Los agricultores de la Región de Murcia han mostrado su preocupación por la falta de agua de riego, ya que «hasta ahora se ha consumido un 90% del caudal asignado», y las producciones de uva de mesa en la Región «se extienden hasta finales de año».
Por ello, advierten que viven una «dramática situación, tanto por los precios al productor por debajo de costes, como por la falta de agua, que nos asegure el riego de las producciones existentes hasta finales de año». «Sin duda, lamentan, una situación que refleja la agonía y la desolación que vive el campo murciano».
COAG, en su balance de los seis primeros meses del año, analiza por sectores la evolución y comportamiento de cada uno de ellos. Así, en relación al sector apícola este año puede considerarse, de manera excepcional y tras varios años muy difíciles, como «positivo», tanto en lo que se refiere a la producción como al precio percibido por los apicultores.
Lo que se debe a las lluvias que se produjeron en la Región durante los meses de diciembre y enero, que han proporcionado la floración necesaria para la producción de miel. Y, por otro lado, a la sequía que viene asolando otras zonas de España, que ha reducido las producciones en esas zonas.
En cuanto al sector del tomate, en este ejercicio la producción se ha desarrollado en unas condiciones normales, con algunos problemas que, en cierto modo, se reiteran varios años, provocados por un exceso de humedad. Sin embargo, los precios de venta han estado por debajo del nivel habitual en otros ejercicios.
El sector de fruta dulce ha obtenido una producción completa, en torno a 500.000 toneladas en Murcia, que no una superproducción, ya que no han sucedido episodios importantes de adversidades climáticas como heladas o pedrisco, que han castigado en años anteriores esta producciones.
Sin embargo, desde el inicio de la campaña y por las «maniobras» de las cadenas de distribución, «que han retrasado intencionadamente sus campañas de venta para provocar la acumulación de producciones en origen a las que no se podía dar salida, se ha forzado una importante bajada de precios de comercialización con la que ha arrancado la campaña y que ya se ha mantenido prácticamente hasta el momento actual».
Este colapso de los mercados fabricado por estas cadenas de distribución «ha provocado también que más de 20% de la producción cosechada no haya podido ser comercializada, ya que este mercado sólo absorbía las categorías extra y primera, debiendo ir al destrío las categorías y calibres inferiores».
En estos momentos, y cuando ya queda tan sólo en torno al 20% de la producción, los mercados están empezando a normalizarse y los precios en origen están en torno a los 60 a 70 céntimos por kilo que, con la productividad de las variedades que se recogen en esta fecha, sí vienen a cubrir costes de producción.
Sin embargo, el restante 75 u 80% de la producción que ya se ha comercializado «no ha cubierto, ni de lejos, estos costes, colocando al sector en una situación muy dedicada».
Cultivos leñosos tradicionales
En cuanto al sector del almendro, esta campaña se prevé en la Región una producción alrededor de 30% superior a la del año pasado, en la que los árboles venían sufriendo las consecuencias de heladas y sequías de años anteriores.
Esta producción prevista, en torno a los seis millones de kilos de pepita de almendra, puede considerarse casi normal, si bien no se acerca al óptimo potencial productivo para las plantaciones de la Región, que podría situarse en torno a los 11 millones de kilos.
No obstante, los episodios recientes de pedrisco en la zona del Noroeste y las posibles consecuencias del estrés hídrico que comienzan a sufrir las plantaciones, al igual que en el caso del viñedo y olivar, «podrían tener aún un efecto negativo sobre estas producciones previstas».
Por lo que se refiere al viñedo, las lluvias que se produjeron durante el pasado invierno y hasta el mes de abril han permitido recuperar las viñas y se espera que este año se obtengan unas producciones normales, en torno a 10 ó 15 por ciento superiores a la del año pasado, entre 80.000 ó 90.000 toneladas; si bien las altas temperaturas que se han producido y la sequía que comienza a hacerse muy patente «puede tener su reflejo en una bajada de estas previsiones de producción».
En el caso del olivar, las previsiones de cosecha son, por el contrario, inferiores a la del año pasado, debido a la «vecería» de este cultivo, pues como los árboles que el año pasado cargaron una mayor producción, este año la verán reducida, previéndose entre 35000 a. 40.000 toneladas.
Además, los intensos calores de finales de primavera y primero de verano han tenido lugar en una época de cuaje de este cultivo, de manera que se están desprendiendo y cayendo al suelo mucho frutos de los árboles.
Por lo que se refiere a la campaña de cereales y otros cultivos herbáceos de secano en la Región, la producción que se obtenido en este ejercicio puede situarse en torno a un 60 ó 70 por ciento o de lo que sería una producción normal, pudiendo alcanzar entre las 55.000 a 60.000 toneladas, ya que los cultivos se han visto afectados por los cambios anómalos en las temperaturas que se han producido durante su crecimiento, con un principio de invierno anormalmente cálido, seguida de unos episodios de bajada importante de temperaturas, así como por el retraso en la lluvias primaverales que permite finalizar la cosecha.
Finalmente, el proceso de producción de uva de mesa ha evolucionado de forma normalizada durante el primer semestre del año, con producciones de calidad para los mercados.
Los agricultores advierten de «una bajada alarmante» de los precios de salida, al productor, supuestamente por el «colapso de los mercados» con producciones del norte de África, que «nuevamente dejan absolutamente desprotegidas a las producciones de los agricultores de la región», por lo que temen que el «descalabro de precios» que se ha vivido en las producciones de fruta de hueso «se extienda al sector de uva de mesa y arruine totalmente al sector».