La Santa Sede pide impuestos a las operaciones en los paraísos fiscales y anima a los ciudadanos a «votar con la cartera»
El Vaticano arremete contra los desmanes del capitalismo financiero, al que considera en gran medida responsable de la gran crisis que, desde 2008, sacudió el planeta entero. Una de las lecciones que extrae de estos años es que «ese potente propulsor de la economía que son los mercados es incapaz de regularse por sí mismo».
La Santa Sede defiende la primacía de la política sobre la economía, al tiempo que constata «la urgencia de una coordinación supranacional», y cuestiona un modelo capitalista en el que la actividad financiera ha quedado desvinculada de la economía real, dando rienda suelta a prácticas especulativas que ponen en peligro «la estabilidad económica de millones de familias» y de «países enteros». Se habla incluso de «verdaderos carteles de connivencia» entre las élites financieras mundiales, calificadas nada menos que de «asociación para delinquir».
«Votar con la cartera»
El título del documento en latín, como manda la tradición (Oeconomicae et pecuniariae quaestiones), contrasta con la cantidad de términos anglosajones como securitizations, credit default swap o finanzas offshore, fieles indicadores del grado de detalle en que entran estas Consideraciones para un discernimiento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico y financiero, según reza el subtítulo del texto.
Otra novedad es que, junto al responsable del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Integral (el organismo vaticano encargado de cuestiones sociales), el cardenal Peter Turkson, aparece la firma del neocardenal Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Se trata de un «gesto importante», en palabras a este semanario del presidente de la Fundación pontificia Centesimus Annus-Pro Pontifice, el español Domingo Sugranyes, que refuerza el mensaje de que «la doctrina social no es una materia optativa», sino parte integral de «la fe» y de «la evangelización de la Iglesia». Algo –añade– en lo que han insistido «todos los Papas desde León XIII», pero que a algunos todavía les cuesta asumir.
El mismo grado de concreción se encuentra en las diversas propuestas que lanza el documento, aprobado por el Papa el pasado 6 de enero, aunque presentado más de cuatro meses después. Entre esas medidas figura «un impuesto mínimo sobre las transacciones offshore [los llamados paraísos fiscales] para resolver gran parte del problema del hambre en el mundo» o «establecer comités éticos, dentro de los bancos», que reorientaran la actividad de las finanzas hacia su verdadero fin, que es el «servicio a la economía real».
También hay apelaciones al ciudadano de a pie, animándole a «votar con la cartera». «Frente a la inmensidad y omnipresencia de los actuales sistemas económico-financieros, nos podemos sentir tentados a reasignaros al cinismo y a pensar que, con nuestras propias fuerzas, no podemos hacer mucho», ya que, «en realidad, cada uno de nosotros puede hacer mucho, especialmente si no se queda solo», se argumenta.
Para ello se anima a «un ejercicio crítico y responsable del consumo y del ahorro», evitando por ejemplo adquirir «bienes de cadenas productivas donde es normal la violación de los más elementales derechos humanos».
En lo que respecta a los estados, hay un rotundo llamamiento a sistemas fiscales más equitativos que pongan coto a la evasión fiscal de los más poderosos y cumplan una función auténticamente redistributiva de la riqueza, atajando el aumento de la brecha entre ricos y pobres, o entre quienes acaparan los bienes y aquellos que viven de su trabajo.
La miopía del corto plazo
«Este es un tema que nos afecta a todos», destaca el responsable de la fundación vaticana encargada del estudio y promoción de la doctrina social. «Como consumidores, acreedores o deudores, todos tenemos algún papel en la economía. No se trata de predicar a los demás, sino de que cada uno revisemos nuestra propia actuación», resalta Domingo Sugranyes.
El presidente de Centesimus Annus destaca en particular la apelación a los agentes económicos a conciliar la «búsqueda de rentabilidad» y la «responsabilidad social». El documento vaticano apela, en particular, a la cultura empresarial que promueven incluso las más «prestigiosas escuelas de negocios», recompensando la búsqueda inmediata del beneficio. Esto lleva a actuaciones que, «si bien a corto plazo aseguran grandes ganancias a los directivos y accionistas, terminan por propiciar la aceptación de riesgos excesivos y dejar a las empresas debilitadas y empobrecidas de las energías económicas que les habrían asegurado perspectivas adecuadas de futuro», se lee en el texto.
Se genera así «una cultura profundamente amoral (en la que con frecuencia no se duda en cometer un delito, cuando los beneficios esperados superan las sanciones previstas) y contamina seriamente la salud de cualquier sistema económico-social».
Todo ello –según el diagnóstico de la Santa Sede– se fundamenta en una visión «de cortas miras acerca del hombre, entendido individualmente, prevalentemente consumidor, cuyo beneficio consistiría más que nada en optimizar sus ganancias pecuniarias».
En esa misma línea, se afirma que «el bienestar debe evaluarse con criterios mucho más amplios que el producto interior bruto (PIB) de un país», incorporando otros parámetros como «la calidad de la vida social y del trabajo». En definitiva –se insiste–, «debe buscarse siempre el beneficio, pero nunca a toda costa, ni como referencia única de la acción económica».
FUENTE: ALFAYOMEGA
El liquido Juan XXIII, cambios en Secretaría de Estado, Papa Francisco a Sicilia, Chile sigue, el matrimonio liquido, visitas sorpresa.
Los italianos son muy aficionados a exponer al culto los cuerpos de los santos que al no gozar de buen aspecto se los cubre con máscaras de cera. El efecto teatral es enorme y enfervoriza la devoción popular que puede así ver al santo de sus devociones. Juan XXIII es un caso más y al ser paseado se están disolviendo sus manos creando una gran polémica. Ya se están preparando otras manos de cera e imaginamos que no estamos lejos que tener problemas con el rostro. Es noticia en todos los periódicos y en todos los sentidos.
El neo Cardenal Becciu es nombrado para la Causa de los Santos. La noticia de los grandes medios no es donde va sino que deja la Secretaría de Estado que sigue siendo el verdadero centro de poder y hoy más que nunca. El próximo 2 de junio cumple 70 años. Su nombramiento para santos era un rumor que circulaba desde hace años y que se ha demostrado cierto. Las otras posibilidades están abiertas y veremos otras sustituciones. El Papa Francisco parece que no quiere nombrar a personas que van más allá de cinco años y este es un caso más. El pasado de Becciu tiene pasajes demasiado oscuros, con tintes parisinos y romanos, y todavía recordamos la confesión propia de que estaba siendo investigado por el defenestrado y, casi encarcelado, primer y último revisor general. Deja de controlar los hilos internos de la gendarmería y del tribunal y esto le puede exponer al frío exterior. Imaginamos que encontrará alojamiento en zona extraterritorial por si acaso.
Con motivo del asesinato de Dom Pino Puglisi el Papa Francisco anuncia su visita a Palermo. Es el conocido como el cura antimafia. Sin duda escucharemos duras condenas y excomuniones a los mafiosos, como es de rigor, y será muy interesante ver a quienes saluda el Papa Francisco. En Sicilia las palabras sirven de poco y menos si vienen de una visita de un día, la vida diaria es lo complicado y la mafia sigue controlando la isla con gran señorío.
La iglesia en Chile es está disolviendo en medio de la continua polémica en torno a los casos de pedofilia y homoxesualidad. Hoy tenemos la noticia de que el canciller del Santiago de Chile, su capital, dimite y se autoacusa. Chile se está convirtiendo en el paradigma de lo que puede suceder en otros sitios. El silencio es cada vez más terrible. En Chile sus obispos han presentado su renuncia un masa, en otros episcopados parece que están desaparecidos también en masa. Argentina está cerca y los signos de contagio empiezan a verse con el riego de que afecte personalmente al Papa Francisco que desde 1992 fue auxiliar y desde 1998 titular de Buenos Aires y donde la gestión de casos similares a Chile fue muy parecida a lo que ahora se persigue. Los afectados están crecidos y empiezan a dar la batalla.
Mejor una separación matrimonial que una guerra mundial. Si el tema del aborto es apreciable por algunos cardenales de peso de defender la indisolubilidad matrimonial no se acuerda ni el papa. La desaparición de la familia hace las sociedades mucho más vulnerables y a las personas mucho más débiles y manipulables. Los problemas siempre ha sucedido pero partir del escenario de la separación como solución no ayuda. La separación apaga el fuego pero la casa queda destruida. La generalización del llamado divorcio católico no está ayudando nada a ver el vinculo matrimonial como algo serio y duradero sino como una situación temporal.
Ayer vivimos otra de esas visitas sorpresa, con luz y taquígrafos, a la famosa periferia romana del Papa Francisco. Visitas sorpresa muy preparadas por Fisichella que había donado previamente una gran caridad de libros a la biblioteca del centro en nombre del papa.
FUENTE: INFOVATICANA