La Comunidad Autónoma de Murcia no tiene capacidad ni atractivo suficiente para ofrecer facilidades a los empresarios que huyen del fuego separatista. Ni siquiera una logística.»Estamos en mantillas en el campo de los transportes, y el AVE ha entrado en un pervertido conflicto envilecido por los partidos. En los inicios de la protesta ciudadana, comprensible y atinada se ha llegado a la violencia callejera que parece provocada por agitadores necesitados de armar mucho ruido. El problema se les ha ido de la mano a los engañados vecinos. Segundo. ¿Qué coño va a ofrecer el Gobierno regional murciano si a sus propios empresarios, desde los autónomos a las medianas empresas los deja una y otra vez abandonados y el problema del agua entre otros sigue sin resolverse, agudizado en los últimos veintisiete años con polémicas estériles. Problema gravísimo que ha arrastrado otro catastrófico como el hundimiento del Mar Menor como atracción turística en donde se ha impuesto el caciquísmo sobre los intereses regionales del mundo de la hostelería y se ha empezado a perseguir a los pequeños propietarios de apartamentos hasta por la vía tributaria regional loca por recaudar. Sigue el aeropuerto cerrado y aquí no se mueve una hoja porque en cuatro años hemos tenido cuatro presidentes regionales e infinidad de consejeros y altos cargos que no han dado continuidad a una gestión eficaz», exclaman con cierto sentimiento de desolación comprensible.
«Así no se crean puestos de trabajo y nadie quiere invertir en Murcia. Vamos a tener que sumarnos a las regiones que pidan la independencia a ver si nos oyen o irnos a otras Comunidades que progresan rápidamente. Hasta Almería nos está superando en el campo del turismo y la agricultura.Solo nos llaman para contarnos historias que provocan risa, y a los presidentes de la Patronal, los engañan con falsas promesas. Ya veremos el futuro que nos espera con este que nos ha dejado la camarilla de Valcárcel, inmersos en una crisis muy singular, a la murciana.» Toda una bronca en regla y de libro.
Ni entramos ni salimos, nos quedamos de piedra y doctores tiene la santa madre Iglesia para decidir si hay que elegir entre el diálogo con los golpistas o enseñarles los dientes.Frente a los que tratan de burlarse de la ley, aplicarles la ley. El peor síntoma, noticia que nos llega, es que entre los agitadores y extremistas se ha filtrado la extrema derecha, como ha pasado en Alemania, Francia, Turquía y Grecia. Si hay que buscar un culpable lo encontraremos en La Moncloa, pero son más, incluyendo a la todopoderosa vicepresidenta que ha diseñado una estrategia leguleya en un país en el que todos no somos iguales ante la Ley. En otra nación, señora Soraya, los golpistas estarían sentados en el banquillo de los acusados hombro con hombro con los responsables del desbarajuste por incompetencia manifiesta, que no se si está tipificado en el Código Civil o solo en las urnas del pucherazo de los golfos catalanes que han conseguido dañar la imagen de España, acosada así mismo por los delincuentes que han abanderado la corrupción conjunta.