Nunca tuve confianza en la Europa de los mercaderes. Los sátrapas de la usura y el préstamo con dicterios a su favor, me recuerdan viejas y dramáticas historias que siempre terminaron con la revolución de los parias. Y es que entre morirse de hambre o morirse luchando en las calles, me quedo con lo segundo, a estilo Revolución Francesa o Revolución Bolchevique.
Europa no es de los ciudadanos. Es el cortijo de una minoría con cuello blanco. Son los señores que controlan desde sus yates al FMI, BCE, comercio con China, explotación de África. Y cuando hace falta, se organiza una guerra para mejor proveer de las industrias correspondientes. A los alemanes ya no les hace falta fabricar los mejores tanques, ni la mejor aviación de combate, ni mucho menos V1 y V2. Les basta con el control de las instituciones de la Unión Europea. Incluso, manejan con mando a distancia la corte «suprema» que debe garantizar la justicia para todo el espacio sobre el que legisla Bruselas.
¡De Aurora Boreal No se me ocurre otra expresión. A los golpistas del proceso con declaración para la República de Cataluña, los protegen, miman, señalan con respeto y son tratados mejor que los pobres exiliados de las guerras, esos seres humanos víctimas de la geopolítica para una elección miserable: o morirse en sus países, entre ruinas y armas químicas contra la gente, o morirse ahogados en una patera mareante que forma parte del negocio de las migraciones clandestinas.
Ahora resulta que no sólo han logrado internacionalizar el conflicto entre España y Cataluña, es que se permiten enmendar la soberanía de nuestros tribunales de justicia. Nos preguntamos. ¿Acaso la Administración de justicia no supo hacer bien los deberes?; ¿Acaso no pintamos nada en las instancias de la Unión?; ¿Acaso desde Alemania, y aunque no lo confiesen, siguen pensando que el sur de Europa no existe, o que somos inferiores al norte?
Pero dada la situación, dada la chulería del hombre con el estropajo en la cabeza. El que despreció a estilo yanki a nuestro Presidente. Dada la conducta de Bélgica y Alemania, lo mejor es que alguien se plantee de nuevo el euroescepticismo. Yo vivía mucho mejor con las pesetas en mi bolsillo. Con el poder adquisitivo de aquellas rubias. Con una economía dónde sector primario, consumo interno, turismo, y el binomio trabajo-salario eran capaces para evitar el crecimiento insoportable de la pobreza en España.
Y como a perro flaco todo son pulgas, llegan los hijastro de Wilfredo el Velloso, y ponen jaque-mate en el tablero de la unidad de España que acontece desde el siglo XV. Si bien lo intentaron, la última vez en 1934, contra la República Española; asunto resuelto sin artículo 155, pero con la energía y dignidad que requería el evento.
Centrémonos en las últimas noticias. Ahora resulta que Puigdemont es un protegido de los jueces alemanes. Ahora resulta que rebelión o sedición, requieren de sangre en las calles. Ahora resulta que se abre la Caja de Pandora en los Estado de Europa. Así que barra libre para cualquier illuminati que se proponga intentarlo, sabrá que su aventura sale gratis, Europa lo protege. Debe ser la versión siglo XXI de aquel grito de 1968: «¡la imaginación al poder!».
Pues bien, que les den…Es la hora de echar del país a quienes nos roban, insultan, ofenden y amenazan. ¿Quieren ser una República Bananera al sur de Europa?. Pues de acuerdo. Pero con tres condiciones. Que devuelvan lo que deben. Que se les apliquen los aranceles para sus productos, con el fin de proteger a los nuestros. Que no se les ocurra traspasar las fronteras con esa España a la que tanto odian.
Lo malo es que este país sigue en malas manos. La clase política sigue mintiendo. La clase política sigue haciendo demagogia. La clase política se ensaña con el paisano y protege al patricio. Llegado a este punto ¿Que ha quedado del 15-M?. ¿Qué hay del bipartidismo rancio, cañí y corrupto?. Los que están ahora son los herederos de los anteriores en un macabro cumplimiento del principio de Murphy -cualquier situación por mala que sea, es susceptible de empeorar- Una vez más y como antaño, estamos ante un modelo del siglo XIX. Sólo no falta una «Carlistada».
Si no hubo declaración de República. Si lo que hablaron el «honorable» y el «guapo», tiene dos versiones distintas. La de quien asegura que en todo momento puso en La Moncloa el derecho irrenunciable a la independencia, y los intérpretes oficiales del Gobierno que desde TVE aseguran que las conversaciones fueron sobre la revisión del Estatuto, sólo me cabe señalar que hubo un diálogo-cháchara de dos horas y media. Sigo apostando que en Cataluña se prepara una Diada para el 11-S de «chúpame dómine». Puede que hasta veamos el desfile de la victoria. Es decir, una parada militar en la Diagonal de Barcelona, con los Mossos de Escuadra rindiendo honores a la nueva República, mientras pubillas y hereus, con sus mejores atuendos bailan sardanas y desde Montserrat se reza un Tedeum dando gracias por la revancha a la guerra de secesión. ¡Ah!, que no se me olvide. No es lo mismo vivir en Barcelona que hacerlo en la Cataluña profunda. La del somatén. La del catalán como único idioma. Lo digo para que aquellos españoles visitantes de la Costa Dorada o de la Costa Brava, no se crean que pueden ejercer como españoles. ¡No es no!. Son unos turistas tolerados como los holandeses, franceses, italianos y rusos. Nada más.
Lo primero que debemos saber es cómo piensan pagar la deuda. Lo segundo como piensan comportarse con los «charnegos». Lo tercero que clase de canonjía reservan para la estirpe de sus héroes, me estoy refiriendo al honrado Pujol y su prole.
Con lo fácil que sería aplicar la ley, la Constitución Española, los Códigos que se deben aplicar para truhanes y malandrines. Y, por último. No pido que se vayan. Pido que los echemos de una p… vez.