Un resumen en el que analiza cada una de las “acciones criminales” que la familia desplegó desde 1990 y que le han proporcionado durante estos años un enriquecimiento ilícito de hasta 290 M
La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional ha entregado su informe final sobre el clan Pujol. Un resumen en el que analizan cada una de las “acciones criminales” que la familia del ‘expresident’ de Cataluña desplegó desde 1990 y que, según apuntan, les ha proporcionado durante estos años un enriquecimiento ilícito que asciende a los 290 millones de euros. Además de analizar centenares de operaciones irregulares, desde el cobro de comisiones hasta el asesoramiento imaginativo a cambio de prestaciones, pasando por un blanqueo masivo de capitales, la UDEF ha descrito su modo de actuación. Una organización criminal asimilable a la mafia que actuaba a través del miedo.
El informe, al que ha tenido acceso El Confidencial, describe cómo funcionaba el clan. Con violencia. En este caso —dice— la violencia física es inexistente y lo que acuñaron los Pujol fue una forma de coacción en el ámbito civil. Los agentes adscritos al Juzgado Central de Instrucción 5 de la Audiencia Nacional, que dirige José de la Mata, han recabado multitud de testimonios de personas “que han manifestado su temor, que no han querido denunciar conductas porque desde entonces estarían ‘muertos civilmente‘, y les sería imposible continuar con su modo de vida en Cataluña”.
El temor que producían los tentáculos todopoderosos de ‘la familia’ llegaban, por supuesto, al más alto nivel de la Administración pública catalana. Y utilizaban esa ascendencia “para dificultar la vida de quienes se opusieran a su ‘modus vivendi”. “Ha sido la práctica diaria”, dice, contundente, la UDEF. En procedimientos ajenos al caso Pujol aunque ligados íntimamente, como es el del 3%, se evidencia que este método se extendió como una mancha de aceite por la propia Administración autonómica.
“Ejercieron actitudes coercitivas hacia los funcionarios para cumplir con los designios políticos, y favorecer a empresas que pagaban comisiones“, indica el extenso informe, que supera las 200 páginas. “La coacción constituye un medio de desarrollo tradicional de los grupos criminales y su utilización tiene diversos objetivos, atendiendo a las víctimas u objetivos a quienes va dirigida: cumple fines disciplinarios cuando se ejerce hacia miembros propios de las organizaciones; fines defensivos cuando se dirige a miembros de instituciones públicas, agentes de control o sujetos pertenecientes a otras organizaciones; y fines comerciales cuando los actos violentos constituyen acciones necesarias para el desarrollo del negocio ilegal”.
En este caso, la actuación más peligrosa si cabe, debido a que se alimentaba de una corrupción que los Pujol convirtieron en endémica y que alcanza la política y el mundo empresarial. Casos como el ya histórico de Banca Catalana son, en opinión de los agentes “una muestra patente de los peligros de la transversalidad de la acción de un grupo organizado sustentado en la corrupción política, que pretende legitimar su acción”.
Los Pujol y Convergència, Convergència y los Pujol coexistían casi como un todo. Su relación con el poder y los espacios de vulnerabilidad existentes en el sistema institucional y político local así lo facilitaron. En un papel esencial, el hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, el tesorero oficioso de CDC que se embolsaba parte del dinero que obtenía gracias a ese temor y a las conexiones a altos niveles de la familia.
“Ejercieron actitudes coercitivas hacia los funcionarios para cumplir con los designios políticos y favorecer a empresas”
Estos dos factores permitieron que el clan formulara políticas, obtuviera información estratégica y se garantizara una protección sólida, siendo además la lucha contra este tipo de conexiones muy difícil desde dentro de la propia Administración autonómica. “Donde las redes se solidifican es porque hay un entorno que tiende a aceptar y excusar la corrupción, aun cuando la propia corrupción genera un entorno que tiende a justificarla o disculparla; una vez solidificadas las redes, es posible incluso la sustitución de miembros de la red por otros nuevos que cumplen funciones semejantes”.
Así, cuando el primogénito no pudo continuar al cargo, otro tomó el testigo. “El relevo fue asumido por Oriol, si bien los acontecimientos truncaron el ideario”, indica la UDEF. Todo por uno de los aspectos que considera probado la policía. El negocio requería “continuidad y tradición”. “La vocación de permanencia en lo ilegal, en este caso, no puede ser más clara, puesto que además de los 23 años que se mantuvo Jordi Pujol Soley como máxima autoridad política, gubernativa y administrativa en Cataluña, desde antaño fue introduciendo a su hijo Oriol, quien sucesivamente fue ganando cuota de poder”.
Del padre al hijo se contagiaron, imitaron como en un espejo los mismos esquemas conductuales, “inclusive más acentuados”. Las conexiones a lo largo de más de 30 años con actividades de corrupción han sido una constante. Han sido innumerables los procedimientos judiciales en los que han estado inmersos, y no solo los miembros del núcleo familiar sino inclusive los colaboradores más cercanos, como era el caso de los más cercanos partícipes en la actividad política del ‘expresident’.
La conclusión de los agentes es que sus actividades no han sido acciones delictivas ocasionales y oportunistas. Más bien, toda una metodología implantada que ha venido funcionando de forma recurrente, y que ha impregnado la actuación de múltiples representantes públicos, desde los noventa hasta la actualidad.
FUENTE: PARALALIBERTAD