy y los suyos, por tanto, subvencionaron a un tipo para que difundiera la teoría de la conspiración sobre los atentados del 11-M; para que insultara a Pilar Manjón y a otras víctimas de aquel atentado; para que criminalizara a la policía, a los jueces y a los políticos que señalaban al terrorismo islamista como el único responsable de aquellos ataques; para que hoy amenace de muerte a los dirigentes de Podemos; para que insulte a las mujeres; para que anime a cometer atentados contra turistas alemanes; para que hable de la posibilidad de bombardear Barcelona…. Todo este odio infinito financiado por Génova con dinero, eso sí, de todos los españoles. No es un tema menor aunque pase desapercibido entre tanta miseria.

Gürtel es solo una pata de la multipédica alimaña corrupta que ha sido el Partido Popular. Lezo, Púnica, Palma Arena, Brugal, Auditorio, Imelsa, Faycán… Ignacio González, Jaume Matas, Francisco Granados, Francisco Campos, Eduardo Zaplana, Rodrigo Rato, José Manuel Soria, Ana Mato, Pedro Antonio Sánchez… Listas interminables que son de sobra conocidas por los españoles y también por las fuerzas políticas que nos representan.

En cualquier país democrático la oposición habría levantado un cordón sanitario para aislar a un partido corrompido como es el PP. A veces se nos olvida que desde diciembre de 2015 Rajoy no cuenta con mayoría absoluta y si sigue en el poder es gracias a los egos, el tacticismo y la ineptitud de sus adversarios políticos. De una u otra manera todos los partidos, todos, tienen su parte de culpa en que hoy estemos como estamos: gobernados por el primer partido que ha sido condenado por corrupción en toda la historia de nuestra democracia.

A la hora de repartir responsabilidades la palma se la llevan los hombres y mujeres de Albert Rivera. Las gafas rojigualdas con las que Ciudadanos contempla nuestro país le permitirán hartarse de ver españoles, pero les impide distinguir a un solo corrupto. Ya provoca hasta risas escuchar al líder de la formación naranja decir este jueves que “habrá un antes y un después” en su relación con el Gobierno tras la sentencia de la Gürtel. ¿Un antes y un después como ocurrió tras la imputación o el encarcelamiento de cada ministro, presidente autonómico, parlamentario, alcalde o dirigente popular? ¿Un antes o un después que se traduce en una dimisión cosmética encaminada a que todo siga igual? Imagino que Rivera ya habrá encargado otra encuesta para decidir cómo actuar tras la sentencia. Si en esto consiste la nueva política, sugiero que Ciudadanos proponga como candidato al presidente de Metroscopia.

En las últimas semanas el PNV ha competido duramente con la formación naranja por obtener el premio al partido hipócrita del año. Durante meses se comprometió en mítines, ruedas de prensa y entrevistas a no apoyar los presupuestos si el Gobierno no levantaba la aplicación del artículo 155 en Cataluña. Unas cuantas enmiendas le han servido a Montoro para comprar el alma del nacionalismo vasco. La formación jeltzale sabía además que la sentencia de la Gürtel se conocería horas después de que sus diputados se retrataran en el Congreso. Nada les importó. Íñigo Urkullo y los suyos han demostrado que sus principios y su ideología, al igual que la de los parlamentarios regionalistas canarios, se mide únicamente en euros.

El PSOE tampoco puede eludir su parte de responsabilidad en la situación actual. Su abstención fue decisiva para que Rajoy continuara como presidente. Pedro Sánchez tuvo unos meses de gracia tras su renacimiento en los que pudo vivir de sus críticas hacia el “no” con que Podemos frustró su investidura en marzo de 2016. Esa excusa dejó de valer hace mucho tiempo y, especialmente, desde que la formación morada se comprometió a apoyarle si daba un paso adelante. Los socialistas, cada día que ha pasado sin presentar una moción de censura, también se han convertido en cómplices, en segundo grado, de M. Rajoy.

La sentencia parece haber movido algo. Habrá que ver si estamos, una vez más, ante fuegos de artificio o esta vez va en serio. El PSOE anuncia que, por fin, este viernes abrirá el debate sobre la posible moción de censura. Podemos le anima a presentarla lo antes posible. Ciudadanos se toma su tiempo, probablemente, para ver qué dicen las encuestas. No teníamos que haber llegado hasta aquí porque todo lo que ha ratificado la Audiencia Nacional ya lo sabíamos. España, esa España con la que algunos se llenan la boca, no merecía pasar por estos años de vergüenza y delincuencia institucional. Es tarde, pero sigue siendo el momento de que toda la oposición se una para echar a los corruptos. A estas alturas basta con que se pongan de acuerdo en sacar a Rajoy de la Moncloa y convocar elecciones generales. El que no esté por la labor se estará convirtiendo en un cómplice más de Correa y de Bárcenas. Es tarde, pero tiene que ser ahora.

 

 

 

FUENTE: ELDIARIO