Poco a poco se va concretando el protocolo que se llevará a cabo para atender a los 60 inmigrantes que el próximo miércoles llegarán a Barcelona a bordo del ‘Open Arms’, después de que Italia los rechazase tras ser rescatados. Los 60 náufragos, entre los que viajan cinco mujeres y cuatro menores, dos de ellos sin acompañantes adultos, recibirán un trato similar al de los rescatados por el ‘Aquarius’ que arribaron al puerto de Valencia, incluyendo un permiso temporal de 45 días por el que no serán trasladados al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca.
Así se ha decidido en la ‘cumbre’ que responsables de la Delegación del Gobierno en Catalunya, de la Generalitat, del Ayuntamiento de Barcelona y de la Cruz Roja han celebrado este lunes para preparar el operativo de acogida a los 60 inmigrantes y repartir responsabilidades: según avanzó el secretario de Igualtat, Migracions i Ciutadania de la Generalitat, Oriol Amorós, una comisión de coordinación liderada por el Estado y la Generalitat, una de gestión de la llegada al puerto coordinada por el Estado y otra de acogida liderada por la Generalitat.
La nueva delegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera, avanzaba ayer que el desembarco será «rápido, discreto y respetuoso», mientras el coordinador del Plan Ciudad Refugio de Barcelona, Ignasi Calbó, se felicitaba por la concesión del permiso por razones excepcionales: «Es una satisfacción porque hemos visto la predisposición de tratar el tema con interés humano».
El Ayuntamiento de Barcelona, el Estado y la Generalitat ha ofrecido sus servicios de acogida, que serán utilizados en función de las circunstancias de cada uno de los recién llegados y que estos días ya están trabajando a pleno rendimiento: solo en la madrugada del lunes llegaron en autobús, y fueron derivados a equipamientos municipales, más inmigrantes procedentes de Andalucía (73) que los que transporta el barce de Proactiva.
Por su parte, el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona Gerardo Pisarello ha asegurado que los inmigrantes «no volverán a ningún lugar que no sea seguro, de origen o de paso, como es el caso de Libia», de donde partió la embarcación a bordo de la cual fueron localizados, ni tampoco a los «agujeros negros» que son los CIE.
El origen de los refugiados
En total, los refugiados a bordo del ‘Open Arms’ son ocho palestinos, ocho de Sudán del Sur, tres de Mali, cinco sirios, uno de Burkina Faso, otro de Costa de Marfil, cuatro eritreos, ocho egipcios, tres de República Centroafricana, dos de Camerún , dos etíopes, seis libios, ocho de Bangladesh y un guineano.
Técnicos del Ayuntamiento de Barcelona mantendrán entrevistas con cada uno de ellos para conocer el perfil de los inmigrantes, sus necesidades y los recursos y habilidades de que disponen, mientras que los menores no acompañados serán derivados a los servicios de menores de la Generalitat.
El Ayuntamiento de Barcelona ya ha anunciado que brindará apoyo jurídico gratuito a todos aquellos que deseen solicitar asilo político y les facilitará su entrada en el programa estatal que lo gestiona, aunque muchos de ellos ya han expresado su deseo de viajar a otros países europeos, donde tienen familiares o conocidos.
Plazas de acogida
Los técnicos de los servicios sociales aún no han decidido en qué lugar serán acogidos inicialmente los inmigrantes, si en los equipamientos habilitados por el Ayuntamiento o en otros municipios catalanes que también disponen de plazas de acogida.
Se espera que el barco en el que viajan los inmigrantes llegue al Puerto de Barcelona entre las 10 y las 12 horas del próximo miércoles.
Las 60 personas fueron rescatadas por el barco de Proactiva Open Arms el pasado viernes en aguas internacionales frente a Libia, cuando viajaban hacinadas en una balsa neumática.
Aviso a las familias
Los 60 inmigrantes que viajan a bordo del barco ‘Open Arms’ han podido avisar a sus familias, por vía telefónica, que se dirigen a Barcelona y la mayoría están ilusionados por una nueva vida en Europa.
El director de Open Arms, Òscar Camps, ha explicado este lunes que los inmigrantes están más tranquilos conforme se alejan de las costas de Libia «porque les aterrorizaba que pudieran ser deportados allí». Los miembros de la tripulación del Open Arms han colgado algunos tuits en los que explican la «centralita improvisada» que han montado con los teléfonos móviles cuando pasan por zonas de cobertura para que los inmigrantes, como S.B., de Guinea Conakry, pueda llamar a su familia.
«Después de tanto tiempo sin poder llamar a casa, escuchar su voz y que sepan que está bien es reconfortante. Y tenemos cola, mientras aguante la cobertura», explica la tripulación del barco de rescate.
La tripulación también ha difundido en las redes sociales algunas fotografías sobre cómo pasan las horas los inmigrantes a bordo del Open Arms, como la de una familia de Eritrea, que se entretiene jugando al parchís porque «son muchas las horas de viaje que les esperan hasta llegar al puerto de Barcelona».